Capítulo 2: Explicaciones

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_~Recapitulación~_

-Trey, Mackenzie, callaros.- Dice su padre entrando en el salón y señalándonos mientras nos nombra.- Trey si quieres saber lo que ha pasado siéntate y escucha.- Y después se vuelve hacia mí.- Y ahora Mackenzie- dice sentándose en el sofá con las manos agarradas al frente y manteniendo una cara seria- ¿podrías contarnos tus aventuras?

_~Recapitulación~_

Me muevo algo incomoda en el sitio mientras pienso qué contar. Es claramente preciso que no cuente toodoooo lo que he estado haciendo, porque si no ya me dirá alguien como me libro de algún castigo, así que les contaré solo lo que conviene... a mí, claro esta.

Una vez aclaradas mis ideas me siento en el brazo del sofá con los pies encima, aunque con una mirada del señor Black me quité las converse y volví a poner los pies en el sofá. Cojo una bocanada sutil de aire y comienzo.

-El día que me fui fue relativamente fácil,- dije con una mirada pensativa hacia la esquina de la pared, como si esta me pudiera dar una respuesta. Me giro a mirar a mi Alfa- por cierto, deberías aumentar la vigilancia por la frontera oeste, es demasiado fácil entrar o salir por ahí. Pero volvamos, yo necesitaba tiempo fuera de la manada...- y aquí va la bomba, pero al menos lo voy a hacer con los ojos cerrados, ¿como era el dicho? "Ojos que no ven, Dolor que no sientes", ¿no?- porque no quería encontrar a mi compañero, no quería estar atada.

-¿Por qué...- empezó a decir Sean, pero lo corté.

-Sin preguntas hasta el final, por favor.

Después de eso continué mi historia con los ojos en la esquina de la habitación.

- Así que me fui a Florida, donde cursé medio año de instituto,- me dieron una mirada extrañada- ¿qué?, no quería perder instituto.- Se escuchó un "nerd" intentando ser camuflado con una tos de parte de Lucas, a lo que le dí una mirada fulminante.- Luego me mudé de nuevo hacia la frontera de Canadá donde hice tres meses de instituto, son algo sosos los canadienses, o por lo menos en ese pueblo en el que viví.- Dije con una sonrisa al recordar a la única chica canadiense que era una loca total y de la que me hice amiga, ugh, como voy a extrañar a Key.- Y finalmente me fui a Oregon, donde también cursé el último trimestre de instituto y lo terminé. Justo estaba en la fiesta de una univers..., digo, en una fiesta en casa de una amiga cuando al salir a tomar un poco el aire me dieron con algo fuerte justo en la nuca. Me desperté en lo que parecía una pocilga de lo sucio que estaba con las manos y los tobillos atados con cuerdas con alguna hierva rara que me quemaba la piel, estuve allí 5 días. El último dejaron mis tobillos desatados mientras metían las cuerdas en un agua con un olor horrible, por lo que salté, maté a los tres secuestradores que había ese día y llamé a la policía.- Digo volviéndome a encoger de hombros con indiferencia.- Así es como llegué aquí,- y mirando a Sean dije- me dieron la ropa los agentes de la C.I.A., por eso es tan grande la ropa, no porque me pase con la ropa oversize- dije con tono de burla hacia él.

Despúes de unos momentos en los que el Alfa se quedó pensando me miró.

-Eso es algo un poco estúpido por tu parte, Mackenzie,- dijo el Alfa en tono cansado- puedes encontrar a tu compañero donde sea.

Le miré unos segundos sin expresión en la cara para después suspirar y bajar la cabeza.

-No es estúpido, Alfa, yo sé que mi compañero está aquí.- Dije para luego levantar la cabeza hacia sus miradas sorprendidas.

-Pero eso es imposible, pequeña, nadie sabe donde encontrará a su compañero.- Dijo intentando acariciarme el brazo, a lo que yo me aparté por instinto.

-No lo entiendes, Alfa, yo lo siento físicamente, lo siento literalmente.- Dije poniendo una mano en mi esternón. Ante sus miradas incrédulas empecé a explicar.- Alrededor de los 15 empecé a sentir un tirón en el esternón, dependía de hacia donde caminara, unos días después soñé con que una cuerda atada a mí me llevaba hacia mi compañero...- sabía lo que iban a preguntar así que respondí antes de que preguntaran- y no, no recuerdo quien era, solo sabía que era él. Después de eso yo ya sabía que no quería tener un compañero, solo por el dolor que me causaba constantemente el tirón, así que pensé que si iba lo suficientemente lejos la cuerda se rompería, por eso fui a Florida, y como me dolió aún más pensé en ir aún más lejos, hacia Canadá. Allí me desmayé del dolor, vomité, enfermé..., por lo que a los tres meses fui lo más cerca de la manada posible para escapar del dolor y que no me encontréis.

-Nadie puede escapar del destino, Mackenzie.- Dijo el Alfa con una mirada de compasión.- Nadie puede. Mañana empezaremos a averiguar como funciona tu tirón.

Después de eso recompuso su expresión y me dirigió una sonrisa.

- Ya que no tienes años escolares atrasados, mañana vuelves al instituto, así que puedes elegir uno de los cuartos para cambiarte y si quieres, ducharte que la cena va a estar lista en unos minutos.- Me quedé algo incomoda cuando dijo eso.

-¿Alfa?, ¿podría ir a ver a mis padres, por favor?- dije mirándole con una mirada de cachorrito. 

Todos se miran entre ellos.
Oh, no...

-Tus padres están en coma, Mackenzie.

🐺~~~~~~~~~~🐺
¿Qué opinan de ella?
¿Cómo será posible que pueda sentir a su compañero, Mate, alma gemela... Cómo quieran llamarlo?
Como ya dije, ella es especial, o tal vez su destino, aunque tal vez los dos...
Pero para eso están los próximos capítulos, para averiguarlo.
Todo el Love del Mundo,
A.M.

Mujer Loba: La Huella Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora