El aeropuerto estaba extrañamente vacío. Mi ciudad no era precisamente el centro metropolitano del mundo, pero siempre que había ido allí había movimiento. Aquella madrugada no.
Nate aparcó el coche en el parking, y entramos por las puertas automáticas que conducían al interior.
Mi madre estaba allí sentada, con mirada preocupada.
-¡Kate! - se levantó a abrazarme -. Oh, dios, estaba muy preocupada.
-Pero, mamá, ¿quiénes eran esas personas? - dije devolviéndole el abrazo.
Mi madre se separó de mí y me agarró por los hombros.
-Escúchame, Kate. Tienes que escuchar a Nate. Tienes que hacer todo lo que te diga. Por favor - me agarró la mano -. Es por tu bien.
-Estoy cansada de que nadie me dé explicaciones - refunfuñó -. Pero lo haré. Oye, ¿adónde vamos?
Mi madre y Nate sonrieron a la vez.
-Bueno - rio Nate -, nos vamos de vacaciones.
Le miré sin comprender.
Mi madre se sacó dos billetes de avión del bolsillo trasero del pantalón. Miré el papel.
Destino: Londres.
-¡¿ESTÁS DE BROMA?! - grité, emocionada.
Me olvidé del coche que nos había seguido por el camino y abracé a mi madre, emocionada.
-¡Gracias, gracias, gracias!
-No me las des a mí - rio, mirando a Nate.
Me separé de ella, aún emocionada.
-¿Tú has...?
Nate asintió.
Le miré divertida.
-No está mal.
Soltó una carcajada.
-No es por aguar la fiesta, pero el vuelo sale en media hora. Deberíamos ir yendo ya - anunció Nate.
Cogí a mi madre de la mano.
-Prométeme que vas a estar bien. Que los dos vais a estar bien. Tú y papá.
-No te preocupes por nosotros - me dio un beso maternal en la frente -. Intenta no ser demasiado mala.
Nate y ella se despidieron con un movimiento solemne de cabeza. Nos dijo adiós con la mano mientras nos dirijíamos a la terminal.
No me lo podía creer, ¡me iba a Londres!
La perspectiva de irme del país fue perdiendo atractivo conforme las preguntas se iban formando en la cabeza. Intenté preguntar otra vez a Nate, pero me dijo que no me diría nada hasta que subiésemos al avión. Nate, que siempre era tan serio y parecía tan seguro de sí mismo, miraba de un lado a otro, como si alguien le estuviera siguiendo.
Cuando ya estuvimos sentados en los asientos, dejó esperar un suspiro de alivio. En el avión no había muchas personas: nadie escucharía nuestra conversación.
-¿Vas a decirme ya...? - noté como el suelo se movía bajo mis pies -. ¡Nos movemos! - dije emocionada.
-¿Nunca antes has montado en avión?
-¡No! ¡Pero es una pasada!
Botaba en mi asiento de la emoción. El avion despegó y se me taponaron los oídos.
-¡Estamos por encima de las nubes!
Estaba empezando a amanecer. El sol se colaba por encima de las nubes, que parecían hechas de algodón. Fue una de las visiones más bonitas de mi vida.
ESTÁS LEYENDO
Sombras II: Renacer.
Teen FictionOBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE BAJO EL CÓDIGO 1412242833329. ADVERTENCIA DE SPOILER. SI NO HAS LEÍDO "SOMBRAS" NO LEAS LO QUE VIENE A CONTINUACIÓN. Segunda parte de "Sombras". Renacer. Después de la muerte de Ezra, el mundo parece sonreírle a Kate...