Capitulo VIII

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"Recuerdos."

Atenas, Grecia 1896

Era de noche, dos jóvenes estaban sentados en la arena cerca de una fogata, miraban las estrellas, la chica de cabello rosa suspiró y viendo al chico le dijo:
- Estoy segura, que llegara el día en que todo vuelva a ser como era en un principio. Cuando vivíamos en armonía en nuestro mundo. No me importa nada, más que hacer que todo sea como antes.
- Nuestros mundos desaparecieron por alguna razón, por algo la princesa despertó el verdadero poder de la rosa. Debemos aceptar el presente, este es un bello mundo. Aunque este manchado por los errores que comenten muchos e incluso nosotros mismos. Lo único que podemos hacer es seguir adaptándonos a la actualidad.
- ¿Qué? ¿Acaso no te das cuenta que este mundo esta lleno de perdición?
- No me parece así, solo son humanos, no son dioses.
- Hasta las divinidades pueden cometer errores, sino fuera  así nuestros mundos siguieran existiendo. Nuestro universo…nuestro hogar. -respondía la joven mirando hacia el mar-.
- Se que para ti no ha sido nada fácil, sobretodo al perder a tú familia y que ellos no tuvieron la dicha de estar en este mundo junto a nosotros. Fueron muy valientes.
- En honor a ellos, haré lo que sea por restaurar el universo Gewten. También para regresar a mi…familia. Me dedicare a buscar cada uno de los talismanes que se llevó cada Fiwn y sobretodo llegar hacia la princesa, estoy segura que esta en este mundo.
- Yo espero que no… -decia el joven al instante que se ponía de pie-. Y en dado caso de estar viva prefiero que este alejada de esto sin memoria de lo que sucedió, merece una vida tranquila, no solo ella, todos, hasta tú. -dirigiendo una mirada hacia la joven-.
- Jamás voy a tener tranquilidad aquí, no cambiare de opinión y llevare a cabo mis objetivos, no tendré piedad con quien interfiera, incluso contigo llegas a oponerte.
- No diré más, nos vemos luego. Te dejo sola para que reflexiones y pienses claramente, no te dejes cegar por el dolor.
- Se lo que hago, no necesito meditar nada.

El joven la miró por última vez, cerro los ojos, parecía como si estuviera orando. De pronto una luz celeste lo rodeaba y desapareció…

Hope habia despertado un poco pensativa, tenia aspecto que no habia pasado una buena noche. Se levanto, fue a la cocina y se preparó un té. Fue a la terraza, para poder ver el amanecer.

-“ Esos recuerdos, aún tal como le dije hace unos años, nada me hará cambiar de opinión, ahora he avanzado mucho, y si todo sale bien, pronto estaré en mi hogar.” -se decia así misma al momento que sonreía-. Solo me faltan 3 talismanes y encontrar la mítica rosa real. Pero eso no es problema, ya que ella esta en este mundo. Tendré éxito, estoy segura.

La joven cerraba los ojos mientras era acariciada por la suave brisa de la mañana, amaba sentir esa sensación.

-Ahora, solo debo ir a terminar de arreglar mis maletas y estaré allá pronto. Debo hablarle a Erin para que este lista ante mi llegada. -decía cuando tomaba su móvil y llamaba a su amiga-.

Londres, Inglaterra

Ellen se encontraba en la biblioteca de la academia, habia ido ahí al terminar las clases. Ya que necesitaba ir a buscar la obra “Mujercitas” de Louisa May Alcott. La maestra Mclaggen les habia dejado dicho libro para representarlo. Ellen estaba muy emocionada, amaba el teatro, aún no sabia cual seria su papel, pero esperaba ser Meg o Jo ya que eran sus personajes femeninos favoritos. Cuando encontró la obra, se fue a sentar a una mesa para leerlo un poco. Cerca vio unos libros que estaban ahí, hubo uno que le llamo la atención decia “El universo mágico.” Lo tomó y en ese momento comenzó abrirlo, se dio cuenta que por el estado en el que se encontraba ya llevaba mucho tiempo de haber sido creado. No tenia nombre de autor, era anónimo. Estuvo a punto de leer la primera página, cuando de repente se apareció la bibliotecaria.

La Sonrisa que cambió al mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora