Ya estaba en la oficina de Marco y le expuse el caso de Sarahi. Al final con una cara no muy convincente dice:
-ya no eres la presidenta así como yo lo dejé de ser hacer un año, por ende te trataré como tal Ingrid- suelta tan frio.
-Hazlo, sólo te estoy pidiendo este favor Marcos, ella necesita este trabajo, además no me hagas mover mis influencias por favor- tiene una mirada neutra y juega con un lápiz que tiene en la mano.
-¡Esta bien Ingrid! Lo haré porque eres hija de mi jefe- sin ningún preámbulo lo dice
-la verdad eres un idiota- suelto sin más
-si, si lo soy. Pero bueno, ¿Qué le voy hacer?-el muy imbécil encoje los hombros y sonríe como el estúpido que es.
La verdad Marcos no físicamente desagradable, es un joven de 26 años, hasta donde se, no tiene novia, porque a todas las reuniones de la empresa asistía sólo, yo en ocasiones iba con la Nana o papá. Tiene algo que me hace dudar de él, por eso trato de mantenerlo en el medio, ni lejos ni cerca de mi, se que si dejo a Sarahi aquí ella me mantendrá informada de cualquier cosa que suceda.
Mide 1.70, su cabello es rubio castaño y sus ojos dan un color azul cielo, pero la verdad nunca fue ni será mi tipo, lo observo, lo analizo y no me levanta el deseo de nada, desde que lo conocí hubo algo en él que no me gustó y ni me gustará para nada. Quiere ser misterioso, pero más que yo, lo dudo.
-sólo espero que la traten bien, la llamaré para que hable contigo-
-obvio la tratare bien, si quieres pregúntale cómo la trabaja cuando era mi secretaria-salgo de inmediato de ahí. No quiero verle la cara a ese cara de ... cara de saliba. Suena patético, pero la paciencia no es una de mis virtudes... Espera, ¿cómo le dije?
¿Cara de saliba? Sonrió al recordar lo que pensé de la cara de Marco, no supe que otra cara ponerle. Pero, ¡es un pendejo!
Subo de nuevo al piso 25, entró a la oficina de Sarahi sin golpear. La verdad nunca había hecho esto pero necesito hablar con ella, al parecer ya tenía todo listo.
-Sarahi ya hablé con el Señor Rivas, él te dará un nuevo puesto, no sé en cuál plata, pero no te irás de la empresa de eso ya me he encerrado, quiero que me mantengas informada de todo, por favor y que esto quede entre tú y yo- digo lo más relajada posible.
-gracias señora Hernández, cuente conmigo para lo que sea, de eso no tenga duda- tiene una sonrisa de oreja a oreja.
Le doy una media sonrisa, veremos si puedo contar contigo, la verdad todas las veces que hemos hablado siempre había sido por E-mail. Y decido pedirle el número, para tener más comunicación de todo.
-todo el tiempo que trabajaste para mi, nunca tuve tu número, ¿Te parece si me lo das?
-¡está bien Señora!-casi pongo los ojos en blanco cuando escucho eso de "señora"
-deja de llamarme así, ya no soy tu jefa. Dime Ingrid, sólo Ingrid
-como usted diga.
Luego que nos pasamos nuestros números, nos dirigimos las dos a la planta número 20, ella se queda ahí y nos despedimos. Luego yo llego hasta abajo. Creo que hasta aquí he llegado.
Voy al estacionamiento, sacó las llaves de mi bolso, abro la puerta del copiloto y pongo la caja y mi bolso ahí, rodeó el auto, enciendo mi pequeño deportivo color rosa y me dirijo a casa.
Al llegar veo a mi papá con la Nana, es lo más hermoso que he visto el día de hoy. Ambos están en el jardín. Papá se ve tan relajado y mi Nana se ve muy feliz.
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Sentimientos No Permitidos
RomanceEl mundo es tan pequeño (lo común de los seres humanos). al menos porque unos creen en las casualidades, otros en el destino, en el futuro, en las coincidencias, en fin todo eso es una bazofia; cuando en realidad tiene que suceder algo se da, punto...