La élite de Suecia. Ahí se encuentra Alyson, vive en una gran mansion con sus otros dos hermanos, Noah y Samy. La gente se piensa que por tener dinero se vuelve todo más fácil, pero es mentira, nada es lo que parece. ¿Estas preparado para adentrarte...
— ¡Alyson! ¡Abre la puta puerta! — gritaba mi odiosa hermana Samy acompañada con unos golpes.
— ¡Hay 6 baños en toda la casa! ¿¡Tienes que elegir concretamente este!? — le respondi también a gritos.
Vivímos en una mansión en el sur de Suecia, 6 baños, 8 habitaciones, 2 salones gigantes, 1 biblioteca, 1 cocina y 3 pisos y ella tenía que venir a mi mismo baño.
— ¡Esta todo mi maquillaje ahí! ¡Tengo que prepararme! — los golpes en la puerta seguían sin cesar.
— Por el amor de Dios, ¡ahora salgo! — grite en respuesta, cogí el uniforme que estaba colgado, el cepillo, y mi bolsa de maquillaje.
Cuando abri la puerta me encontré con una Samy muy enfadada, con los brazos cruzados. En unos segundos me esquivo y cerro la puerta detrás de mi.
Fui corriendo a lo largo del pasillo hasta mi cuarto, con Miah, mi gata, detrás de mi.
La cama ya estaba echa cuando entre, el servicio ya ha debido de pasar por aquí. El desayuno se encontraba donde siempre, pero no tenía hambre.
Comenzó a sonar mi móvil, me acerque para ver quien era. Alex.
Alex era mi mejor amigo, vivía justo enfrente de la playa, a 15 minutos de aquí en coche. Nos conocemos desde que comenzamos la secundaria, yo estaba saliendo de la cafetería, chocamos, nos insultamos y nos volvimos muy amigos, cuento con el para todo.
Puse el móvil en manos libres para poder vestirme mientras.
— Llevo esperando aquí media hora ¿donde coño estas? — dijo Alex.
— Aún vistiendome, por cierto ¿media hora? No eres tan paciente — respondi mientras me subía la falda oficial del colegio.
— Ya me entiendes, termina ya y mueve tu culo plano hasta aquí, entraría ahí a por ti, pero ya sabes que pienso de los gatos — recordé la última vez que vio a Miah y me eche a reír.
— Si, lo sé muy bien — dije entre risas.
En cuanto terminé baje corriendo las escaleras.
— ¿Has visto a mamá? — me dijo Noah, mi hermano, antes de salir por la puerta.
— Ah si, con su profesor de yoga, yo que tu no entraría en el gimnasio — le advertí.
— Si, tienes razón — se rascó la nuca — ¡Samy! ¡Como no bajes ahora te corto 2 centímetros de los tacones!
— ¡No! Necesito ser más alta que Isabella — dijo bajando a toda prisa las escaleras.
Sali de casa en dirección hacia el Lamborghini de Alex.
— ¿Viste a mi nuevo bebé? ¿A que es precioso? — dijo dándole un corto beso en el capot.
— ¿Disculpa? — puse los brazos en jarras — la unica cosa preciosa aquí soy yo. — rodo los ojos ante mi comentario.
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El aparcamiento estaba lleno, tuvimos que aparcar en la esquina más alejada, como si me gustara caminar.
Íbamos a mitad de camino cuando Alex se paro en seco. Le mire raro.
— ¿Que te pasa? — retrocedi hasta donde estaba mirándole confusa.
— ¡Tú! ¡La de rizos! — grito de repente, seguí su mirada hasta un grupo de alumnos.
Dos chicas se giraron, pero también se giro un chico.
Estaba bastante bien, típico de Alex, tener amigos que están para comérselos. Era bastante alto, tenía el pelo moreno, con rizos y se le notaba que iba al gimnasio.
Se despidió de sus amigos y vino hasta donde estábamos nosotros. Alex fruncio el ceño.
— ¿Que haces aquí? ¿En mi territorio? No dijiste que te pasabas a mi colegio. — le señalo con el dedo, como si estuviera amenazandole.
— Tampoco me dijiste donde estudiabas — su voz era un poco grave, pero no mucho.
— ¿No te lo dije? — entorno los ojos, mirando al desconocido fijamente.
— No — levanto los hombros y los dejó caer lentamente.
— Vale, excusa valida — dio un paso hacia el — pero como me quites el trono de diva te las verás con mi guardaespaldas — me señalo.
Levante una ceja.
— Ten cuidado con lo que comes en la cafetería, por que a la mínima te la cambio por la comida de ella, terminas en el hospital y con una diarrea que vas a querer amputarte el culo — abri la boca en modo de protesta pero el se adelantó — no te enfades ángel, pero he probado tu pasta y se de lo que me habló.
El chico desconocido comenzo a reírse hasta al punto de que casi no podía respirar.
— Si tu ríete mientras puedas, cuando tengas el culo tan escozido no podrás ni hablar sin que te duela.
En ese momento sonó el timbre de entrada y me encamine con Alex hasta Literatura, dejando al chico atrás.
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¡Primer capitulo! Espero que les haya gustado❤, lo siento si tengo alguna falta de ortografía, me gustaría que me informarais de ello. Aún así cuando termine la novela la corregire entera.
¡Hasta el siguiente capítulo!
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