1-2 La cena

4 0 0
                                    


El primero de septiembre habia llegado muy deprisa. Para ese entonces Hermione ya se había memorizado todos y cada uno de los libros que debía llevar ese año por lo cual se sentía lista.

Se encontraba despidiéndose de sus padres entre las plataformas nueve y diez de la estación de trenes en Londres. Ambos no paraban de darle indicaciones como si supieran  a donde iría. Eso enterneció a Hermione, que un poco agobiada solo asentía. Tomó el carrito con sus maletas y se paró detrás de la columna que indicaba en las plataformas que estaba "Plataforma 9 ¾" debía cruzar esa pared y rogaba por dentro no partirse los dientes al intentar entrar, aunque, leyó cientos de veces como debía hacerlo.

Corrió sin pensarlo dos veces y la atravesó, dentro se encontraba un tren enorme y del techo colgaba un cartel con las palabras que esperaba leer "plataforma 9 ¾ " escritas en él. Sus ojos brillaban. sin duda esto era mejor de lo que había soñado.

"Expreso a Hogwarts 11:00" eran las 10:50 y ella corrió adentro del tren. Los compartimentos estaban alguno llenos de estudiantes más grandes y otros con niños pequeños, Bufó por dentro, podrían ser un poco más serios. Encontró en uno de los vagones un compartimiento vacío en el que se adentró. Tomó sus maletas e intentó subirlas al portaequipaje, aunque sin éxito.

Unas manos la ayudaron inesperadamente, lo que la dejó sorprendida. Cuando vio aquellos ojos de aquel niño observándola fijamente sin expresión alguna miró al suelo.

-Gracias Draco -Dijo en un susurro.

-Malfoy para ti, Granger -contestó el un poco serio. Ella abrió los ojos un poco aturdida por la hostilidad y asintió con pena por haberlo llamado por su nombre. Rápidamente se sentó esperando que él se fuera, pero por el contrario, Draco miró que nadie se acercara y cerró el compartimiento, para luego sentarse en el asiento frente a una confundidisima chica.

-Nunca te agradecí por haberme contado tanto sobre el Quidditch -Dijo Hermione acomodándose el pelo detrás de su oreja.

Su cabello se caracterizaba por ser extremadamente voluminoso y lleno de rulos, algo que a ella le encantaba, aunque era un poco molesto.

-No debes agradecerme -dijo serenamente- me gusta el Quidditch y nunca hay que desaprovechar un momento para demostrar lo que sabes -Se apoyó en el respaldo y miró por la ventana, el tren ya había arrancado hacía unos momentos y los ojos grises de Draco admiraban el paisaje.

Hermione recordó lo que él dijo en la tienda de las Túnicas cuando lo conoció. Quería ir a Slytherin lo cual tomó sentido para ella, que había leído días atrás que de Slytherin habían salido los magos más malvados y arrogantes, pues Malfoy, le parecía de lo más orgulloso que hasta ahora  ha conocido del mundo mágico.

Nadie dijo otra palabra por los siguientes 5 minutos, pero cuando Draco abrió la boca para decir algo, la puerta del compartimiento se abrió de golpe dejando ver a un niño regordete con los ojos llenos de lágrimas.

-¿Han visto a mi sapo?, se llama Trevor -Draco soltó una risa burlona.

-De seguro te lo has comido y no te acuerdas -Hermione Frunció el ceño y lo miró enfadada, eso había sido muy cruel, y los ojos del chico se habían mojado aún más luego de esas palabras.

-Ven, déjame ponerme mi túnica y te ayudare a buscarlo -le dedicó una cálida sonrisa y el joven asintió para cerrar la puerta.

Hermione se paró del asiento sin mirar a Draco, pero sin embargo, los ojos de aquel muchacho la escudriñaban con lentitud, como si quisiera aprehender algo de ella.

Se puso su túnica y se dispuso a salir pero Draco tomó su brazo.

-Debes entender, cuales son las buenas juntas Herm... Granger -Terminó su frase con un tono frío. Hermione no lo escucho, el gélido tacto de la mano de Malfoy había hecho que todo de ella frenase.

Espérame - DramioneWhere stories live. Discover now