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- Hola... - su voz se convirtió en una flecha que no me lastimó, pero si fue capaz de permanecer en mi, mas tiempo de lo que esperaba.

Que tan malo puede ser que alguien tomé las cosas con tanta calma que no le importe el paso del tiempo, que no mantenga presión alguna por hacer las cosas, no creo que sea tan malo.
Es mucho peor que malo, trabajo de lunes a viernes y aún así no puedo tener mi trabajo al corriente y estar corriendo todos los viernes para entregar mis reportes y mantener el papeleo en orden es demaciado estresante. Realmente necesito pones más de mi parte y dar la importancia y urgencia que las cosas merecen.
No es mi deseo tener que trabajar el fin de semana, quiero dormir, ver series, llorar en una esquina de mi departamento o algo así.
Mi vista no la despego para nada del monitor, tecleo lo mas rápido y preciso que puedo, separé la papelería y voy dándole lugar a cada una de las hojas. Rectifico que los número que se están manejando vayan de acuerdo a las ventas e inversiones registradas.
Doy un sorbo a mi café y trato de no distraerme con nada que no sea el trabajo, pero, por una fracción de segundos me percató de que está lloviendo.
Mirando el monitor de la computadora dejo de avanzar en mi trabajo, suelto un suspiro y me levanto de la silla, camino hacia el ventanal y miro como la ciudad es invadida por la lluvia.

Cuánto tiempo habrá pasado ya desde que nos dejamos de ver?
Estará bien?
Espero y este disfrutando de este día gris y lluvioso.

Espero un día ya no recordar nada de eso...

Miro por unos minutos mas el paisaje y me vuelvo a incorporar al trabajo.
Cuánto tiempo faltará para salir?
Será prudente hechar un vistazo a la hora, aún que eso me pondrá más nerviosa y soy tan capaz de no avanzar como lo he estado haciendo, pero, quiero saber. Levanto la mirada hacia la puerta de la oficina y ladeó un poco la cabeza al percatarme que hay mucho movimiento allá afuera. Dejo mi silla y camino hacia la puerta, y al abrirla me sorprende lo que mis ojos ven.
Todo era un gran caos, era capaz de escuchar como unos murmuraban: Las copias! Ya es tarde! Me va a correr!! Y como otros caminaban de un lado a otro llenos de confusión y mentes en blanco.

Pero que está pasando?

Salgo de la oficina y trato de caminar en medio de tanto relajo, pero tiende a ser un tanto difícil. Camino, esquivo y no encuentro a alguien que me de razón de lo que está pasando. Miro para todos lados y no hay nadie que muestre una pizca de razón y claridad, jamás me había tocado ver una situación así, no tengo idea de lo que tengo que hacer...

Y si solo regreso a la oficina? No creo que afecte en algo... O si?

Camino de regreso a mi oficina, pero aún quiero saber que pasa. Me es difícil saber cómo afrontar a una persona cuando se encuentra alterada, y es la razón por la cual prefiero regresar a mi baticueva, continuar mi trabajo y tratar de terminar antes de la hora de salida.
Estoy a punto de cruzar la puerta, cuando de pronto escucho un grito:

- El gerente ya llegó!! - estoy paralizada en la entrada de mi oficina, era obvio que ese grito no era, pero... Me había olvidado completamente de que hoy se presentaba Ángel y una parte de los socios.
Entre rápidamente a la oficina y cerré con seguro, corri hacia mi escritorio y tome mi celular y no podía creer el número de mensajes que tenía por parte de Angel, abrí el chat y leí desde el mensaje más amable al más agresivo, no podía creer que hasta de eso me había olvidado.
Me apresuré a sacar la información que me pedía y los últimos diseños que habían llegado.
Doy gracias al cielo de haber separado todo antes de comenzar a trabajar, pero eso no decía que ya me había librado del trabajo pendiente que tenía.

Me odio!!

Después de tener una pequeña crisis existencial y estar apunto de llorar, mande toda la información a sala de juntas y terminé de acomodar las carpetas de cada socio y la perteneciente a mi jefe. Respiré profundamente para calmarme, tomé todo en mis manos, y salí para alistar la sala de juntas. En momentos como este me doy cuenta el por qué mi viejo amigo me confía tanto su trabajo, aún que sea un maldito hijo de...
Continué con los preparativos de la junta y tome todo el aire posible para soportar las frías y pesadas miradas de toda aquella gente.
Después de un largo tiempo, todos los socios junto a Ángel salieron satisfechos y muy positivos. Mi estrés había bajado a la mitad, ya solo me faltaba terminar unas cuantas carpetas para poder salir y hacer mis preparativos para disfrutar mi fin de semana.
Lo que no esperaba era que Ángel entrara a mi Oficina con una cara de pocos amigos.
Que de sorprendida y en silencio absoluto.

— Tenías una semana para tener esas carpetas listas — comenzó a decir en un tono de voz muy frío y molesto — y te atreviste a hacerlas a última hora... Más bien en los últimos cinco minutos.
— Pero, quedaron bien, o no? — conteste sin pensar.
— No se que me sorprende más, el que te olvides de hacer tu trabajo en tiempo y forma o que aún sabiendo tu grado de irresponsabilidad te sientas orgullosa.
— Diría que de ninguna de las dos, eso lo sabes mejor que nadie.
— Tienes toda la maldita razón — me contesto ya en un tono de voz más sereno.

Miro por el ventanal y su mirada mostro una dureza y posiblemente en el fondo un tanto de coraje y tristeza. Lo mire un buen momento antes de decir cualquier cosa.

— Ya han pasado unos cuantos años, no crees?  — sonreí mientras fijaba mi mirada en la lluvia.
— Y aún así aún te gana la melancolía y a mí me gana la rabia... — me miro — Cuando este clima llega siempre trae consigo aquellos días del pasado.
— Pero yo estoy bien... — Le sonreí y volvi a mirar el monitor de la computadora, salió en silencio y al saber que ya estaba sola solté un suspiro de dolor.
Mi pecho aún sentía una gran precion cuando todo aquello regresaba a mi.
Termine mi trabajo justo a tiempo, junte mis cosas y sali de la oficina orgullosa de mi nuevamente.
   Mientras caminaba mire que Ángel se encontraba con la Jefa de recursos humanos, ella se veía un tanto molesta, al ser su piel blanca se le notaba un ligero rubor en sus mejillas.
Me pregunto si paso algo?
Ella se giró y abrió la puerta de su oficina, Ángel le dio la espalda y al verme atenta ante la situación se acercó a mi.
— sucede algo? — me pregunto.
— No, en lo absoluto — conteste sin dejar de ver hacia el lugar donde estaba.
— No a pasado nada que tengas que saber, señorita metiche — no podía creer lo que acavaba de decir.
— No soy metiche, pero ella se veía molesta. Que le hiciste?
— Solo le pedi que fuera una persona más profesional y dejara asuntos personales y sentimentales fuera de su trabajo — su respuesta me sorprendió hasta cierto punto, pero conociendolo sabia que él sinepre trataba de se muy ético y correcto.
— Vaya, que cruel... Bueno, ya me voy. Nos vemos el lunes — me despedi diciendo adiós con el celular en la mano. Señal que él entendía.
— Claro, en cuarenta más o menos. Nos vemos el lunes.
Sonreí y sali de prisa de ese lugar llamado trabajo traducido a lugar de tortura.

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⏰ Última actualización: Sep 10 ⏰

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