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17, 02, 2016 | 08:33 AM

El sol se atravesaba por aquellas ventanas en las que previamente se reflejó la luna.
Ahí yacían dormidos los hermanos Montgomery. El mayor en una cama provisoria que le prestó el hospital, sabía exactamente porqué. Y la menor en la cama, irradiaría una sensación de ternura y necesidad de protegerla en cualquiera que la viera. Dormían tan plácidamente que a primera vista se podría jurar que estaban muertos.
Sobre todo por la apariencia de la alpina.

Observen, que sala más pulcra. El piso reflejaba cualquier objeto, como si fuera un espejo encuadrado, como si fuera el salar de Uyuni y las paredes blancas y finísimas daban la impresión de ser hechas de cartón por lo delgadas que eran. Todo esto en suma manifestaba una elegancia extraordinaria, muy a pesar de ser una habitación de hospital relativamente pequeña. Pero, ¿cómo soportaban esas delicadas paredes blancas esa televisión vieja y ese pequeño estante?
¿Cómo Meglory soportaba el peso de su vida? ¿Cómo?

— Spriiing.

Una voz masculina inundó la sala. La figura de bata blanca se aproximó lentamente a Springtrap; era el doctor O'Malley. A estas alturas, Springtrap estaba despierto.
Bueno, mejor dicho en un limbo entre la conciencia y el sueño.

— Doc... ¿cómo está Meg? —ya estaba levantado.

— Bueno... tiene dos costillas rotas, moretones a lo largo y ancho de todo su cuerpo, las venas de la nariz en su mayoría rotas, la mejilla izquierda inflada cual globo, el tobillo derecho roto..., ¿quieres que siga?

Por suerte el licenciado tenía tacto, de lo contrario seguiría ennumerando las lesiones de Meg —provocadas por Fox— y también tendrían que operar a Spring de los nervios.
Su molestia se podía ver desde la luna, era obvio. Nadie tocaba a su princesita.

— N-no...  —el rubio tartamudeaba contrayendo su aire, el poco que podía respirar. La rabia e impotencia no le permitían hablar correctamente—, no gracias doc.

— Ha sido el novio, ¿no?

«¿Acaso todo el mundo lo sabe? Vieja chismosa, aparte de deberme la paga, va y le cuenta todo a medio mundo. ¡Y de seguro a la otra mitad también!» pensó.
En efecto, Spring. Todo el mundo lo sabe.

— Sí... —oh claro; y a él le encanta que le haga eso a su hermana cada que se está recuperando, claro— ésta vez sí lo mato...

— Yo solo quiero que ambos estén bien. Pero..., las cuentas no se pagan solas.

— Sobre eso... yo le pag...

— No, estropajo, no. Tú y Meg son como hijos para mí, me dolería más a mí cobrarles que a tu orgullo aceptar mi oferta.

Touché.

— De acuerdo... le prometo que será la última, de eso, me encargo yo.

— Ya ya. Vamos, hay que despertarla.

Ambos voltearon a ella, pero en Springtrap había algo notoriamente diferente. Toda la rabia que acumuló se desvaneció como por arte de magia.
¿Tienen idea de lo hermoso que es ser primogénito? Para él, era tener un regalo del cielo.

— Gracias, Jhon —era como el padre de ambos. Y la razón por la que el hospital le había ofrecido una cama provisoria sin cargo extra.

— De nada, estropajo. Y perdón que mi madre no te pague, yo ya lo hago.

Rieron. Por unos segundos... estaba feliz.

***

— Esta vez sí te pasaste.

Sangre [Foxangle]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora