Primera cita, primer beso.

30 4 1
                                    

El viernes de esa misma semana, Niels me había invitado a salir. Y yo acepte. ¿Cómo podría negarme? El me encanta, y ahora es mi novio, pero claro que saldría con el. Quedamos de vernos en la plaza más conocida de la ciudad donde vivíamos. Escribiría sobre ese día para siempre y no podría terminar nunca, así que contare lo que más puedo recordar.

Habíamos estado un buen rato hablando, y riendo como siempre. Eso me fascina de el, de Niels, es el único con el que puedo ser yo completamente, con mis muchos errores y pocas virtudes. Porque sentía que me quería tanto como yo a el. Se estaba haciendo de noche, y caminamos a algún tipo de muelle que está cerca de la plaza, el camino era largo, pero con el era tan cortó como abrir y cerrar los ojos. Mi abuelo dice que cuando estas haciendo algo que te causa felicidad, el tiempo nunca es suficiente porque pasa volando. Hablábamos de todo un poco, de cosas que nos gustaban, y de las que no podíamos soportar, hacíamos bromas el uno al otro, el incluso se reía de mis pésimos chistes; no se bien si lo hacía por educación, porque me quería, o porque en verdad eran graciosos, pero yo siempre he pensado que por la primera razón.

Nos acercamos a la laguna, y comenzamos a hablar de cosas algo más serias.

Mi familia y mis enfermedades, por ejemplo. El me escuchaba con atención, y me daba todo su apoyo, y por supuesto su amor. Jamás me había gustado hablar de mis problemas con las demás personas, porque las demás personas tienen sus propios problemas, ¿porque les interesarían los míos?, pero Niels siempre me había causado un tipo de seguridad muy extraño. Sentía que podía contarle todo, y así lo hacia. Muchas veces me arrepentía de hacerlo, cuando se trataban de temas tristes por ejemplo, porque el también se ponía triste, podía verlo en sus ojos, aunque el siempre trato de aparentarlo.

¿Quieres olvidarte de todo por un momento?-me dijo el, volteando a verme-

Claro que quisiera per..-no pude terminar-

Tenía sus labios sobre los míos. Tarde varios segundos en reaccionar, y cuando le seguí el precioso beso; descubrí que tenía razón. Olvidé todo en ese momento. Me olvidé de todo, excepto por nosotros dos. Podría definitivamente vivir besando esos labios. Decir que sentía mariposas en el estómago es quedarse cortó. Yo sentía todo un tomorrowland en el estómago cuando estaba con el.

Cuando el beso término, yo estaba nerviosa, y no supe si decía decir algo, y no quería arruinar nada, así que simplemente lo abraze. Y el hizo lo mismo.

Siempre he sentido que hay dos personas viviendo dentro de mi, una de ellas quiere vivir, la otra morir, y están en una guerra constante por cuál va a ganar...pero cuando yo estaba junto a Niels, yo sólo quería estar con el, vivir con el. Como si el lado que anhelaba la muerte encontrara la satisfacción de la vida con el. Ni el más costoso medicamento, ni el mejor psicólogo lograban eso. Hasta ahora no entiendo bien eso, pero estoy muy segura de que es cierto.

Después de el abrazo, nos sentamos en el muelle a seguir hablando, de ves en cuando un casto beso, hasta que el frío fue insoportable. Y decidimos que era tiempo de que ambos volviéramos a casa, y entrelazó sus dedos con los míos. Encajábamos bien.

Después de habernos despedido, y de ambos tomar el transporte correspondiente para el regreso a nuestro respectivo hogar, volvía a sentirme vacía sin el. Siempre ha habido una parte vacía en mi, y ese día, esa parte estaba más pequeña. Como si Niels hubiese encogido ese espacio en mi alma que no tenía nada. Se sentía bien ser feliz. Me gustaba ese sentimiento, demasiado a decir verdad, muy pocas personas han logrado hacerme sentir "feliz". Pero la felicidad con el era extrema.

De haber tenido el poder de detener el tiempo, lo habría hecho sin la menor duda, sin el menor titubeo.

Cuando llegue a mi casa, los problemas me esperaban en la puerta. Mis padres discutían tan constantemente como yo leía. Y yo leía la mayor parte de mi tiempo.

Fui directo a mi habitación, y le avise a Niels que había llegado bien a casa. Se siente lindo cuando alguien se preocupa por ti. Me respondió casi enseguida, y hablamos por horas, a pesar de que habíamos pasado horas juntos.

Cuando te das cuenta que una persona te hace bien y es la única capaz de arreglarte un mal día, es simple, esa persona es la elegida.

Y eso nadie lo puede cambiar.

Fotografía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora