Capítulo 16

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-No puedo creer lo que están viendo mis ojos, ¿pero qué haces aquí canaria?

-¿No piensas darme un abrazo?

-Pero por favor, qué pregunta es esa.- Se abalanzó contra mí y casi me tira de espaldas.

-Joder has ido al gym ehhh.

-Hombre, uno tiene que mantener el tipo, entra ven.

-De eso te quería hablar, Ricky ¿podría quedarme unos días aquí?

-Claro Ana, ¿pero estás bien, que ha pasado?

Negué con la cabeza y me puse a llorar, Ricky me abrazó, estrechándome en sus brazos.

-No sé qué es lo que te ha pasado, pero para que estés así y aquí ha tenido que ser fuerte, así que escúchame, vas a abrir la maleta, a coger el pijama y meterte en la ducha una hora, mientras yo te saco las cosas, te instalo en el cuarto de invitados, y después pedimos algo para cenar y empiezas a contarme.

Asentí en su hombro y me separé secándome las lágrimas, él dejó un beso en mi cabeza.

Conocí a Ricky por Miriam, la verdad es que no sé cómo se conocieron ellos, hace unos años apareció en uno de su cumpleaños y desde entonces hemos sido inseparables, aunque es verdad que cuando empecé con Javi me distancié un poco, pero siempre estaba ahí, es un verdadero amigo.

Seguí sus indicaciones, y me metí en el baño, sin música, sólo el silencio acompañado de mi respiración.
Cerré los ojos, pero en esa oscuridad sólo se me venía a la mente su figura, su risa, sus ojos, sólo podía pensar en ella, y noté cómo las lágrimas comenzaban a salir, resbalando por mi mejilla a la vez que las gotas de agua caían en una competición a ver quién llegaba abajo antes.

Esa angustia me consumía, por eso, de la hora estipulada por Ricky, salí a los veinte minutos, me lié en la toalla y me senté en el váter, fijando la vista en la pared, blanca, lisa, sin nada, pero en este momento nada podía captar más la atención que mis propios pensamientos.

-"Toc toc". Ricky llamó a la puerta.

-Ana cariño, ¿estás bien?

-Sí sí, ya voy.

-No, sin prisa, puedes estar el tiempo que quieras, ya están todas las cosas en la habitación, voy a ir a por algo de cena, que seguro que en estas miles de horas de vuelo no has comido nada.

-Gracias Ricky joo.

-No se dan mi amor, si necesitas algo llevo el móvil, estás en tu casa.

Pues la verdad es que no, desde que salí de China por la mañana, no había comido absolutamente nada, únicamente un café que me tomé en la escala que hice en París, tras haberme pasado unas seis horas de vuelo.

No pensaba en comer antes, y ahora tampoco, pero no me vendría mal algo en el cuerpo.

Salí del baño liada en la talla, y entré en la habitación de invitados de Ricky, era la mejor habitación en la que he dormido, él dice que si alguien duerme ahí es porque es amigo o familia, y merecen conocer cada historia que ha vivido, por eso la pared era un laberinto de fotos de todo el mundo al que Ricky apreciaba, yo salía en varias, un con él en la que estoy encima de sus hombros en la playa, el grupo juntos el día de Carnavales disfrazados, incluso había algunas en las que él no salía, como Miriam y yo dándonos un beso o Roi arrastrándome por la playa, pero tenían tanta magia que merecían estar ahí, él se tiene muy visto dice.

Se me escapó una sonrisa recordando alguno de los momentos de las fotos. Su olor, el olor que desprendía ese cuarto era tan confortable... Ricky no podía dejar de ser Ricky, por eso la colcha de la cama era una foto de las Spice Girls así, en XXL.

·Perdida· (Warmi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora