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Como se puede sentir amor por alguien más si no podemos amarnos a nosotros mismos. Claro que ese no era problema mío.

-Plagg tras…

-espera un momento Adrien, aun no me das mi porción de queso correspondiente de media noche. –replicaba de camino al parque donde me ocultaría.

-no estés jugando, ya te di todo lo que tenia

-¡ay, está bien! –expreso resignado.

-Plagg transformación.

Corrí por el parque hasta llegar a su casa, trepe por la fachada hasta su terraza. Ella estaba ahí aun con el hermoso vestido que traía puesto en la fiesta mirando a la luna.

-Chat que alegría, esperaba verte desde la mañana

-lo siento princesa tenía otras cosas que atender. –ella sonrió cerrando los ojos. –por cierto te traje esto. –le entregue una cajita rosada.

-veamos que tiene Chat Noir para mí. –cantaba juguetona mientras abría la cajita. –No… -se llevó la mano a la boca. –no debiste.

-claro que si

-esto debió costarte una fortuna.

-no tengo problema

-es hermoso. –por fin estaba sosteniendo la hermosa joya entre sus manos. –una mariposa blanca.

-yo la diseñe, especialmente para ti. –tome su mano entrelazando nuestros dedos. –es lo mínimo que puedo hacer por ti.

-no digas eso. –parecía totalmente apenada con sus mejillas rosadas. –no tendrías por qué darme algo así. –busco con la mirada aquella joya soltando mi mano.

-para mi princesa solo lo mejor. –en ese momento recordé que no le había entregado el regalo que Adrien debía darle. – ¿mi regalo fue el mejor?

-por supuesto que sí. –decía alegre al caminar hacia el barandal.

-¿incluso más que el de tu novio? –indague siguiéndola.

-terminamos hace dos semanas. –comento con una voz apagada.

-pero ¿Por qué? , ¿Se enteró que Chat Noir era su competencia y se rindió? –pregunte curioso ante su respuesta.

-no gato tonto. –rio. –en realidad yo termine con él. No puedo quitarle la oportunidad de ser feliz.

-¿no era feliz con mi princesa?

-si lo era, pero ahora su carrera como artista no le da tiempo para estar conmigo. Y yo no me iría de gira con él, porque solo en parís esta la escuela de diseño a la que quiero asistir. Mientras él estudia con maestros particulares. –termino con un hermoso puchero.

-¡si! –cante victorioso al saber que ella asistiría a la misma escuela que yo.

-¿eh? –parecía confundida.

-que eso significa que estas libre, pero no por mucho. –solté una sonrisa pícara.

-no, te equivocas. Quisiera tener un tiempo solo para mí. –se recargo en el barandal dejando caer sus mejillas sobre la palma de su mano. –estoy a punto de comenzar una nueva etapa, seguramente conoceré más personas y puede que…

-¡ahhh no! –la tome nuevamente por la muñeca. –tu serás algún día mi esposa y no se diga más.

-gato tonto, ¿Cómo seremos pareja si ni siquiera se tu verdadera identidad?, además recuerdo que babeabas por Lady bug.

-sí, pero ya no. –desistí. Muchas veces me rechazo y aunque  el tiempo pasó sentía dolor al recordarlo.

-¿yo te gusto?

-eso no lo dudes. –ella tomo la joya regresándola a la caja.

–la usare en un momento especial.  

-si lo dices por el día de nuestra boda

-claro que no. La usare en la graduación

-¿y sabes con quien ir?

-un chico de la escuela me pidió ir con él, aunque aún falta un mes para eso.

-yo te llevare. –o Adrien lo hará

-claro que no. –dijo burlona. –tú no puedes ir, sería un total desastre si me ven llegando con el héroe de parís.

-te estaré esperando ese día.

-gracias.

Regrese a casa luego de eso. Estaba cansado y debía dormir pronto y regresar a ser Adrien.

Ese día no tenía alguna obligación ni trabajo, estaría libre. Busque el álbum de fotografías de mi madre de los últimos días como modelo. Estaba orgullo de ella, ese sentimiento era latente al ver el álbum o cuando alguien mencionaba su nombre. En cambio el sentimiento era totalmente diferente al escuchar “Gabriel Agreste”, ¿Por qué?, cuando había surgido eso en mí.

-Nathalie. –la llame por el teléfono. –podrías traerme el desayuno a mi habitación

-claro. –respondió de inmediato

-no olvides el queso. -recalque

-no lo hare.

¿Qué podría sentir ella?, siempre estaba pendiente de mi padre, podría ser solo su empleo, pero nunca he visto a alguien que sea así de entregado, incluso no toma descanso. ¿Qué habrá detrás de esa mujer inmutable?

Me recosté  sin playera en el sofá contemplando las enormes nubes de lluvia detrás del ventanal. Plagg seguía dormido. Mi teléfono resbalo de mi mano cuando deje caer mi peso sobre el mueble. En unos momentos ella entro con una bandeja repleta de comida. Había olvidado tocar. La coloco en la mesita frente a la televisión sin quitar la vista de ella, como robot retomo su postura normal.

-¿necesitas algo más? –volteo a mirarme.

-no. –solté al verla.

-ponte algo encima, alguien puede tomarte fotos así. –cerré el álbum

-nadie me tomara fotos, solo estoy descansando. –me recosté aún más sobre el sofá

-recuerda que tienes exámenes finales pronto, además tu padre quiere que asistas a la graduación con la señorita kagami.

-ella no es más mi novia, ¿Por qué tendría que llevarla? –bufé

-porque es una orden. –dijo mi padre al entrar a mi habitación.

-llevare a alguien mas

-¿Quién es?

-Marinette Dupain-Cheng

-ella es compañera de Adrien, ha ganado varios concursos de diseño y es su… -¿Qué estaba a punto de decir?

-la niña que gano el primer premio. –recordó

-padre, por favor. Es una exente diseñadora y persona. Además solo es mi graduación. –no tenía por qué minimizar algo así, pero se trataba de él quien la vería de esa manera.

-eso es cierto, señor.

Él dudo, dio un suspiro, no estaba completamente convencido de mi decisión.

-Adrien

-sí, padre

-puedes ir con ella, pero si cometes un solo error, no solo no iras con ella, no la volverás a ver y harás exactamente lo que diga.

-lo acepto.

-vístete, no puedes estar así. –fue lo último que dijo antes de retirarse junto con su asistente.

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⏰ Última actualización: Mar 19, 2019 ⏰

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