Sangre [Foxangle]

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—Meeeeeeg —sacudió un poco a su hermana.

Ella centraba su atención en el murmullo del viento que aún estando con los ojos cerrados, en ese estado de semi-conciencia; escuchaba al estar su camilla tan cerca de ésta. Le infundía un no sé que, una esperanza.

Pero no pudo haber dormido peor, tuvo una pesadilla. Aún visualizaba su tortura.
Her sweetie torture.

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16, 02, 2016 | 11:41 PM.

Un fondo sonoro de bachatas, "reggeaton lento" entre otros géneros musicales sonaba, mientras personas bailaban en un pesado y obscuro ambiente de discoteca. Las luces de colores eran cegadoras y los parlantes ensordecedores. En el ambiente lúgubre, pocas eran las personas que aún seguían cuerdas, entre tanta bailarina exótica que había, tantos trajes brillantes, elegantes esmoquins ...
Se preguntó, ¿por qué demonios estaba ahí?

— Fox..., vámonos ya, ¿sí? Por favor... 

Dijo en el tono más dulce que podía con tanta frustración dentro, sin embargo él pareció ignorarla. Como si su presencia le diera igual, o le incomodara.

— Señorita Montgomery, nadie le impide retirarse sola.

Esas palabras quebraron del todo a Mangle. El tono que usó, sus gestos, su forma de decirlo... la rompió. "¿Tan poco le importa lo que me pase?", pensó.
Por su parte, el pelirrojo se limitó a voltearse dándole la espalda retomando su divertida charla con sus amigos. Entre ellos, el más responsable Freddy que estaba igual o más incómodo que Meg.

— Pero... no falta mucho para media noche  —empezó a sentir al todopoderoso miedo recorrer sus venas, al enfrentarlo con lo que iba a decir— y no... quiero irme sola... ¿Qué tal si algo me ocurre?

— Me tiene sin cuidado.

Como no tenía expresión alguna en su rostro al afirmar eso, bueno. Iba a salir sola.

Se levantó de aquel taburete plateado y dejó a un lado el grupo de Fox y sus amigos.

Mientras caminaba cabizbaja, pasaban por su cabeza un sinfín de sentimientos, de pensamientos. De lo poco que él había hecho por demostrar que la amaba. De que tal vez (lo más probable) le fue infiel. Lo poco que le importa su relación sentimental.

Aquel líquido salado se deslizó por sus mejillas.
Divisaba en su cabeza la imagen de Fox y  Chica juntos... ahí se iba otro pedazo de su corazón a la nada.

— ¡Fíjate por dónde va...! ¿Meg?

Como iba navegando en pensamientos, chocó con una figura masculina ya estando lejos de Fox. Este no parecía ebrio. Es más, le resultaba conocido.

Castaño oscuro, moreno, alto... Deuz.

Le alegraba que estuviera con ella. Así también se iban juntos, esperó.

— ¡Deuz! ¿Qué... qué haces aquí?

Intentaba parar de llorar pero sus ojos la delataban. La alpina no bebía, todos eran conscientes de eso. Sus joyas color avellana hipnóticas a las que llamaba ojos no podían estar rojas por beber alcohol en exceso, simplemente no era algo que vendría de ella.

— ¿Estás bien, Mangle?

No.

— Sí... sí, sí. Todo bien, todo bien. Je je je je —esa risilla fue más falsa que afirmar que las aves nadan.

— No, no lo estás. Quieres..., ¿quieres que te lleve a casa? Traigo mi auto y de paso aprovechas a contarme lo que sea que te haya pasado.

Como no tenía otra salida y el ambiente se ponía más pesado cada vez más con el asqueroso olor a cerveza que desprendían las botellas al abrirse y el pésimo aliento bucal de los borrachos del lugar, obviamente accedió. Solo asintió levemente, bajando la cabeza y con la moral por el suelo.