BLONDIE│ ❝ que pueda causar maremotos, terremotos y hasta tornados, y que además sea levemente inestable, no significa que sea la causante del apocalipsis, ¿o si?❞
sólo me pertenece
Mía y to...
Al llegar a la habitación en la cual Luther la había llamado, se encontró con toda su familia sentada. Al parecer, la estaban esperando.
– Por fin, pensé que me iba a morir aquí hasta que llegarás. – dijo con su usual tono, Klaus.
– ¿Si piensas? – le contesto Luther, ya que a el no le gustaba que molestaran a la rubia.
La niña se apoyó en la pared, tenía ganas de sentarse pero el único lugar libre era al lado de Allison. Y aunque el problema no era solo con ella, al ser la unica en intentar acercarse, era la cual podria decirle lo que pensaba sin sacar el tema derepente como una loca.
– ¿Y entonces? – dijo la joven, dándole comienzo a la charla, la cual terminó muy mal, comenzaron hablando de la muerte de su padre, y Luther acotó que había sido extraña, por lo cual se armó una guerra de palabras en la cual Luther terminó acusando a todos, aunque indirectamente, de que habían matado a Reginald. Ella no acotó nada más hasta que todos salieron de aquel lugar. – Si, yo mate a papá, Luther. – agregó con sarcasmo, aunque Luther se vio asustado por un brillo de malicia que brotaba de sus ojos. Y aunque su voz hacia notar que era mentira, que lo habia dicho con enojo, sus expresiones corporales demostraban que tal vez podría ser capaz de aquello.
Antes de que Luther pudiera procesar todo y contestar, la rubia ya se dirigia a su habitación, a hablar con su fiel amigo. El pequeño gato amarrillo salto desde el árbol hacia la ventana de la chica, para recibirla como siempre.
– Mía, ¿estas bien? – pregunto Tormento, al verla un poco frustrada.
– Si, lo estoy. – contesto, aunque su tono decia lo contrario. – En realidad, Luther cree que alguno de mis hermanos o yo, matamos a papá, ¿cómo puede creerlo? – dijo empezando a desahogarse, mientras más hablaba su voz tomaba rapidez y no se le entendía demasiado. – Se que no lo queríamos tanto, ¿pero matarlo? Es ridículo. – el gato a su lado suspiro, parecía frustrado.
– ¿Pero no es mejor que ya no este?
– Si, en parte. – contestó sinceramente, su padre podía ser la mayor escoria, podría haberla lastimado demasiado psicológicamente, y en parte explotarla para sacar un buen provecho de sus poderes, pero era su padre y... ser el único pariente con aquella figura le daba puntos.
– ¿Y por que no estas feliz? – preguntó, inclinando su cabeza confundido. Aquel movimiento lo hizo ver tierno, por lo que la niña Cinco sonrió.
– Ninguna muerte debe causar felicidad, aunque sea de tu peor enemigo. – contestó con simpleza.
– No pregunté como debe ser, pregunté como es. – la contradijo el gato.
– Tienes razón, si estoy un poco feliz, pero me siento triste y confundida porque no se que va a pasar.
De pronto, un débil ritmo musical empezó a sonar en toda la mansión. Mía se vio confundida, hasta que la canción tomo volumen y pudo apreciar de que se trataba. Descifrar que había sido Luther no le costó para nada. Se levantó de un golpe y comenzó a bailar, como lo hacía con Luther todas aquellas tardes de lluvia, en las cuales no podían pasear, ni salir de la mansión, a causa de que ella no controlaba sus poderes y podía causar que aquella lluvia se convirtiera en un diluvio, pero aun así Luther lograba distraerla. La rubia agarró al gato y comenzó a moverlo y agitarlo con ella, el cual al principio mostró resistencia, pero luego se dejo sacudir.
Luego la música se detuvo de golpe, unos ruidos extraños se escucharon y una fuerza casi la hace caer encima de Tormento. Bajo rápido la escalera y se dirigió a donde aquella fuerza la llevaba. Pasó la puerta del patio y se encontró con todos sus hermanos.
– ¿Qué es eso? – grito Allison. – ¡No se acerquen mucho! – la mujer agarró a Mía del brazo, protegiandola al ponerla atrás de ella.
– ¡No me digas! – le contesto Diego sarcasticamente.
– Parece una anomalía temporal. - acotó Luther. – o un agujero en miniatura. Uno de los dos.
-Qué diferencia, Paul Bunyan.
– ¡Apartensen! – dijo Klaus llegando al lugar y empujando a todos, para luego usar un extintor hacia el raro agujero, pero no causó nada y se lo arrojó a la luz enfrente de ellos.
– ¿Qué hará eso? – le preguntó Allison, desesperada.
- ¡No lo sé! ¿tenías una mejor idea?
– Yo creo que deberiamos investigar. – dijo Mía.
– ¡No se acerquen! – gritó Luther. Mía resoplo en respuesta.
De pronto algo cayó de aquella bola de luz y todos se sobresaltaron. Mía y Klaus dieron un paso adelante.
– ¿Ese no es el pequeño número Cinco? – preguntó Klaus y, efectivamente Cinco se levantó del suelo y al mirar su físico de trece años maldició.
– Oh – dijo Mía.
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Meper d0nan, estuve ocupada pero como ofrenda les traje un cap largo. Si no me pegan les doy amor y más caps.
