Deseo Prohibido (Michaentina 💜)

Cincuenta y siete (1)

Michael

{Días después...}

Los sentimientos me están volando directo al cielo, no tengo control y me encanta, simplemente me encanta estar así. Ella está marcando mi corazón totalmente, cada día la amo más.

Su forma de ser me enamora, ratos a su lado, noches a su lado, a veces siento que me falta más tiempo para decirle todo lo que la quiero, decirle lo bien que me hace sentir.

No hace tanto tiempo que formalizamos nuestra relación pero para mí es como si desde el primer día lo hubiéramos hecho, tanta conexión, química y comprensión entre los dos.

Valió la pena lo difícil que fue para hoy en día estar como estamos.
Estoy lleno de su magia.

«Vivir intensamente obliga a parar el reloj, a no pensar en otra cosa más que en lo que se está experimentando. El tiempo es el que es.»

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Estuve una hora más o menos peleando con el despertador hasta que me di por vencido. Como siempre perdí la batalla y me senté en la cama, rendido. Me froté la cara con mis dos manos y largué un bostezo.
Con esfuerzo logré levantarme de la cama para caminar hasta las cortinas, las abrí y el sol impacto fuerte en mis ojos.

Tomé unas toallas de arriba de una mesita pequeña, caminé hasta el baño y lo preparé para darme una ducha. Busqué la ropa que me pondría y dejé la cafetera haciendo un poco de café.

Tardé un par de minutos, salí, me vestí y me coloqué un poco de perfume en el cuello y sobre la camisa.

Tomé una taza y serví café hasta la mitad, le puse dos cucharadas de azúcar y revolví. Tomé un par de sorbos mientras metía algunas cosas necesarias en un bolso, luego de pasar a buscarla tenemos que ir al estudio para el primer día de grabación de el videoclip, estoy más que contento porque lo estuve esperando muchísimos días y al fin se va a dar.

Escuche mi celular sonar y corrí hasta el cuarto, golpeándome contra las paredes como habitualmente en la mañanas me pasa.

Llegué a la mesita de luz y vi su nombre en la pantalla, instantáneamente se me dibujo una sonrisa. Puse la pantalla sobre mi oído y esperé que hablara.

—Hola bebé.— soltó con su voz ronca, se me erizó la piel en un microsegundo.

— Mi amor, buen día, ¿Amaneciste bien?— pregunté tiernamente, amo estás charlas al comienzo de el día.

— Bien, ¿Vos?.. recién me desperté y ya tengo bastante sueño así que mi día no arrancó muy bien que digamos.— la escuche reír.

— Bien, tomando un cafecito, en un rato paso por ti.. ¿Te acuerdas?— temí a su respuesta.

— Si obvio, te espero.. desayuno y ya me alisto. No demores.— Soltó en tono de reclamo.

Después siempre es ella quien demora y nos hace llegar tarde a todos lados pero bueno.. yo le sigo el juego.

— Claro que no princesa. Nos vemos al rato. Te amo.— dije tomando un sorbo de mi café.

— Yo mucho más...— Soltó dulce y cortó la llamada.

[...]

Estacioné en el cordón frente a su casa, apague el motor y guarde las llaves en mi bolsillo. Baje y me dirigí a la puerta. Luego de unos largos pasos llegué y toque timbre. Pasaron unos segundos y la puerta se abrió frente a mi. Ahí me la encontré. Aún sin alistarse, con un buzo mío que le queda como hasta las rodillas, el cabello hecho un moño y sin maquillaje. Para mí hermosa.
Siempre hermosa.