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Tony obligó a sus piernas a moverse para entrar a la cocina, encontró a Bruce tomando una taza de té contra la barra. La imagen de la calma.

Tomó una cuchara de la encimera para lanzársela, por fortuna, para la torre y para la ciudad, Bruce tan solo rió y la atrapo para ponerla sobre la barra.

—Clint me dijo que entrenaste con Natasha.

—Fui sometido a la tortura —dijo sacando agua del refrigerador —. Por culpa de Clint, intervino, eso es trampa.

—No, no lo es, no dijiste nada sobre no intervenir, creo que lo hace más divertido.

—¿Qué? ¿entonces tengo que esperar que Hulk aparezca en mi habitación cuando tenga al cap desnudo en mi cama?

Bruce incomodo bebió de su te. —No, yo no intervendré, ni el otro sujeto.

Tony lo señaló en advertencia antes de beber de su botella, el día anterior después del intento fallido, Tony no volvió a ver al capitán, ya que Pepper había llegado para encerrarlo en la oficina haciéndolo trabajar el resto del día, lo bueno de eso, había logrado dormir siete horas seguidas debido al cansancio.

—Sabes, quizás este entrenamiento no sea tan malo, solo dos días a la semana y lograré ver a Natasha en esa ropa ajustada suya, nuestros cuerpos rozándose constantemente.

Bruce bebió de su taza sin verse perturbado.

Frunciendo el ceño, depositó la botella sobre la barra, había creído que esos dos tenían algo.

—¿Que has hecho toda la mañana? —preguntó Bruce —. No creí que te rindieras tan fácilmente.

—Trabajo, Rogers necesita un nuevo traje.

Bruce detuvó la taza cerca de sus labios para mirarlo.

—¿Que?

—Nada...

Tony lo ignoró. —Así que pensé, en solo entrar a su habitación por la noche.

—Eso no funcionara, Tony, Steve es...

—¿Es? —movió su mano alentándolo a continuar.

—De la vieja escuela.

Tony lo miró confundido. —¿Rosas y bombones?

—Algo así —contestó Bruce depositando su taza en el fregadero.

Tony meditó las palabras de Bruce después de que saliera, buscó la caja de donas y tomo una, Steve era de la vieja escuela, Tony no había pensado en eso. Talvez tendría que buscar maneras de cortejo de los cuarenta.

Mientras Tony comía su dona, Natasha entró a la cocina, ella ni siquiera lo miro.

—Oye, Natali... —Si, él aún estaba resentido por eso, y por la paliza del día anterior.

Natasha lo miró cansada. —¿Algo en lo que te pueda ayudar, Tony?

—Eres amiga de Steve, ¿cierto?

Natasha hizo un gesto de "quizás".

—¿A él le gusta escribir?

Natasha no contestó.

—¿Leer? ¿cocinar? ¿alguna otra cosa aparte de hacer ejercicio?

Natasha lo estudió. —¿Por qué?

Tony se sintió repentinamente nervioso, terminó de un solo bocado su dona. —Estoy preocupado por la convivencia del equipo.

—Vivimos todo juntos en tu torre, no creo que pueda haber más convivencia.

Una simple apuesta (aparentemente) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora