Capítulo único.

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Para Mika, siempre ha sido Yuu.

Su risa sincera, esos hoyuelos que se le formaba en las mejillas cuando sonreía alegre. Cuando le sonreía. El brillo en sus ojos tan verdes como gemas preciosas. Su apetito voraz y sus increíblemente malos modales al comer, cuando el rubio lo pateaba ligeramente por debajo de la mesa y Yuu le sacaba la lengua.

Siempre ha sido Yuu. Proteger esa sonrisa que nunca dejaría de ser la única fuerza de Mika para resistir un poco más toda la mierda que era el mundo y seguir adelante.

Pero para Yuu, ya no era solo Mika.

Yoichi. Kimizuki. Mitsuba. Shinoa. Ah, y Guren, aunque el muy hijo de... Mika respira. Aunque el muy idiota estaba ahora en el otro bando.

Y parecía que Yuu estaba dispuesto a hacer por todos ellos lo mismo que Mika estaba dispuesto a hacer solo por él.

Mentiría si dijera que eso no dolía un poco. Quizás hasta más que un poco. Porque Yuu los llamaba familia sin la necesidad de verlos muertos y pérdidos y...
No, no podía regresar a esa.

Suspiró. Las llamas encendían sus ojos, ahora brillando de un tono rojo que realmente odiaba. Solo le recordaban que eran lo último que le quedaba de humanidad y que, tal cual, lo había perdido también.

La fogata ardía ante las estrellas tan brillantes de la noche. La rodeaban Mitsuba, Kimizuki, Yoichi, Makoto, y él mismo. Pero no estaban Shinoa ni...ni Yuu.

Su ausencia no hacía mas que confirmar el dolor que hace tiempo crecía en el pecho del rubio. Para Mika, siempre sería Yuu.

Para Yuu...Para Yuu habían cosas más importantes ahora, seguro.

—Mika-kun— la voz de Yoichi llamandolo lo sacó de su trance. Ya se había acostumbrado a los amigos de Yuu, así que no se quejó porque el castaño pronunciara su nombre con tanta confianza.

—¿Mmh?

—Te ves preocupado, Mika-kun, ¿por qué?

Mika enfrentó los ojos achocolatados del chico y se dio cuenta de que todos lo observaban con atención. Había aprendido a convivir con ellos, pero a veces eran bastante odiosos.

—Seguro que extraña a Yuu-kun ¿no, Mikaela-san?— Shinoa apareció en escena, pero sin Yuu.

Mika no supo si aliviarse o preocuparse por ello, pero pasó olímpicamente de la broma de Shinoa y clavó su vista en el fuego ardiente.

—Iré a revisar el perímetro nuevamente— dijo al fin.

—Te acom...— iba a proponer Makoto, pero el rubio se adelanto y negó con la cabeza.

—Volveré rápido.

Pero mentía.

Caminando, se perdió en la espesura del bosque y su tranquilidad. Sabía que esta tranquilidad acabaría pronto. Una guerra se estaba orquestando y pronto— quizás demasiado pronto— también tendrían que luchar ellos.

Se detuvo frente al río, se quitó los zapatos y sumergió los pies en el agua. Una oleada de debilidad que había estado reteniendo reapareció y sus ojos carmesí se llenaron de lágrimas que, como finos hilos de cristal, comenzaron a deslizarse por su piel de porcelana.

Para Yuu había cosas más importantes.

En efecto, había una guerra antes que cualquier cosa. A veces Mika simplemente deseaba desvanecerse como la espuma, olvidar todo el dolor que a cada segundo explotaba en su cuerpo. Pero era simplemente imposible.

Y era imposible porque estaba seguro de que no sería capaz de dejar a Yuu.

—¿Mika?

Volteó hacia un lado, sorprendido de oír esa voz a la vez tan conocida. Yuu le miraba con una mezcla de intriga y preocupación.

Mika se apresuró a secarse las lágrimas con las mangas de su chaleco.

—Vaya, parece que todavía puedo llorar— comentó, intentando restarle importancia, y esbozo una ligera sonrisa de esas que estaban reservadas solo para Yuu.

