Capítulo 4: La mañana es dura, y más si hay que despertarse

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_~Recapitulación~_

- A las ocho y media empiezan las clases, a las ocho estará el desayuno hecho,- hace una pequeña pausa mirándome, como si lo sorprendiera lo entera que parezco- los chicos te llevarán en coche. Tus cosas ya están listas y puestas en tu habitación.

No me di cuenta de lo cansada que estaba hasta caer en los brazos de Morfeo al minuto de poner la cabeza en la almohada.
_~Recapitulación~_

El sonido de una cuchara golpeando una cacerola me despertó intentando separarme de mi querida, y más amada amiga, la almohada.

Levanto la cabeza encontrándome con un Sean en pantalones de deporte y una camisa sin mangas que, efectivamente estaba golpeando una cacerola con una cuchara.
A veces pienso que para que necesito enemigos si ya tengo un mejor amigo que le hace el trabajo.

Cojo lo primero que pillo de la mesita de noche y se lo tiro, y para mi suerte resultó ser un diccionario que se estrella contra su pecho haciéndole retroceder un poco.

-¡Largo!, Antes de que te destripe con un boli.- Le gruñí haciendo que se fuera riéndose por la puerta.

Miro la hora en mi móvil dándome cuenta de que son las 7:30, creo que me da tiempo.
Cojo unos pantalones vaqueros cortos, una camiseta blanca en la que pone en negro "WOW" y obviamente ropa interior de encaje (sin juzgarme por favor, es bonito y cómodo), con eso me metí al baño a darme una ducha con agua ardiente antes de secarme el pelo dejándolo en sus ondulaciones naturales. Me visto con lo que traje y unas sandalias negras simples. Con lo del maquillaje solo me aplicó máscara de pestañas y cacao de labios, no soy muy fan, y la verdad es que me lo pongo más por ser el primer día de mi último año de instituto.

Al coger mi móvil para salir, me acuerdo de mi reloj de oro blanco, regalo de mi madre en mi 14 cumpleaños, desde entonces sin él me siento desnuda. Me lo pongo y mientras bajo miro la hora: 7:58, justo a tiempo.
Desde las escaleras me llega el olor de tortitas con chocolates y por lo que huelo, también arándanos, mis favoritos. Estos olores, los creaba mi madre al cocinar por la mañana y pensar que ahora no puede hacerlo... hacen que los ojos se irriten un poco, pero lo reprimo, tengo que ser dura.

Bajo finalmente las escaleras y me encuentro al señor Black haciendo tortitas mientras Sean mira su teléfono, seguramente viendo el periódico, le da mucha pereza comprarlo. Lucas parece que todavía no está, así que me siento en la barra de desayuno, en uno de esos asientos que son altísimos, esperando por las tortitas mientras digo un "buenos días" generalizado.
Empiezo a pensar en que hoy es el primer día de clases y en qué ya estamos en septiem...
¡Mierda!

-Sean, ¿qué día es hoy?- pregunto apresuradamente.

-Miércoles -dice distraído todavía con el móvil.

-No me digas, pensaba que era el día del apocalipsis zombie- digo con el sarcasmo destilando de mi voz- No, idiota,- digo quitándole el móvil de la mano para ponerlo en la mesa- que me digas el día, y con eso me refiero al número del día, coñ... Digo columpios.- Digo al final dándome cuenta del señor Black que estaba poniendo la última tortita a la última de las cuatro montañas que había en los platos.

-23, ¿Y eso que más da?- dice la voz de Lucas desde la puerta.

Le fulmino un poco con la mirada antes de darme cuenta del número, 23 de Septiembre, eso es justamente a 2 días para mi cumpleaños, y seguramente para mi mate.
Pongo los codos sobre la mesa mientras me cubro la cara con las manos, respirando hondo para no sumirme en los nervios. Desde los 15 años mi cumpleaños no ha sido justamente una alegría, ya que sabía que me encontraría a mi mate, el causante de mi dolor.

-¿Por qué te pones así?, Ni que fuera el fin del mundo- dice burlón. Aún sigo con las manos sobre mi cara para intentar tranquilizarme y no arrancarle la lengua a ese imbécil.- Exagerada, no cambias.

Esa fue la gota que colmó el vaso. Me di la vuelta más rápido de lo que un humano pudiera registrar, creo que casi ni los hombres lobos pueden registrarlo. Lo miro a los ojos, los míos son plata líquida, las de mi loba, ella ha tomado el control para que yo no me descontrole; irónico, ¿no?.

Sus ojos se muestran sorprendidos por mi loba, le gruñó un poco antes de hablar con una voz más ronca que la mía, la de Rosali.

-Cállate antes de que haga algo de lo que tal vez o tal vez no me arrepienta. Para mí dentro de 2 días será el fin de mi mundo.

~Vamos Rosali, ya estoy más tranquila, ahora yo tomo el mando.- Le digo yo ahora más calmada.
~Vale, pero como a este imbécil se le ocurra volver a enfadarnos me hago con el control.- Dice ella cediéndole el poder.

Cuando mis ojos vuelven a la normalidad sin que brillen, claro, le doy un último vistazo a Lucas y me vuelvo hacia el plato con tórridas con chocolate y arándanos que ha puesto el padre de Lucas sobre la mesa.

-Siento mi comportamiento Alfa.- Le digo por vía mental al Alfa.

-Tranquila, Mackenzie, tienes derecho a estar a la defensiva con este tema, además, tu loba lo ha llevado mejor de lo que pensaba posible en nuestra especie, ni siquiera a gritado o atacado.

Me libro de decirle que mi loba pretende hacerlo si abre la boca para algo que no sea cortesía hacia mí.

La mañana del primer día de clases y ya empiezo mal desde las... 8:08 a.m.

Genial

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Vaya día va a tener la pobre chica, y esto solo es la mañana... Pero bueno nosotros nos reiremos un poco de ello, que a veces es mejor reírse de las desgracias (propias y ajenas), porque a veces no hay suficiente risa en la vida.

¿Desde donde me leéis?
Me encantaría saber hasta donde alcanza mi libro😄.
❤️
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Todo el Love del Mundo,
A.M.

Mujer Loba: La Huella Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora