Capítulo 1

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Escucho decir a la entrenadora: "una más, una más. Tú puedes"
Y al fin logre hacer las malditas doscientas lagartijas. Hay veces me pregunto ¿Sería mejor estar en la Academia militar? O ¿Hacer mi propio gimnasio en casa?
En fin, estoy cansada, pero se que los resultados valen la pena.  Trato de ejercer todas las rutinas que mi entrenadora  me  ofrece. Ya que en parte me ayuda a mantener mi mente ocupada y asi mantengo en forma.

Terminó mi rutina del día de hoy, veo mi reloj, van a dar las 7:30Am. Nada mal, siempre a tiempo, ya que el gimnasio no está tan lejos de mi casa (5 minutos en carro). Siempre voy al gimnasio todas las mañanas, para entrar con buena actitud al trabajo.

Recogí mis cosas, me subo a mi auto, llegó a casa, me doy una ducha rápido. Desayuno y me dirijo a mi trabajo.

De hecho tengo un año de trabajar para el Señor Eliezer Hernández, mi papá.

Flashback.

—¡Papá! Por favor ya te dije que termine mi carrera, necesito ejercer mi trabajo— papá piensa lo que le estoy diciendo, aún que no lo veo tan convincente. Tengo que hacer más pucheros.

—mi pequeña Ingrid, sabes que tienes todo en esta casa, en tu vida, en ti. Se que las cosas no, nos han salido como queremos, pero aquí tienes todo— escucharlo decir eso se me calientan un poco las orejas.

—¿Estás seguro de lo que estas diciendo Padre?— lo veo a los ojos fijamente, el bien puede darme trabajo y más aún que ya salí de la Universidad.

— ¡Esta bien! No sé diga más. Pero si quieres salir esta bien, yo me encargaré de todo ha como lo he hecho.

Fin del Flashback.

¡Como olvidar ese día!

Todo fue un poco difícil, pero en un par de meses ya tenía el puesto de la presidencia, la verdad no soy tan mala con la administración, no es por nada, pero me sentía orgullosa de mi, a pensar de mis pocos conocimientos. Aunque sigo ejerciendo otra carrera en línea.

Llegó a la empresa, como siempre todo el mundo saludamos y fingiendo esas risas estúpidas, esas cosas cordiales de la humanidad no van conmigo, me he concentrado en ocupar mi mente lo más posible para no ver la hipocresía de la humanidad.

Tomo el elevador y dejó que este me lleve a mi oficina de hecho es la última planta.

Soy presidente de la empresa Star In The Sky. Nunca supe porque mi papá le puso ese nombre, tengo exactamente un año de trabajar para papá, pero al estar aquí (Aún me siento todavía novata), he manejado bien las cosas y hasta papá se sorprende, pero bueno. Con mi cara de culo todos aquí hacen el trabajo mejor. Aunque literalmente así es mi cara.

Soy un poco inteligente, se manejar las cosas bien hasta el momento, soy una licenciada en administración de empresas, y la segunda carrera que voy a terminar es Turismo y Hotelería.

Estoy en mi oficina hundida en mis pensamientos hasta que escucho el teléfono sonar. Es mi secretaria.

—¿Qué sucede Señorita Sevilla?

— ¡Disculpe!, pero el Señor Hernández está al otro lado de la línea

— está bien, pasa la llamada— espero un par de segundos cuando escucho la voz de mi papá. Eso me alegro el corazón. Pero.. esperen. ¿Por qué mi papá no me había llamado a mi número de celular?

Sentimientos No PermitidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora