Capítulo 1

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Entre los celestes cielos y después de las grandes montañas, se encontraba una de las familias de arcángeles más leales y fuertes, con lágrimas en los ojos y enseñando todo lo que se necesitaba aprender a su pequeño ángel de tan sólo 4 años de edad, quien pronto se marcharía hacia la tierra para cumplir con una de las más importantes tareas entre ángeles y arcángeles…proteger a su humano.

Los padres del pequeño Jimin lo miraban con fascinación y tristeza al mismo tiempo debido a que no verían a su pequeño crecer pero les consolaba saber que él volvería cuando su humano cumpliera los 21 años para que otro ángel lo cuidase, pues así lo dictaba la ley en los cielos.
El pequeño ángel no conseguía lanzar relámpagos y eso le molestaba bastante.

—¡Esto no es para mí! —Dijo ya molesto Jimin.

—Mi pequeño, recuerda que enojarse no es bueno…trae consigo graves consecuencias, como por ejemplo el orgullo, la violencia, tristeza y además es el causante de todas las guerras que ha habido desde el inicio de nuestros tiempos, así que antes de molestarte piensa en que esto te llevará a cometer malas acciones y tú como ángel no puedes permitírtelo.

—Entonces ¿Por qué los humanos si lo hacen?

—Ellos se encuentran llenos de tentaciones y no hay quien les pueda hablar sobre cómo hacer las cosas de manera correcta, es por eso que nosotros tenemos la tarea de guiarlos por el camino del bien y de protegerlos de todos los males que se encuentran en el planeta… Así que Jimin, no puedes frustrarte por algo como esto porque cuando vayas hacia allá, las cosas que te parecen difíciles aquí, en la tierra será pan comido.
Jimin abrió los ojos de par en par al escuchar lo que sus padres le decían, se imaginaba la tierra como un infierno.

Pero tranquilo mi pequeño. —Dijo aquel arcángel con enormes alas doradas que le arrastraban y llegaban más arriba de su propia estatura, con ojos color verdes y piel color oro, cabello rubio y una radiante sonrisa, siendo todo lo contrario a su esposa, quien no era un arcángel si no un ángel, ella poseía un par de alas blancas como la nieve, con un gran volumen y muy grandes, llegando hasta sus tobillos y un poco más arriba de su cabeza, tenía una blanca piel, cabello azabache y largo, completamente lacio y deslumbrantes ojos azules, ambos poseían una piel sumamente tersa tan preciosa como la porcelana y unos preciosos perfiles perfectos. —No todo será malo, podrás disfrutar el ver crecer a tu humano y sentirás cariño por todos los seres vivos, cada vez más y más. Y cuando finalmente él cumpla los 21 años, entonces tu regresarás con nosotros…habrás terminado tu tarea y podrás sentirte plenamente feliz de haber podido ayudar a alguien.

—¿Y qué pasará con mi humano? ¿Quién se encargará de protegerlo? –Los ojitos del ángel se cristalizaron y un puchero se formó en sus regordetes labios.

—¡Oh mi pequeño! –Dijo su madre enternecida al ver a su hijo. —Me alegra mucho que te preocupes por él sin conocerlo, eso habla muy bien de ti. Y no tienes de que preocuparte, porque en cuanto tu vuelvas, otro ángel se encargará de cuidarlo.

—¿Y por qué no lo puedo cuidar yo por toda su vida mami?. —Contestó Jimin con los ojos brillosos.

—Bueno…eso es porque la ley dicta que si un ángel que es apenas un niño va a cuidar a alguien a la tierra, se le concederán grandes dones y beneficios, y uno de esos beneficios es regresar a su hogar cuando su persona a cuidar cumpla la mayoría de edad.

—Esta mañana escuché hablar a los arcángeles y dijeron que el niño tiene 7 años ¿Por qué ha estado sin un ángel que lo proteja?

—Jimin, cariño, preguntas mucho ¿no crees?. Contestó levantando una ceja y cruzándose de brazos el padre del pequeño ángel.

Alas de ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora