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-Está muy bueno, Sinu. Había olvidado lo rico que eran tus comidas. -exclamé sonriéndole a la mujer.

Estaba devorando la comida que se encontraba en el plato, realmente sabía delicioso.
Y sí, había decidido pasar la tarde con mis suegros, pues a mi parecer, no debía hundirme en mi apartamento, aquello sería malo para mi.

-Y dinos, Dua, ¿qué tal el trabajo?. -habló Alejandro.

Todos hablábamos o preguntábamos cualquier cosa de cualquier tema, sólo para evadir el tema doloroso que nos rodeaba en aquel momento.

-Todo bien, realmente no tengo novedades ni noticias sobre eso. -confesé mirando al hombre que tenía su mirada posada en mi. -¿Y tú? ¿Algún chisme para contar?.

-Quizá ningún chisme, pero me está llendo bien en el trabajo, creo que éste momento es mi momento... Me refiero, al trabajo. -le dediqué una sonrisa al hombre.

-Qué bueno, Alejandro, me alegro por ti. -dije para seguir con mi comida.

Por un instante me olvidé de lo que había ocurrido, algo que, agradecí, pues hoy me había sentido muy vulnerable.

-Alejandro, ¿te dijeron algo en el hospital? -rompió el silencio Sinu.

Al escuchar aquella pregunta puse mi mirada en Alejandro, ambas lo mirábamos expectantes esperando su respuesta.

-Si no hay complicaciones la darán de alta. -fueron sus palabras.

-¿No es muy rápido?. -preguntó Sinu con su ceño en confusión.

-Los doctores dijeron que no hay complicaciones respecto a su salud. -expresó Alejandro.

-Pero, la pérdida de su memoria es parte de su salud... Pienso que esos doctores son una mierda.

Y sí, en ese momento pensé en voz alta.

-Sólo debemos pedirle a Dios, con el favor de Dios todo saldrá bien. -esa había sido Sinu.

-Claro. -fue mi simple palabra.

Terminamos de cenar e intenté hacer mi mejor papel de cortesía y agradecimiento lavando los platos.
Luego de eso me senté en la sala en compañía de la pareja, con un rico postre de pastel de chocolate.
En éste momento empezamos a hablar de política, de la naturaleza, o de cualquier tema, sólo para olvidar lo que estaba sucediendo, cómo había repetido anteriormente.

Ésta vez sí lo habíamos logrado, pues pudimos reírnos en algunas ocasiones.

Para mi se había hecho tarde, pues faltaban quince para las once de la noche, y mi casa no quedaba muy cerca.

-Está la habitación de Camila, puedes dormir ahí, no tenemos ningún problema. -Sinu dijo por tercera vez intentando convercerme de quedarme, pues creía que había mucho peligro a éstas horas de la noche.

-Nuevamente te agradezco, Sinu, pero debo ir a mi casa, tengo que hacer unas cosas del trabajo y no me agradaría que aquello se me acumulara. -mentí.

Y es que no quería quedarme ahí, lo agradecía pero, sinceramente quería estar sola.

-Bien, te dejaré irte ésta vez... Ten cuidado, y manda un mensaje cuándo hayas llegado a tu casa. -asentí agradeciéndole, para segundos después darle un cálido abrazo.

-Nos vemos luego, Dua. -dijo Alejandro. Me despedí también y salí de la casa.

Caminé hasta una avenida que estaba cerca y ahí esperé un taxi, para mi suerte, aquella espera no duró ni diez minutos.

La noche era fría, el cielo estaba nublado y habían pocas personas en las calles, tenía sentido, era domingo.

Me identificaba con ésta noche, pues me sentía sola, perdida, vulnerable...

-Hemos llegado, chica. -el hombre me sacó de mis pensamientos.
Saqué dinero de mi bolsillo, específicamente cinco dólares, se los entregué y salí del taxi, no sin antes darle las gracias y desearle buena noche.

Con rapidez me dirigí al edificio de mi apartamento, pues tampoco podía decir que no corría peligro a éstas horas de la noche, no.

Al instante que crucé la puerta de mi apartamento, sentí el calor que esa emprendaba. Sentí satisfacción al oler el aroma de mi casa.

Me saqué mi abrigo y lo tiré al sofá. Caminé hasta mi habitación y encendí las luces, la habitación no estaba del todo ordenada, más bien, aquello parecía un basurero.
Con lentitud empecé a deshacerme de mis prendas.

Al estar sólo en ropa interior el frío recorrió mi cuerpo, por eso, no dude en colocarme mi pijama más suave.

Cerré la puerta de la habitación y me dirigí a la cama, rápidamente metiéndome en ella.
Quizá duré algunos minutos buscando el control que encendía la tv, pues no recordaba en dónde lo había dejado.

Pude encontrarlo y encendí la tv, estaba FOX. Realmente muy extraño en aquel canal, Harry Potter no era una saga que pasarán mucho ahí.

Me cubrí con las cobijas y cerré mis ojos. Oía como Harry, Ron y Hermione hacían planes para acabar con el tipo calvo que no tenía nariz, no recordaba cómo se llamaba.

Me sentía tan sola que había dejado el televisor encendido, sólo con la finalidad de sentirme un poco acompañada.

Sólo agradecí que me hubiera quedado dormida rápido, pues no quería que mi mente se llenara de pensamientos.

Flashblack's. - DuamilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora