Capítulo 3

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Las chicas seguían a Yosafire hacia el Jardín hasta que pudieron escuchar una voz a la lejanía.

— Vaya, que mundo tienen aquí. Bastante jodido, si me preguntan — hablaba para sí mismo el demonio de las gafas — ¡No pongas un agujero aquí! ¡Nos descubrirán! — esta vez hablaba con el murciélago a su lado — Si alguien nos ve, será malo. Vamos a lo profundo del bosque bajando por ese camino — dijo señalando el camino.

— ¿Quien era ese? — pregunto Froze a Yosafire.

— Ese es el murciélago que me atacó pero del chico no se — respondió Yosafire.

— Llamaré a Etihw — dijo Froze — Hola, soy Froze. Justo ahora vimos al murciélago que atacó a Yosafire y a un demonio cómplice — hizo una pausa — Si, el bosque cerca del Jardín. Por lo que escuché parece que se fueron a lo profundo — otra pequeña pausa — Entendido los perseguiremos.

Las chicas entendieron que debían de seguirlos por lo sospechosos que eran y se dirigieron hacia el bosque.

Mientras más caminaban menos flores habían, más árboles habían y más caminos.

— ¿Será este el camino correcto? - pregunto Yosafire.

— Dijeron que irían profundo en el bosque , así que no veo donde más puede ser — respondió Froze.

— ¿No son estos los bosques perdidos? — pregunto con miedo Macarona.

— Seria mejor si voláramos — comentó Rawberry.

— Esta lleno de árboles. Será difícil buscar desde el cielo — Froze le interrumpió.

— Ademas, yo no puedo volar — le recordó Yosafire.

— Apurémonos — ordenó Froze.

Las chicas se adentraron en el Bosque Perdidos y mientras caminaban encontraron una llama en su paso.

— ¿Que hace esta llama aquí? — pregunto Macarona.

— Ellos debieron de dejarla, no deben de estar muy lejos — dedujo Froze.

Las chicas continuaron atravesando el bosque y llegaron al Bosque Encantado en el cual había otra llama en el paso.

— ¿Aquí no se rumorea qué hay fantasmas? — pregunto con miedo Macarona.

Nadie le hizo caso a Macarona y continuaron con su búsqueda en el Bosque Encantado.

Más adentro del bosque. Otra llama.

Un poco más dentro del bosque había un ángel.

— ¡Wodahs! — exclamaron las chicas.

— Al parecer se adelantaron, ustedes quédense aquí — Wodahs desapareció.

Wodahs siguió al demonio hacia un agujero en el suelo y saltó en este.

— ¿Quién demonios eres? — le pregunto el demonio de las gafas a Wodahs — Estamos acabados — le dijo al murciélago.

— Eso lo pregunto yo — contestó Wodahs muy furioso.

— Hey, hey, no hay necesidad de molestarse amigo.

— No escaparan de mi — dijo Wodahs.

— Pense que les dije que fueran muy cuidadosos — dijo una voz desconocida que resonaba por todo el lugar — Comiencen a destruir todas esas piedras.

El demonio desconocido agarro a Wodahs y lo comenzó a torturar.

Las chicas llegaron donde estaba el agujero pero para cuando llegaron ya no había nada.

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