CAPITULO 4 DESPEDIDA

77 36 5
                                        

Estar en la habitación de Noah me hacía sentir segura, Noah salió hace un momento cerrando la puerta tras de sí, pero como eso no me hacía sentir segura del todo, puse el pestillo a la puerta y me aseguré que la ventana en verdad estuviera cerrada.

Me metí en la cama, haciéndome un ovillo entre las sabanas, tenía miedo, pánico, desesperación. Una parte de mi quería salir corriendo en busca de mis padres para que llamaran a la policía y la otra parte de mi me decía que me quedara ahí esperando el regreso de Noah con buenas noticias, el miedo a salir y encontrarme con el atenazaba mis huesos, calando hasta lo más profundo de mi. Ni siquiera fui consciente del momento en que comencé a llorar. Estaba por poner mi cabeza sobre mi antebrazo cuando sentí un dolor punzante en mi muñeca.

La habitación de Noah seguía a obscuras, en todo este tiempo ni siquiera me paso por la cabeza prender la lámpara de su cómoda, la única luz que alumbraba la habitación era la del alumbrado de la calle y la luna. así que me digné a prender la lámpara, comencé a examinar la zona afectaba, y lo que vi me dejo pasmada, en mis muñecas tenia marcadas las manos de Jason. Esas horribles marcas adornaban ambos brazos. Me dolía verlas, pero sabía que le dolor no era físico, sino emocional, el saber que la persona que más amaba y decía también amarme me había dañado de tal manera.

No bastándole con dejar una marca física, también dejando una psicológica, que estaba segura que no sería fácil de olvidar y mucho menos superar. El forcejeo de la puerta me hizo volver a la realidad sobresaltándome, gire mi vista que hasta el momento se encontraba perdida en algún momento de la habitación, hacia la puerta.

―Viuryna abre, soy yo, Noah―eso hizo que me levantara en seguida. Abrí la puerta y efectivamente era el, traía el cabello alborotado y la respiración entrecortada.

― Tardaste demasiado... ¿Qué fue lo que ocurrió? ―susurre al borde de las lágrimas.

― solo pasaron cinco minutos, pues efectivamente seguía en la habitación, solo que estaba saliendo por la ventana. Trate de detenerlo, pero logró escapar ese hijo de puta―Sonaba exasperado, y no culpo, yo también lo estaría, bueno lo estoy.

― Te quedaras en mi habitación esta noche, y yo me quedare en la tuya por si ese idiota intenta volver.

El tiene razón, no puedo arriesgarme, no de nuevo

― Si―es lo único que logro decir

― Ah, y mañana le diremos a papá y mamá lo ocurrido― Oh no, sonaba decidido, pero, yo no lo estaba, a pesar de todo no quería que nada malo le pasara a Jason.

― No es necesario, estoy bien―trato de sonar intimidante, pero al parecer no lo logré

― ¿No es necesario? ¡NO ES NECESARIO!!! ¡EL IMBECIL CASI TE VIOLA Y TU ME DICES QUE DECIRLE A NUESTROS PADRES NO ES NECESARIO!!!! ¡QUE HUBIERA PASADO SI NO HUBIERAS LOGRADO DERRIBARLO??? EH EH... NO LO DEFIENDAS, ¡POR QUE LO QUE ESTUVO A PUNTO DE HACERTE NO TIENE JUSTIFICACIÓN!!! ¡NO LA TIENE!!! ¿ME ESCUCHASTE? ― Esta más que furioso, y no puedo evitar pensar que es por mí.

― Noah basta―estoy cansada, dolida, deprimida, me quiero morir.

― Nada de basta, ¿Se lo dices tú o se los digo yo? ― solo hay una respuesta lo suficientemente cuerda para esto y no me va a gustar.

***

La noche se pasó entre lamentos y sollozos llenos de dolor y furia contenida. Ya era hora de levantarme, pero, mis piernas no responden, miro mis muñecas, las marcas siguen ahí tiñendo mi piel, me duele verlas, ahora no solo llevo a Jason grabado en mi mente, también lo llevo en mi piel, las marcas desaparecerán en unos días, pero el recuerdo no me abandonara jamás, siempre estará amenazando con asfixiarme en cada momento de debilidad, cada lagrima será una flecha clavada en mi pecho, cicatrices temporales, heridas irrevocables.

ESO Y MAS... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora