Desde que me mudé aquí a Londres he cambiado mucho, ahora ya apenas salgo y no confío tanto en la gente de aquí, no es que no las aprecie... Es cómo si no fuera lo mismo. Aquí casi siempre está lloviendo, hecho de menos los días soleados en los que iba con mis amigos a la cafetería de la universidad y después salíamos un rato al césped y hablábamos. Londres en comparación con España, era una total mierda. Llevaba aquí dos semanas, y no tenía absolutamente ni un amigo y era una mierda estar sola aquí. Todos los días hacía skype con mis amigos de España y siempre lloraba, tenía una foto de mi antigua clase en la cartera y la llevaba a todos lados conmigo.
-Lucy —Me llamó mi maestra, me había pillado mirando por la ventana—
-¿Um? —La miré, y ella se acercó a mí bajándose sus gafas y mirándome seria—
-¿Qué acabo de decir? —Preguntó con el ceño fruncido, y toda la clase me prestó atención—
-Que la biología es una de las ciencias más antiguas del mundo, maestra —Sonreí victoriosa, y ella asintió dirigiéndose a su mesa—
-Bien —Cerró sus cosas y puso las manos entrelazadas encima de la mesa, y nos miró por encima de las gafas -Mañana hablaremos sobre la química que hay entre los pueblos románicos y los accidentes geográficos —Nos enseño su sonrisa falsa y todos la miramos mal -Quiero que hagan un trabajo sobre esto, la economía es muy importante —Nos avisó, y sonó la campana indicando de la jornada de hoy había terminado -Que tengan buen día, chicos —Se despidió y todos salimos, yo cómo de costumbre me quedé la última, me giré y me encontré a la profesora—
-Lucy, ¿Te sientes cómoda aquí? —Me preguntó amablemente mi profesora—
-Oh sí —Le sonreí mostrándole los dientes, y ella repitió mi acto—
-Siéntete cómo en tu casa —Yo asentí -Hasta mañana Lucinda —Yo me despedí de ella y salí de allí—
Caminé hasta mi casillero, allí dejaba mi skate para volver a casa, andando se me hacía un poco pesado. Metí algunos libros en él, y cogí mi skate saliendo de ahí. Anduve por las calles de Londres, cómo era de costumbre no conocía mucho esto, no llevaba más aquí que dos semanas, y me costaría aprenderme esto. Llegué a mi casa y allí estaban mis padres, todavía estaba un poco molesta por haber tenido que venirnos aquí, me molestó mucho.
-Hola cariño —Me saludó mi madre, se acercó a mi y depositó un beso en mi mejilla, y yo se lo de volví -¿Cómo estuvo hoy la universidad? ¿Bien? —Yo asentí sonriendo, y ella me miró feliz -Gracias Lucy, por tomarte lo de Londres tan bien —Me cogió las manos mi madre—
-No me lo tomé nada bien, mamá y lo sabes —Hablé tranquila -Pero es lo que hay, ¿No? —Pregunté cómo si fuera algo obvio—
-Sí, y yo lo siento tanto Lucy, sé que es duro para ti pero no quedaba otra porque tu padre... —Me levanté y la interrumpí—
-Mamá, ya está —Dije -Ya estamos aquí en Londres, y ya sé la razón y el motivo por el cuál estamos aquí —Expliqué -Ahora tendré que empezar una nueva vida, unos nuevos amigos y pues me sacaré mi carrera tal vez aquí —Me separé de ella y suspiró -Avísame cuándo esté la comida lista —Dije desapareciendo por la puerta—
Subí a mi cuarto, y cerré con pestillo, sabía que debía de empezar de cero aunque había dejado muchas cosas atrás y costaría volver a recuperarlas, aunque también sé que no habrá nadie en esta vida que pueda ocupar el lugar de mis amigos y mi vida allí en España. Tocaron mi puerta.
-Está abierto —Avisé tranquila, estaba tirada en la cama y mi hermano entró -Hey Matt, ¿Qué te ocurre? —Me senté mirándolo—
-Lucy, ¿Tú no hechas de menos España? —Habló mi hermano, él era pequeño, sólo tenía seis años, yo sonreí y lo senté en mi regazo—
-Pues claro que sí pequeño —Hablé, y él solo asintió -¿Por qué? ¿Tú también? —Pregunté, y él me miró triste—
-Sí, dejé allí a mis amigos y a mi novia —Yo abrí los ojos cómo platos, y lo miré sorprendida—
-¿Tenías novia? —Pregunté, y él asintió, solté una carcajada, y él frunció el ceño—
-¿De qué te ríes? —Preguntó serio, y yo me mordí el labio reteniendo la risa—
-No nada —Sonreí -¿La querías mucho? —Pregunté, y él asintió -Matt, las cosas cambian, ¿Entiendes? No todo tiene que ser perfecto, un cuento de hadas... —Le expliqué -Pero verás, que aquí encuentras a una niña muy guapa, tan guapa cómo tú —Toqué la punta de su nariz y el rió—
Unos pasos por las escaleras me hizo dar cuenta de que era mi padre, entró y sonrió al ver que estábamos hablando. Mi hermano era cómo mi vida, y le encantaba que estuviéramos juntos.
-Chicos, a comer —Nos avisó, asentimos y bajamos—
Nos sentamos todos en la mesa, y hablamos sobre el trabajo de mi padre, que era el motivo por la que estábamos aquí. Era médico, y lo destinaron aquí. Mi padre y yo eramos como uña y carne, todo el día juntos, era cómo mi mejor amigo.
-Entonces Lucy, ¿Vas bien en la universidad? —Preguntó mi padre, y yo asentí -Me parece estupendo —Sonrió -¿Qué harás después de eso? —Me preguntó interesado—
-Haré un grado superior de medicina —Expliqué -Y después, iré a hacer practicas y eso —Terminé, y ellos asintieron—
Terminamos de comer y me subí a la habitación, encendí el ordenador y me conecté a skype. Pasé la tarde hablando con Sarita, y Ali, mis dos mejores amigas, no sólo de España, si no
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Perfecciones imperfectas.
FanfictionDicen que del amor al odio sólo hay un paso, ¿Cuántos habrá del odio al amor?