Quizás no estoy muerta.

Prólogo

Miranda Colewey, amada por muchos, odiada por otros.

¿Quién diría que esta joven terminaría esta historia con un final tan trágico?

Miranda, Miranda ¿Cómo puedo describirla?

Con solo escucharla sabias que podía causar en ti muchas emociones inigualables, solo con una mirada eras capaz de hacer que te rindieras a sus pies, entregarle tu corazón y que ella lo manejara a su disposición.

Siempre llevaba una prenda roja, era como su marca, su esencia, quizás hasta su propia vida.

Solo podías tener dos grandes sentimientos hacia ella, podías amarla por tenerla u odiarla por soñarla y desear hacerla tuya sin importar de qué manera o consecuencias tuvieras.

Pero saben, ella no era este tipo de persona, no era alguien de salir de fiesta, de amores prohibidos, sexo casual y amoríos tóxicos, todas las personas cambian por algún suceso o por el mismo placer.

En el caso de ella su cambio fue "justo y necesario" bueno, al menos esas fueron sus palabras, después de la muerte de su madre, Miranda, se encargó de que todo cambiara, que ella fuera el cambio principal.

ella se volvió femenina, controladora y todos los demás adjetivos que en algún momento de su niñez su madre le grito que debía de ser, se volvió el deseo de su madre muerta.

pero a pesar de su cambio no termino con su gran amor, Jorge Hunter y Miranda Colewey una gran pareja de enamorados, un romance lleno de odio, venganzas, secretos ocultos y furias contenidas, aunque su abuela estaría allí para apoyar ese amor a trozos, nunca nadie dijo como podría terminar.