― ¿En qué piensas? ― preguntó Mikasa, curiosa desde que observó a Levi absorto mirando sus manos entrelazadas.
Estaban en el sofá, descansando después de una jornada agotadora en las calles. Levi apoyaba su espalda en el mullido sofá y Mikasa estaba recostada en su pecho, escuchando los latidos de su corazón.
―Ese anillo es molesto. ¿Por qué no te lo quitas y lo reemplazas por uno que te podría dar yo?
Mikasa se removió incomoda y soltó su mano de la de Levi. Estaba dispuesta a levantarse, sin embargo, él la atrapó por la cintura, acercándola a sí mismo. Ella agachó la cabeza, e inquieta, acomodó detrás de su oreja los mechones rebeldes que cayeron en medio de su cara.
―Estoy casada, Levi, ¿lo recuerdas?
―Podrías no estarlo si te divorcias.
―No están fácil como dices.
―Lo es, Mikasa. Sólo que tú no tienes el coraje de hacerlo, primera razón. Y la segunda razón es que, simplemente, no te intereso ―la mujer levantó su rostro, ofendida ante esas palabras.
―Eso se llama chantaje y no soy una cobarde. Y sí me interesas; te quiero.
Levi se quedó callado, estudiando el rostro y de ella detenidamente. Él sabía que no mentía, lo quería porque lo sentía. Pero la verdadera pregunta era: ¿lo quería lo suficiente? ¿Lo amaba como él a ella?
―Me divorciare, Levi. Lo haré porque quiero estar contigo plenamente. Sólo ten paciencia, un poco de paciencia ― dicho eso, Mikasa le dio un beso tierno y corto.
―Tendré paciencia porque te amo, Mikasa
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Manejaba su jeep rumbo a su lugar de trabajo. La firma de arquitectos, de la cual era socio y dueño de un 45%, había comenzado como un sueño con su mejor amigo de la infancia: Erwin Smith. Luego fue un proyecto cuando terminaron la universidad y, después de mucho trabajo, se hizo posible.
Las oficinas se ubicaban en uno de los tantos edificios del famoso Wall Street. Era martes y el proyecto en el que trabajaba era atractivo. Esa mañana había recibido una llamada de su madre con el fin de saludarlo. Kuchel llamaba de improviso sin razón alguna sólo para saludar a su único y amado hijo. La madre de Levi era una mujer cariñosa y dulce, aunque había heredado el carácter firme de todos los Ackerman. Sin embargo, ella sabía camuflarlo bien con su amor.
La familia Ackerman no era muy numerosa, y los cercanos a Levi lo eran menos. Su tío y su madre era lo más cercano a lo que consideraba familia. No había conocido a su padre; según le contó el lengua larga de su tío Kenny, el bastardo abandonó a su madre cuando se dio cuenta que, por haberse fugado, no recibiría ni un solo centavo de la herencia que le correspondía. El hombre solamente era un caza fortuna que había enredado a una joven Kuchel de 17 años. Ingenua, ella creyó en cada palabra que le dijo y su decepción fue grande cuando la dejó sola en un país desconocido y embarazada. La pobre chica no tuvo más remedio que regresar con el rabo entre las patas después de todas las advertencias que recibió de parte de su difunto abuelo y de Kenny, la familia la recibió con los brazos abiertos porque eso hace la familia y los Ackerman eran unidos hasta la muerte.
Lo más cercano a un padre que conocía Levi era a su tío Kenny. El hombre era peculiar en muchos sentidos; una fiera en los negocios, encargado de manejar la textilera que por generaciones pertenecía a la familia. El viejo le enseñó una pasión por los deportes extremos. Desde muy joven, Levi salía con Kenny a excursiones de montañismo, le enseñó a surfear y hasta conquistaron uno de los picos del Monte Everest. En su vida le había conocido una relación seria, ya que el consejo de Kenny siempre era: "Nunca te enamores, las mujeres. Son como los gatos: tiernas por fuera y unas fieras por dentro". Y vaya que el viejo estuvo a punto de cumplirlo, pues llegó la gata que lo enredó en sus garras. Kenny se mordió la lengua cuando conoció a la hija de un potencial socio. Eran unos rusos, y la mujer no era una gata, era una leona. Su habilidad innata para los negocios y personalidad arrolladora lo cautivaron. Y sí que se tardó en conquistarla; la chica fue un hueso duro de roer, Traute Caven sin duda alguna era la mujer ideal para el viejo Kenny.
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Dile. (RivaMika Fanfic)
RomanceEn verdad lamento ser tan difícil, esa es la única palabra que encuentro para definirme, difícil en cuanto a mi forma de ser, mi manera de pensar, soy difícil de tratar, de querer, de soportar, créeme, sé que lo soy.