HEART ATTACK _Celeri

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   Cele no le quitaba la vista de encima a Paula, o Paw, como casi todos la conocían. Tan hermosa, tan esbelta, tan... perfecta...  Y luego se "vio" a ella. No como Cele, la cosplayer piola que va a eventos y sube sus fotos a Instagram, sino como Celestina, una chica normal buscando desesperadamente el amor de alguien a quien consideraba superior, que se veía interrumpido por otra persona superior. "¡Somos las Pin-Up Girls!" sonó en su cabeza, y estuvo a punto de llorar.
  –Voy... Voy al baño– dijo, incómoda, y sin esperar respuesta salió corriendo.
   Bajó la tapa del sanitario y se sentó con su celular. Mientras revisaba su Twitter, encontró una foto suya con las chicas el día de su viaje a Salta. Sin contener más las lágrimas, se echó a llorar, silenciosamente pero de verdad. No se frenó por el hecho de estar en un espacio público, ni , peor aún, por la idea de que Melisa y Paula la viesen llorando. Lo que sentía rompía cualquier barrera. Nunca había estado más segura de haberse enamorado, y eso se manifestaba al sentir que la perdía.
   Su momento emocional fue interrumpido por el sonido de su celular. En la pantalla, el contacto a quien tenía agendado como “paw”; le preguntaba si estaba bien y le decía que debían ordenar la comida. Ella no le contestó. Hasta consideraba bloquearla para que no insistiera.
  Alguien golpeó la puerta, esta vez el ruido se escuchó fuerte y claro. Cele gritó que estaba ocupado, y recibió por respuesta "Cele, ¿puedo pasar?"
  Ella se echó a reír y dijo que sí, que suceda lo que deba suceder. Detrás de la puerta estaba Paula, quien de nuevo le ofreció ayuda.
–... estoy bien, gracias, ¿vas a ir con Meri?–le preguntó, queriendo evadirla. En ese momento, no estaba en sus planes que sepan que lloró por amor en medio de un restaurante.
–Melisa es una indecisa, cada vez que tiene que pedir comida se estresa como si no hubiese un mañana. Estuviste...¿llorando?
–...de hecho, sí– ya se había dado cuenta, pensó Cele, ¿de qué servía seguir mintiendo?
–¿Puedo saber qué te pasó? Tal vez te puedo ayudar...
–Es algo personal– dijo, sin saber que la otra se había dado cuenta de lo que sucedía. Enseguida, le ofreció una toallita húmeda para lavarse la cara, a lo que Cele respondió que prefería el agua de la canilla.
  “Yo sé que no son novias. En el fondo, Paula solamente quería ayudar. Además, si de verdad me gusta Melisa, quiero que sea feliz, aunque no sea conmigo, no?” se dijo a sí misma en voz baja.
  Luego de la cena, en la cual hablaron las tres como si nada hubiese pasado, Paula tuvo que volver a su casa: al día siguiente tenía que rendir un parcial, y quería dormirse temprano para poder levantarse antes a estudiar.
–Terminó muy rápido– dijo Meri, cuando se fue– , y si vamos a tomar un helado? Digo, abrió una heladería nueva y podríamos probarla juntas...
–Por supuesto– contestó Cele, nerviosa–  No sé si me alcanza la plata, ¿te molesta si necesito que me prestes unos pesos?
   –Ni ahí, boba, te lo regalo.

    La heladería era bastante linda, con sus sillas y mesas blancas y las paredes en colores suaves y pasteles, al igual que el colorante de los helados. Así era,como, podías tomar un helado lila pensando que era de uva cuando era de vainilla, o comprar una paleta verde con gusto a fresa. Ambas eran conscientes de lo que comían, pero aún así se les hacía divertido. Luego de conversar mientras disfrutaban su postre (compraron un banana split para las dos) y subir fotos a Instagram, decidieron volver.
  Ya era de noche, pero no hacía mucho frío. Volvieron a la casa de Meri, donde tomaron unos cafés mientras jugaban Sims ,con Chosty Plus jugando entre sus pies. Antes de apagar la luz para dormir, Melisa le dijo a su amiga (o tal vez, a una amiga a quien veía con otros ojos).:
–Gracias por venir. La pasamos genial.

   Al tocar su almohada, se durmió. Cele no pudo dormir, de todas formas, habían sido demasiadas emociones para una sola noche.