Ahí fue cuando a la vieja le calló la teja.
Recién dos semanas después, comenzaba a sentir culpa. La vieja le pegó a la cabra por que no podía ayudar en casa, ya que esta según ella se la pasaba haciendo nada, cuando en realidad hacía la tarea.
La vieja comenzó a llegar más simpática, con comidas dulces y ricas, que sabía que iba a convencer a la cabra.
La cabra aceptó la comida, pero no perdonó.