Yuuichiro se acercó a él a velocidad, adentrándose en el río con los zapatos puestos para llegar hasta Mika y tomarle suavemente con ambas manos las mejillas.

—¿Qué tienes, Mika? ¿Te duele algo?

Todo. Cada segundo.

Pero el rubio se limitó a negar con la cabeza, disfrutando el calor de las manos de Yuu en sus frías mejillas.

—Nada, no te preocupes Yuu-chan.

—Lo estás haciendo de nuevo— reclamó el ojiverde, y Mika sintió la ausencia del calor de sus manos cuando este las quitó de su rostro.

—¿El qué?

—¡Sufrir solo, Mika! Siempre haces eso, nunca me dices que tienes. ¿Cómo puedo ayudarte si no me lo dices?

—A veces quiero que se acabe— confesó Mika en voz baja. Yuu detuvo su hablar para mirarle. Parecía que el rubio le había acertado al ojiverde un golpe en el estómago—. A veces en verdad quiero que todo se acabe...

—Mika...

—No, no pasa nada, de verdad. Solo son ideas tontas Yuu-chan, no me hagas caso— intentó sonreírle, pero no lo logró.

—Lo siento— soltó Yuu—. Es mi culpa, siempre es mi culpa. Moriste por mí y ahora sufres esto y estás peleando una guerra que nunca quisiste pelear. Demonios Mika, no tienes que...

—Si, si tengo, si quiero— tomó las manos de Yuu entre las
suyas—. Se que tu tienes personas que te importan más que yo ahora, pero sigues siendo lo único para mi, Yuu-chan. Sigues siendo la única persona a la que quiero sonreírle cuando esto llegue al final. Aún si no...

No acabó la frase, pero esta vez fue porque los labios de Yuu estaban sobre los suyos.

Besos. Mika había besado antes, nunca estando completamente de acuerdo, nunca sintiendo esa corriente eléctrica que sentía ahora que los labios de Yuu entraban en contacto con los suyos.

No tardó en corresponderlo, aferrándose con sus manos a la cintura de Yuu, mientras que este rodeaba su cuello. Se separaron el uno del otro con lentitud, amando cada roce de sus labios y su manos, y cada contacto visual que sostenían mientras respiraban con cierta agitación.

—Yuu-chan...

Yuu le llevó un dedo a los labios, pidiéndole silencio, y luego habló:

—Nunca vuelvas a decir que hay personas que me importan más que tú— acarició la mejilla del rubio con ternura y
suavidad—. Es verdad que ellos también son mi familia ahora, es verdad que quiero protegerlos, pero Mika... Nada en este mundo va a ser nunca mas importante que verte abrir los ojos todas las mañanas o sentir tu respiración tranquila. Te amo, Mika, y siempre has sido y serás la única persona con la que quiero llegar al fin de los tiempos cuando todo acabe.

Mika volvió a besarlo, enredando los dedos en su cabello negro.

—Gracias, Yuu-chan— y luego agregó:—También te amo.

—Ahora, salgamos del agua ¿si? Me estoy congelando— pidió Yuu medio riendo y entonces Mika se dio cuenta que seguían sumergidos en el río.

—Claro, vamos. No vayas a resfriarte.

Caminaron sin prisa de vuelta a la cabaña, y antes de llegar Yuu detuvo sus pasos. Mika se volteó a verle, sin comprender.

—¿Yuu-chan?

—Quédate conmigo, Mika. Se que es egoísta pero, por favor, quédate conmigo hasta siempre, yo...

Mika besó los labios de Yuu, tan finos y preciosos, y le dedicó su sonrisa mas amplia en mucho tiempo.

—Yo iba a pedirte lo mismo.

...

Espero que les haya gustado el One-shot💞

Ya hace tiempo que quería escribir algo de estos dos, porque es son más canon que yo y mi soltería😂😂💞

Bueno, en fin, ¡Gracias por leer!

P.D: Si escribiera una novela de estos dos, ¿la leerían?

Siempre has sido tú | MikaYuu | One-shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora