Melody
08 de Octubre
Justo cuando termino de escribir la última palabra en mi cuaderno, suelto el lápiz y veo como éste rueda sobre el pupitre y cae al suelo.
Suspiro. Cayó a mi derecha así que pedirle a Reagan que lo recoja por mi no es una opción. Mientras me agacho siento como la parte de atrás de mi suéter se desliza hacia arriba, mostrando casi la mitad de mi espalda.
Me enderezo de golpe. No debí dejar que mi tío Simon lavara la ropa por mi. Claro, lo hizo con buenas intenciones, pero él no sabía que este suéter se seca al natural. Se encogió probablemente unas dos tallas y aunque no se ve mal, no me siento cómoda usándolo en la escuela. Y debido a que me desperté tarde y no conseguía que ponerme, me tuve que decidir por este.
Tomo el dobladillo del suéter y tiro hacia abajo, mientras estiro mi pierna y arrastro el lápiz hasta mí con mi pie.
—Y con eso, jóvenes, terminamos el tema número dos —dice la señorita Williamson— Ya se pueden ir, no olviden que el examen es la semana que viene. Pasen un buen día —termina con una sonrisa, la cual yo le devuelvo.
Me agrada la señorita Williamson. Es una mujer muy profesional pero que de igual forma parece gustarle su trabajo como profesora.
No como la insufrible profesora de Física. De por sí antes no era precisamente un pan de Dios, pero ahora, es una jodida arpía.
Es decir, ¿qué culpa tenemos nosotros de que su esposo la haya engañado? Por supuesto, que mal por ella, pero eso no justifica que sea una perra con sus estudiantes.
Comienzo a guardar mis cosas mientras me levanto.
—Es una pena que después de una clase con la señorita Williamson tengamos clase con Murray —dice con un escalofrío. Murray es la arpía de física que les comenté.
—Ni que lo digas... —respondo, volteando y encontrando a Trevor sonriéndome. Inmediatamente, le sonrío de vuelta y le guiño un ojo.
Empiezo a colgar mi bolso en mi hombro cuando alguien me choca haciendo que éste se deslice por mi brazo y caiga al suelo.
—Oh, lo siento, no fue mi intención —dice un muchacho agachándose y recogiendo mi bolso.
Pues se sintió con bastante intención para mí.
El chico se levanta y lo veo bien por primera vez. Alto, cabello castaño y ojos color avellana. Es guapo, y lo sabe.
Me da una sonrisa torcida por la que estoy segura que muchas chicas suspiran y me extiende mi bolso.
—De verdad, lo siento —me dice mientras lo tomo.
—Está bien, no te preocupes —le digo.
—Creo que no nos conocemos —extiende su mano— Soy Derek Olsen.
Ese nombre me suena algo familiar pero no sé de dónde. Tomo su mano y la sacudo —Melody, un placer —retiro mi mano cuando parece que no la soltará— ¿Eres nuevo? No creo haberte visto en esta clase.
— No, pero suelo entrenar en esta hora —se acerca un paso más a mí y recorre lentamente mi cuerpo con su mirada.
Enarco una ceja cuando sus ojos se detienen en la franja de piel que hay entre el dobladillo de mi suéter y el pantalón de tiro alto. Evito el impulso de taparme. Es él quien debe dejar de mirarme tan descaradamente.
Por suerte, mi ángel de la guardia —Reagan— llega a mi rescate.
—Mel, tengo hambre, vámonos —dice tomando mi mano y alejándome de él.
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The Melody Of Her Soul
Romance"Toda alma es una melodía que trata de volverse a ensamblar" -Stéphane Mallarmé. Trevor Cox no esperaba mucho de su último año de secundaria, mucho menos de su primer día. Vería sus clases, se divertiría con sus amigos, y se graduaría. Lo normal. A...