Bash -03-

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Estaban rodeados en circulo en la clase que no tenia un nombre especifico.

La dictaba la psicóloga de la escuela, la señorita Heyman y era, mas que todo,  una hora a la semana de juegos sin sentido y charlas que no llevaban a ningún lado, pero que de todas formas los padres y la institución consideraban necesarios.

-Bien, chicos, esto es lo que harán- indico Heyman, sosteniendo una pequeña pelota de plástico entre las manos.- Todos se darán entre ustedes una característica que los defina y deben decirla junto con el nombre de la persona a la que le lanzaran la pelota, ¿me hago entender? Tienen que ser rápidos, quien tarde demasiado tiempo esta fuera.

Todo el mundo asintió de mala gana.

Nadie tenia interés en jugar aquello, sobre todo Bash.

-Correcto. ¿Por que no empezamos contigo, Georgia? 

Él levanto la mirada de inmediato. 

Ella tenia el cabello ondulado cayendole por la espalda, el rostro en alto y una expresión tranquila.

Pero si te fijabas bien, podías ver que en realidad tenia las cejas ligeramente fruncidas y los ojos caídos.

Como si estuviera triste.

Bash era el único que notaba esas cosas.

Era el único al que le importaba. 

Georgia miro a Bash y este sintió que le faltaba el aire, una sensacion a la que él ya estaba acostumbrado. 

Georgia enarco una ceja e hizo una inclinación con la cabeza hacia la psicologa. 

Era la primera vez que se comunicaban mediante algo que no fueran solo miradas furtivas. 

Y él entendió lo que ella le quería decir.

Asintió y levanto la mano.

-¿Si, Bash?

Recibió la pelota y no tuvo que pensárselo ni un solo segundo. 

Hizo lo que ella le había pedido y dijo lo que siempre había pensado respecto a Georgia.

-Fuerte.

Y le lanzo la pelota.

Algunos chicos silbaron.

Algunas chicas pusieron mala cara.

Pero él solo notó el rubor que cubrió lentamente sus mejillas

-No solo se es fuerte de forma física, ¿cierto? También se puede serlo de forma emocional- añadio Heyman, intentando calmar a todo el mundo. Miro a Georgia:- ¿Estas de acuerdo con "fuerte"?

Ella sonrió y Bash pensó que jamas había sentido algo tan fuerte.

-Si. Claro que estoy de acuerdo.

Pero no le había respondido a la psicóloga. 

Le había respondido a él.

Y Bash lo sabia.

Irreparable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora