02: La Desaparición

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Pasaron dos semanas, los padres de los tres hermanos Lee regresaron y el prometido de Donghyuck visitaba cada dos días. En los tres días antes de la boda, la familia de Lee Minhyung se quedó en la ciudad. Todos los preparativos estaban listos y todos estaban emocionados por la unión hermosa y conveniente de estas dos personas.

El moreno estaba tan feliz y emocionado cuando el sacerdote declaró que eran oficialmente recién casados. Cuando Minhyung le dio un beso en los labios, sintió mariposas en su estómago . Estaban tomados de la mano y caminaban por todo el jardín saludando y charlando con los invitados.

Taeyong, en cambio, no estaba del todo satisfecho. Esos dos chicos no se conocían del todo y su hermano menor ya decía que lo amaba, pero nunca escuchó un "te amo" por parte de Minhyung. En su discurso, no dijo esas palabras, sólo mencionaba lo importante que era la unión y todas esas porquerías que de aseguro no le importaban al chico.

Habían músicos y cantantes llenando con música clásica el jardín, algunos bailaban, otros comían y otros platicaban. Jaeno estaba solo, como siempre. Aunque sonriera tan seguido, el se sentía tan vacío en su interior. No tenía amado, y a quien quería a su lado, ya estaba casado aunque fuera a la fuerza. En ese momento, su única compañía eran las plantas en él laberinto de arbustos . Él caminaba por ahí desinteresado. Cuando llegó al centro de este, había un pequeño lago y unas bancas de piedra rodeándolo.

Ahí se encontraba un joven dándole la espalda, leyendo un libro. Jaeno se acercó y al darse cuenta de quien se trataba, se sentó a su lado. El joven lo miró y se sorprendió:

—Por Dios... Jaeno...—

—Jaemin...—

Sonrió el mayor nostálgicamente.

Se miraron a los ojos por un largo rato. Ellos no podían estar juntos, el vizconde Huang se lo tenía prohibido a su marido.

—Y... ¿cómo vives con el?—

Preguntó Jaeno, rompiendo con el silencio y mirando hacia el lago. Jaemin cerró el libro y miró hacia las plantas.

—Nada importante... la mayoría de los días hay cenas importantes y cuando tengo tiempo libre... voy a la biblioteca... hace poco... me... forzó a...—

Los ojos de Jaemin se aguaron y sus manos hechas puños empezaron a temblar. Jaeno lo miró y le dio un abrazo. El menor también envolvió sus brazos y sorbió su nariz.

—No quería hacerlo con el... yo quería ... contigo... quería casarme contigo, quería despertar a tu lado todas las hermosas mañanas con el sol asomándose por nuestra ventana, quería celebrar contigo, quería ir contigo en los viajes, quería estar con la persona que amo...—

Jaeno tomó la mano del menor y empezó a llenarse de valor para ir en contra de lo que se enseñaba en esa sociedad desde el nacimiento y el bautizo. Ir en contra de las reglas de la biblia. Hacer un pecado. Jaemin estaba casado y le pertenecía a otro hombre, su enemigo. Se suponía que los labios del joven eran intocables para cualquier persona que no sea su pareja.

El mayor se acercó al rostro del joven Jaemin y unió sus labios. El menor añoraba ese contacto con emociones sinceras.

—A veces, cuando uno necesita sentirse  felicidad y libre... debe romper con las reglas de la religión que en realidad son insignificantes... si lo necesitas... yo puedo ser tu amante , pero eso no me detendrá de intentar hasta poder tener tu mano y alejarte de ese hombre que no amas.—

Jaemin sin pensarlo asintió repetidas veces, si debía pecar para estar con el hombre que amaba, sin dudas lo haría. Solo debían mantener ese secreto y nada malo pasaría.

La voz proveniente de un Huang Renjun a la cercanía, hizo que Jaeno se escondiera detrás  de algunos arbustos.

—Ah, aquí estabas, te busqué por todas partes. ¿Qué lees?—

Renjun se acercó y tomó el libro que el menor tenía en sus manos. Leyó el título y ojeó algunas páginas. Acto seguido, una mueca de disgusto se posó en el rostro del vizconde.

