Capitulo 1: Imaginación

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Cada uno de esos rebordes exteriores,
carnosos y bellos labios,
despertaban con ese rosa pastel...
con ese toque de rubor, delicado,
suave e intensa pasión que invadía mis pensamientos.

———

- Ahhh... más duro - mis gemidos impregnaban la habitación oscura en la que me encontraba - más, más, más rápido- estaba muy excitada.

- MALDICIÓN - exclamé al abrir los ojos de golpe y reaccionar a que todo eso era un maldito sueño, realmente necesito una buena follada.

Despertaba cada día como siempre (obvio sin esos sueños eróticos) con la misma sonrisa, con la misma energía que transmitía a cada persona que no la tuviese.

Parpadeó varias veces intentando abrir mis ojos después de despertar de golpe, abren rápido permitiendo el acceso del foco de corriente eléctrica, deslizó mis pies del lado derecho de mi cama con una cobertura gris, alcanzó mis zapatos y con un intenso parpadeó, me dirijo hacia el cuarto de baño para ducharme antes de ir al trabajo de medio tiempo que conseguí gracias a una amiga de la infancia.

Me veo en el espejo del baño mi tez blanca un poco rojiza por las marcas de la cama al dormir, unos labios grandes adecuados a mi rostro, algunas que otras pecas por mi nariz y mejillas, ojos grandes y verde oliva bastantes claros con tonos oscuros alrededor, con el pelo largo y desordenado con tono castaño claro en las puntas y un poco más oscuro en el craneo podría decirse que no soy fea pero no soy la más bonita en mi círculo de amistades.

Después de ducharme salgo totalmente desnuda y mojada dejando un rastro húmedo en el suelo... vivo sola puedo hacer lo que quiero por un tiempo, habitualmente uso ropa cómoda tal como: una blusa crema, un pantalón vaquero cubriendo mis largas piernas, desde la cintura hasta los tobillos, con tenis deportivo blancos "son mi fascinación" y para así culminar secándome el pelo y dejándolo desordenado como de costumbre.

——
9 am - Lunes "un día normal"

Camino hacia mi trabajo a veces en la bicicleta pero hoy no estoy de humor así que voy caminando, veo las casas e imagino como sería vivir en una de esas casas tan lujosas, perderse entre pasillos y pasillos, miles de baños, miles de comida y sirvientes que me atiendan las 24 horas del día, me imagino como sería vivir ahí pero recuerdo que ya tengo un hogar y no me quejo.

Luego de soñar con los ojos abiertos por toda la calle, llego a mi trabajo, el cual es una cadena muy famosa de comida rápida, me pongo el uniforme que es: un lazo color azul, que agarra poquito cabello, una falda bastante apretada y corta que me sugirió el jefe, a conjunto de ello un top con cuello blanco que hace que se me vea el ombligo, y así comienza mi día hasta el medio día.

Llegan muchos clientes, se van muchos clientes, a veces mis amigos vienen a visitarme, creo que eso sería lo más emocionante que pasa en mis horas de trabajo, faltan pocos minutos para que se acabe mi turno y pueda volver a mi casa a tratar de resolver un poco el desorden que tengo, me imagino una vida para cada cliente, pienso que lo motivó a querer comer en este lugar, no es que sea muy mala la comida pero tampoco no es muy buena; como ahora, hay unos chicos sentados en una mesa del lado que me toca atender y hablan sobre deportes, cervezas, chicas y con cuantas se acuestan al día, una charla muy interesante, ya puedo saber qué tipos de chicos son cada uno sin tener que hablar con ellos pero lamentablemente debo hacerlo.

- Hola chicos, bienvenidos - todos se callen y comienzan a verme de pie a cabeza y a silbar y decirme cumplidos "mami" "que buena estas" - Estoy a su orden, ¿qué desean ordenar?

[Chico 1] - Quisiera ordenar un poco de ti con sal y pimienta, bebé - todos se ríen y dicen otras que muchas bobería.

- Disculpe pero se nos agotó ese platillo para imbeciles como tú - todos hacen sonidos de victoria para mi y se ríen del chico - ¿Quisieran pedir otra cosa que si esté en el menú?

[chico 2] - Me toca, me toca - dice golpeando a sus amigos - Corazón... - aquí vamos otra vez - Podrías traerme unas papas fritas del combo fiesta y una malteada de caramelo.

- Ahh. - me quede asombrada de que realmente pidió algo del menú y no me dijo cumplidos raros ni intentó sobrepasarse - Por supuesto caballero, ¿algo más?

[chico 2] - Más nada corazón, gracias.

Luego todos los chicos pidieron normal sin faltarme el respeto y el chico que comenzó sus tonterías se marchó diciendo que se sentía mal, pero mientras todo eso pasaba yo no despegaba mis ojos del chico galán y caballeroso, cada tanto nuestras miradas chocaban y yo desviaba rápidamente mis ojos hacia otra parte.

Cuando su comida estaba lista fui a llevarla y todos comían, charlaban y reían sin importar que hiciera no me molestaban porque el chico les había dicho que no me molestaran, entregaba cada plato pero deje el mejor para el final.

- Por último una papas fritas fiestas con una malteada de caramelo... - me sonrió dejando ver esa increíble dentadura - espero y disfrute... disfruten.

[Todos] - Gracias, bonita.

Ya mi turno había terminado pero no me quería ir sin por lo menos que ese chico me pidiera el número, postrada en el mostrador mirando al horizonte con las piernas cruzadas y las manos en mi mandíbula, mi imaginación comienzo a volar "como sería si él se parase y se acercara a mi para pedirme mi número del móvil o mi usuario de Instagram o solo que me diera follow... me volviese loca, lo sé." Pero mis pensamientos fueron interrumpidos por mi odioso jefe Ronny, que pasaba por detrás mío rozando sus dedos contra mi, del impulso descruzo las piernas y así aprovechó y postró su mano un poco más abajo de la cintura dejándome a su merced de la cadera para abajo.

- Amor, ve al almacén y trae un poco de leche para... - dijo Ronny mientras se acerca a mi oído, tan cerca que sentía su respiración para por fin decir - las malteadas.

Se alejó de mi dándome unos golpecitos suaves en mis glúteos y con una risa burlona y cínica, dejándome ahí con las piernas un poco temblorosa y conteniendo la respiración; cuando sentí que se alejó bote todo el aire de mis pulmones pero junto a ello una solitaria lágrima bajó por mi mejilla derecha.

Centro mi mirada hacia los clientes y ese chico con una mirada preocupante, frunciendo el ceño y un poco rojo de ¿la rabia?, me miraba; me limpie mi solitaria lagrima y fui al almacén dejando a una chica en mi puesto mientras regresaba, voy rápido al almacén por si a Ronny se le ocurría llamarme cuando cruzara por su oficina, fui tan rápido que ni me fijé que hacia él, entré corriendo al almacén y volví a respirar, dejando salir el aire de mis pulmones pero mi respiración no era la única en esta habitación... Ronny estaba ahí, mirándome al lado de la puerta del almacén con unos ojos grandes, tal como me imagino que miraba el lobo a Caperucita Roja, y sin darme cuenta él ya tenía sus manos en mi cintura.

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