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Caminaron hasta la esquina, hablando un poco más sobre sus respectivas rutinas. Pidieron un taxi, el cual se detuvo frente a ellas. Cele tomó su maleta y la subió al auto, mientras Meri rodeaba el vehículo para subir del otro lado. Ella fue quien le dictó una dirección al conductor, y apenas se acomodaron el taxi empezó a avanza, rumbo al departamento que Melisa alquilaba.
  Bajaron y subieron un piso en ascensor, con la maleta de Cele en manos de su propietaria. Al llegar, la dueña de casa abrió la puerta, invitó a Cele a pasar y corrió a saludar a Chosty, su gatita. No se desilusionó cuando el felino la ignoró, sabía que su gata era un tanto reservada, pero no dejaba de amarla. La invitada también se resignó a su ternura y comenzó a acariciarla.
  –¡Ponete cómoda!- le dijo Meri cuando vio que Cele se alejó de Chosty y buscó su valija. –Tirá lo que quieras, voy a ir a buscar el colchón y ya vuelvo.
   Al ver como Meri se alejaba hacia otro rincón y buscaba el colchón donde dormiría, Cele abrió su maleta y comenzó a quitar prendas de ropa para acomodarlas en pilas sobre el escritorio.
En el fondo de la valija, había un pequeño detalle para Melisa, tanto por dejarla dormir en su casa como por ser tan especial para ella. Esperaba que no se haya roto...

   –¡Meri!- exclamó cuando la vio terminar de armar la cama– Te traje un regalito... No es muy grande, ¡Pero espero que te guste!
  
     Abrió su mano, la cual había estado apretando, y le entregó un paquete bastante chico. La otra lo abrió y dejó caer un par de argollas, con forma de estrella.

   –Las conseguí en la estación- murmuró Cele, algo tímida...

  –¡Me encantan! ¡Muchísimas gracias! No tenías que molestarte, boluda– contestó Meri, riendo. Luego las miró una vez más. Eran esas que tanto quería... De pronto, tuvo una idea.–¿Te gustaría que vayamos a cenar? Ya está oscureciendo...

  Cele miró su reloj. Ya eran las ocho y cuarto.

  –¿Te molesta si me voy a bañar? No me bañé en todo el día– siguió Meri, riendo. Cele dijo que no le molestaba y siguió – Podés jugar con Chosty, podes usar mi compu y mis cosas también... Ya vengo!– terminó, buscando ropa.

   Mientras Meri se bañaba, Cele revolvió entre sus prendas para terminar eligiendo unos jeans claros, una remera con un planeta estampado y un buzo lila. Para esperar a que la otra chica termine, decidió acariciar un rato a Chosty y mirar por el enorme ventanal con los auriculares puestos.

  Apenas Meri salió del baño, vio a Cele, tan concentrada en el ventanal, que sintió algo extraño. Por más que estaba de espaldas, no dejaba de mirar su cabello, ni la forma suave en que acariciaba a Chosty Plus, la gata. Sonrió, y una sensación extraña la envolvió. Tenía dudas al respecto, pero por momentos temía haberse enamorado...

  Al ver los auriculares, Cele se volteó. Miró a Melisa, con sus pantalones negros y su camiseta con bananas, su cabello planchado y sosteniendo una campera de jean con el brazo izquierdo. Sin embargo, había un detalle que le llamó muchísimo la atención.

  Meri estaba usando los pendientes de estrella.

HEART ATTACK _CeleriWhere stories live. Discover now