[20]Al compas del ritmo

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Al filo de una cama se encontraba lo que parecía un alma solitaria y perdida, tenía el corazón abandonado, la mente ajena y la mirada parecía viajar en la inmensa habitación. De pronto un compás de repente chillo desde la oscuridad, le pedía a gritos que no se desvaneciera, ella seguía allí quieta; hasta que la absorbió y comenzó a danzar a ritmo capcioso y caprichoso, tenía esperanza de que la melodía parara, pues la absorbía completamente; aunque a su alma le parecía algo asombroso pues brotaba gran felicidad al mover cada extremidad al compás del ritmo. En ese momento ella se sintió ajena, se sintió que no era sí; no paraba de lanzarse contra la pared, de balancearse contra todo a su paso, era como si cada melodía de aquel sonido la hipnotizo, la sedujo, la atrapo, la poseyó. Sin embargo en el intento de parar, el sonido se intensificaba como queriendo acabar con la cordura de aquella alma que realmente creía que no estaba dispuesta a tal sacrificio; cuando cayó al suelo creyó haber acabado, pero se levantó y sintió como quemaba su garganta, tenía una fuerte necesidad de seguir danzando de seguir sintiendo cada ritmo, cada paso, como si se tratase de vida o muerte, cualquiera diría que aquella alma estaba tan feliz, tan llena de vida; pues sus pasos y la forma en como los manejaba era tan increíbles, tan en concordancia a la melodía, era como si estuviera en sintonía con cada nota musical de aquel sonido, sus pies se movían como si pudieran tocar la partitura, cada pausa, cada bajo, cada alto, pues parecía que con solo el movimiento ella desprendía tantas emociones, tantos sentimientos, que hasta ella misma los sintió, ella misma creía que no necesitaba decir alguna palabra para descifrar lo que quería decir con solo pasos cuidadosos y bruscos a la vez. Una vez que se acostumbró no se sintió sola, se sintió acompañada pues creía que alguien la ayudaba a flotar y sentirse libre con cada movimiento; ya no se sentía perdida, pues se sintió que con cada paso ella se acercaba cada vez más a su destino; ya su corazón estaba cálido, ya se sentía vivo y su mente se concentraba en no caer, en no perecer, mientras su mirada le mostraba como seria volar mientras se baila, y le mostraba desde lejos como ella bailaba en ese momento... Entonces comprendió, cuando el sonido se detuvo, que ese conjunto de notas armonizadas no la atrapo, si no que ella lo llevaba por dentro todo este tiempo, pero que solo no se había tomado el tiempo de averiguar lo que la hacía sentirse de esa forma en cómo se sintió cuando la música la llamo.

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