—¿Qué te he comentado acerca de estos libros? Son una perdida de tiempo... las hadas y la magia no existen, si yo fuera tu, leería sobre historia y cosas que si sirvan de algo para el conocimiento. No deberías leer esas... babosadas.—

Jaemin le respondió:

—No debería preocuparse por lo que leo. Yo puedo reconocer lo que es mitológico y lo que es verdadero. Devuélvame él libro, por favor.—

Renjun rodó los ojos y básicamente se lo tiró .

—Si no fuese de la biblioteca, ya lo hubiera tirado al lago... estaré platicando con la marquesa Min.—

Después de decir eso, el mayor se retiró del lugar. Jaeno salió de su escondite y volvió a sentarse con Jaemin.

—No quiero estar con el...—

Dijo el menor en un susurro. Jaeno sólo lo abrazó.

___________



Ya era hora del gran festín. Los recién casados dieron discursos al igual que la familia de cada quien. Taeyong tenía preparada una sorpresa para su querido hermano menor. Sus ayudantes estaban casi listos acomodando todas las cosas detrás de un telón, incluyendo una enorme pintura del lugar favorito de Donghyuck.

El mayor de los Lee estaba sentado en una capilla mientras observaba un pequeño retrato de los tres hermanos. Ese era el momento en el que empezarían a separarse, de aseguro después de la partida de Donghyuck, Jaeno decidiría también casarse con alguien más, tal vez encontraría el amor nuevamente con una persona que si pueda estar con el, no como Jaemin.

Escuchó unos pasos sobre el césped detrás de él y en reacción, se dio vuelta, pero no había nadie. Ignoró eso y continuó en lo que estaba haciendo. Pero el sonido de unas pisadas volvieron a llamar su atención.

—¿Necesita algo?—

Preguntó Taeyong inseguro. A él no le agradaban las bromas. Nadie respondió y eso sacó de onda al chico.

El rechinado de una puerta de madera abrirse hizo que Taeyong se volteara nuevamente, esta vez hacia la pequeña entrada a la catedral, la puerta estaba evidentemente abierta, pero nadie había salido. Fijándose mejor, una silueta de un hombre alto lo sorprendió. El padre ni los obispos eran así de altos.

Unas manos cubrieron su boca y lo jalaron con fuerza, arrastrándolo por el césped, lejos del jardín en donde debería estar. Taeyong forcejeaba y hacia el intento de gritar, pero esas manos heladas eran demasiado fuertes.

Un saco de tela arpillera cubrió su cabeza y de ahí no podía ver nada, todo era pura oscuridad. Supo que lo metieron a un carruaje y que le ataron manos y piernas con mecates. Sintió cuando el carruaje empezó a moverse y lentamente alejarse de la gente.

¿Asustado? Definitivamente, no cabía duda alguna de que temía por su vida. Tal vez ese día sería el último de su existencia, y si no lo era, tal vez el último en ver a sus seres queridos y familia.



_______



Todos esperaban la tal sorpresa por parte de Taeyong, el hermano mayor de los Lee. Pasaron unos minutos y pronto llegaron los ayudantes apresurados y se podía notar en sus expresiones faciales que algo andaba mal. Los de clase baja se acercaron a los padres de los tres Lee y susurraron en sus oídos:

—El amo Lee Taeyong ha desaparecido...—

Lee Donghae, se levantó de su asiento y se lo reveló a todos los presentes. Ante esto, empezaron a buscarlo, pero no había rastro alguno.

Cuando Doyoung se acercó a una capilla, notó que había un pequeño retrato de los tres hermanos Lee tirado en medio del lugar, y en el césped que lo rodeaba, se podía notar un rastro de algo ser arrastrado sobre este, pero acababa cuando se llegaba a una puerta pequeña del cerco y llevaba a la calle de piedra.

—¿Quienes se estacionaron ahí?—

Preguntó el azabache mientras apuntaba hacia ese lugar. Nadie pudo responderle.

—Llamen a la policía... de aseguro fue secuestrado...—

Avisó Jaeno.

THE VAMPIRE'S WINE | TENTAE | [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora