Farewell My Love

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«Peter»

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«Peter»

Christopher Argent. Ese era el nombre de la persona la cuál tenía el mundo de Peter Hale de cabeza. No había día en que no pensara en él, llegando incluso a tener sueños bastantes vívidos respecto a lo que sentía por ese cazador.

Noche tras noche lo soñaba, era rutinario el despertar exactamente a las 5:25 de la mañana, completamente sudado y con una tremenda erección que llegaba a doler.

Podría parecer un tanto obsesivo y tal vez así lo fuera, pero ya nada podía hacer, su lobo lo había escogido como compañero. No había marcha atrás.
Sin embargo eso no quiere decir que las cosas fuesen sencillas, pues como todos sabían, el cazador no soportaba al lobo, al grado de ni siquiera querer estar cerca suyo o tocarlo.

Ahora, hace a penas una semana, Chris había empezado a salir con Melissa McCall, la madre de Scott. Dolía. Sí. Pero nada podía hacer, lo había intentado todo, incluso ahora se llevaba mejor con la manada. Pero tal parece que eso no era suficiente.

Así que tomó una decisión, se iría de Beacon Hills.

Ya no quería sufrir, su lobo aullaba de dolor cada vez que los veía juntos, incluso en ocasiones había tenido que salir prácticamente corriendo del lugar por que el dolor era tan grande que se volvía incapaz de retener las lágrimas.

Ya era suficiente, se lo mereciera o no, no iba a seguir permitiendo que destrozaran su corazón. Estaba decidido.

/////////////

«Chris»

Todos sabían que estaba saliendo con Melissa, o al menos, todos lo daban por hecho.

Ya que no era así, tan sólo había encontrado en ella a una gran amiga, con la cual podía hablar sobre lo que sentía, lo que lo mantenía despierto hasta altas horas de la madrugada. Ese motivo tenía nombre y apellido: Peter Hale.

Así es, el gran cazador se enamoró del lobo malo y psicópata. Claro, que ahora ya no era tan psicópata, pero ahí estaba el punto. Se había enamorado como un idiota al punto de no poder mirarlo sin que de su trasero salieran corazones flotando. Exageración claro. Pero la cosa era que, no podía. Simplemente no podía ceder e intentar algo con el lobo por más de que este también lo quisiera ¿Qué diría su hija? ¿Qué dirían todos?

Ese era su problema, le importaba mucho el qué dirán y estaba seguro, que eso lo jodería todo por siempre. Ahora lo sabía...

—¿Qué? ¿Como que te vas? ¿Por qué? ¿A dónde?— interroga Derek a su tío el cuál acababa de anunciar en una reunión de la manada que se iría del pueblo.

—Sobrino... No sabía que me querías tanto— comenta con su típico tono de burla, el cuál amaba el cazador en secreto.

—¿A dónde irás, Peter?— pregunta Lydia con calma observándolo con sospecha como si ella supiese el verdadero motivo de su partida.

—Lejos— es la única respuesta que obtienen de él antes de que desaparezca por las escaleras del loft rumbo a lo que se le podía llamar su habitación.

/////////////////

«Peter»

—Es por él ¿cierto?— cuestiona su sobrino al entrar detrás suyo, se mantiene a distancia con los brazos cruzados sobre el pecho.

El mayor suspira dejando la maleta sobre la cama y se gira hacia el contrario dejando ver la mueca de cansancio y dolor en su rostro. Derek sabía el motivo, había querido hacer algo hace tiempo pero le suplicó que no, logró convencerlo y se mantenía callado siempre que escuchaba llorar a Peter por las noches pretendiendo que nadie se diera cuenta.

—Ambos sabemos que no puedo seguir aquí, no si quiero mantener la poca cordura que me queda— camina hacia Derek y se detiene frente suyo poniendo las manos en sus hombros —Me está matando y lo sabes, no puedo seguir aquí— le da leves palmadas en la nuca y tomando la maleta, sale de la habitación para segundos después hacerlo del loft. Contrario a como había pensado, la manada sale a despedirse, por que después de todo, le deben lo que son.

El último del cual lo hace es Chris, camina hasta él y sin decir nada se inclina y deja un casto y casi inexistente beso en sus labios, tan sólo el roce que deja una profunda sensación de vacío en ambos, sin embargo ninguno hace nada al respecto. Chris tan sólo lo observa en silencio y Peter sube al auto poniéndolo en marcha yéndose de ahí, dando una última mirada al amor de su vida a través del espejo retrovisor.

—Adiós, cazador— son sus últimas palabras antes de desaparecer en el largo camino hacia una nueva vida y ¿Quién sabe? Tal vez una nueva oportunidad en el amor. Nadie sabe a ciencia cierta lo que el destino tiene preparado para nosotros.

Tan sólo nos queda vivir un día a la vez.

Christer -One Shot's-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora