WOULD YOU LET ME LOVE YOU? [ Ray × Lectora ] TPN (REESCRIBIENDO)

I

En otra vida pudiste haber nacido del otro lado, ya sabes, ese lado más "normal" del planeta. Llevando una vida normal, con ropa normal, amigos normales, una escuela normal, una rutina normal, una vida normal. Todo normal. Pero lo normal es aburrido, ¿no?

Ella aún tiene recuerdos, vagos, pero están ahí. Varias jeringas, una, dos, tres, incrustándose sin piedad por ambos de sus brazos y piernas cuando aún era una infante. No recuerda nada después de eso. O tal vez no quiere recordar.

Porque el dolor de recordar es tan inmenso que prefiere borrarlo. El único problema, es que no puede. No puedes borrar lo que ya viviste, mucho menos eliminar para proteger tu mente de perder la cordura. Ella tiene una misión. Sabe más de lo que debe y aparenta. Lo perdió todo. Y si es así, ¿por qué continúa?

Todo ha sucedido tan rápido, que Violet, nombre dado gracias al tinte que vive en sus ojos, aún no logra asimilarlo. O tal vez sí que puede, porque ella ya lo sabía desde el principio, desde mucho antes que solamente "el principio".

Lo supo desde aquel momento. Tan distante, pero que dejó una cicatriz tan grande que ya no se puede borrar.

Que pesar el suyo cuando vio lo que no quería ver, cuando aceptó lo que quería negar, y que regocijo sintió al momento de cruzar la barrera que le impedía ser libre, que regocijo sintió... a pesar de estar sola.

¿Cuántos años tiene? Probablemente once, probablemente menos, o inclusive más. Es difícil de decir, luego de todos los cambios que ha sufrido su cuerpo. Puede que los registros digan que tiene once años, pero su mente está a otro nivel, su inteligencia está a otro nivel, ella está a otro nivel, llegando a la terrible perfección.

Ella a pasado en el matadero por...¿Cuántos? ¿6 años? La verdad no le importa. Solo una cosa tiene clara, y es que no puede caer hasta que "ellos" caigan primero. O en su defecto, hasta que "ellos" caigan con ella. Debe proteger lo que se le arrebató, y por eso sigue en pie.

Creció como alguien normal, si es que tal palabra se puede utilizar para describir su situación.

Con una fachada aparentemente "ignorante", cuando de ignorante nunca tuvo nada. Al final de cuentas, es difícil ser ignorante, cuando tú eres el principio, y el fin de todo.

Ella es brillante. Perfecta, incluso. En cada aspecto de la palabra. Y es por esa misma razón por la que está ahí. Solo ella es capaz de hacer un cambio, sus desdichadas manos estuvieron señidas de sangre desde tan pequeña. Tan frágil, tan inocente. Tan letal.

Lo más hermoso de este mundo, es lo que termina matándote. Violet era el concepto viviente de aquello.

Probablemente fue por su aura de perfección e inteligencia absoluta que terminó atrayendo a cierta persona. Cierto pelinegro. Ambos tan similares en cuanto a sabiendas de la situación que les envuelve a todos. Ambos moviendo hilos desde las sombras. Ambos sacrificando todo, para que al final alguien logre salir vivo de esta locura.

¿Isabella? Violet nunca pudo llamar a esa mujer "mamá". Más allá de la cadena de eventos que vivió con ella aquél día... Más allá de que Isabella fuese la chispa que desenvolvió el poder que residía en ella, más allá de haber aniquilado a su sangre gemela. Violet no puede confiar en ella. Nunca se confió en esa mujer a pesar de las repetidas veces en las que Emma le insistía lo muy "increíble" que es. Su capacidad de metir es lo increíble que puede notar. Sin embargo, Violet lo entiende. Entiende ese deseo de sobrevivir a toda costa, y de querer vivir muchísimo más tiempo que nadie. Pero no puede perdonar el error que Isabella cometió con ella, y cree que jamás podrá hacerlo.

Regresemos a ese día. 12 de octubre de el año 2045. La hora del envío de Conny. La melancolía se sentía por los aires. Conny, una niña demasiado inocente para este mundo lleno de demencia, había sido adoptada. Sus 38 hermanos lamentaban su ida, incluida Violet, quien a pesar de no llorar, podía sentir la tristeza embriagando su cuerpo. Conny... Jamás volvería a escuchar su risa, ni a observar su mirada. Mirada tan encantadora, que dentro de poco se convertiría en una llena de terror y espanto al darse cuenta que es ganado.