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Tony apoyó sus manos sobre sus rodillas para tomar aliento, jadeó, sintiendo el sudor bajar por su sien. Si no lo supiera, pensaría que lo que estaban castigando, o que estaba teniendo un infarto. Tocó su pecho por si acaso.

—¿Estas bien? —preguntó Steve.

Tony le lanzó una mirada y movió su mano intentando decirle, ¿crees que estoy bien?, mientras luchaba por normalizar su respiración.

Rindiéndose se sentó en el suelo, Steve se apoyó sobre una rodilla frente a él.

Hasta con la playera llena de sudor el hombre se veía perfecto.

—¿... Intentas... matarme?

Steve lo miró divertido. —¿Una vuelta más?

—Muérete, Rogers

Escuchó su risa. —Vamos —le tendió la mano —. Volvamos.

Tony asintió y tomó su mano, lo único que había conseguido de esta carrera había sido un cansancio extremo, y una hermosa vista de los glúteos estupendos de Steve mientras corría tras él.

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Después de una muy necesaria ducha, decidió ir a la cocina y encontró a Clint quien al verlo desvió rápidamente la mirada.

—Legolas.

—Gimli.

—Tarado.

Clint rió, pero fue algo nervioso, frunció el ceño y se acercó para robar su sándwich.

—Me encierras en mi habitación y ahora robas mi comida.

—Te entrometes, Barton. El entrenamiento, la noche de cine.

Clint le dio la espalda para abrir el refrigerador —No dijiste nada sobre no intervenir.

Tony mastico mirándolo sospechosamente.

—Escuché que has empezado a correr —dijo Bruce al entrar y mirar a Tony.

—Todo es parte de mi plan.

Bruce sonrió. —No lo dudo.

—Raros —mordió el sándwich—. Iré a buscar al gran Stevie, Jarvis ¿dónde está?

—Salio a la clase de arte, señor.

—Oh —sonrió suave —. Bueno.

—¿Clase de arte? —preguntó Clint sosteniendo un frasco de mayonesa.

—Sí, resulta que Steve tiene un gran talento para el dibujo, así que decidí pagarle unas cuantas clases de arte.

—¿Por qué?

Tony detuvo el sándwich a medio camino hacía su boca. —Porque es realmente bueno y lo hace feliz.

Bruce y Clint se miraron de forma extraña.

Terminó de un solo bocado el resto del emparedado. —Bueno, iré a trabajar, no quiero que Pepper decida hacerme una de sus visitas.

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—El capitán Rogers, señor —anunció Jarvis.

Tony desvió la mirada de los hologramas para descubrir al rubio del otro lado del cristal.

—Abre, Jar —dijo guardando su trabajo.

Steve entró y parecía tan contento que Tony tuvo que sonreír.

—Escuche que alguien asistió a su primera clase de arte.

—Fue muy interesante, gracias, Tony.

Una simple apuesta (aparentemente) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora