¡Una serpiente en mi cuerpo! ¡Un león en el mío! (George x OC)

Capítulo 7

                    "Te conocí en el momento en que miré tus ojos ,

                         y pude ver como una tormenta dentro tuyo

                          arrasaba todo sentimiento, toda emoción

                                                 y todo recuerdo."

                                                      Anónimo

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Maya

—¡Weasley! —Exclamaba Leila por tercera vez en quince minutos. Un brillo de ira se reflejaba en sus ojos al mismo tiempo que apoyaba con ímpetu la mano con la pluma sobre la mesa— ¡La propiedad del ajenjo es la de aumentar el metabolismo!

—¡Aquí claramente dice que resuelve problemas de indigestión y que en ungüento es genial para las heridas, Milicebic! —Respondía George mientras le sacudía con fuerza el libro con una mano en la cara mientras que, con la otra, señalaba el párrafo con la información.

 —¡Hay que pensarla en función del elixir para inducir euforia! —Gritaba con fuerza mientras le quitaba a su compañero el libro.

            —¡¿Qué es este escándalo?! —Madame Pince se había acercado hecha una furia hacia nosotros debido a que tanto Leila como George gritaban sin control mientras echaban chispas por los ojos.

            ¿Qué hacíamos Fred y yo en esta situación? Pues ambos tratábamos de deslizarnos con sutileza por debajo de la mesa y que de esa forma no percibieran nuestra presencia. A Fred le iba mejor que a mí ya que mi cuerpo era más pequeño que el de él.

            Leila y George habían parado de gritar pero se fulminaban con la mirada mientras la bibliotecaria volvía a su escritorio después de una larga reprimenda.

            Nos encontrábamos haciendo un informe sobre las propiedades del ajenjo para la clase de Pociones, y este era el tercer trabajo consecutivo que nos mandaban a hacer en el mes. Resultaba que la elección de parejas era definitiva, por lo que trabajaría con Fred el resto del año y George lo haría con Leila. Desde el momento en que todos aceptamos juntarnos para hacer las actividades más llevaderas, esto se tornó nuestra peor pesadilla.

            Hacía casi un mes que Fred y yo habíamos cambiado de cuerpos y aún el profesor Snape no encontraba la combinación de ingredientes necesarios para poder revertir la situación en que la que estábamos. Yo ya me estaba desesperando, se acercarían las vacaciones de invierno y no me quedaría otra que decirles a mis padres que me quedaría en el colegio, hecho que les llamaría demasiado la atención porque siempre iba a pasar las fiestas con ellos.

            "Dile a George que se equivoca, por favor", le escribía a Fred rogándole en un trozo de pergamino y se lo pasaba de forma disimulada.

            "No puedo. Él sabe que soy yo en este cuerpo y lo consideraría una traición de todas formas", leí cuando él giraba el pergamino en mi dirección para que observara su respuesta de reojo.

            "Pero se equivoca", me apresuré a escribir al ver que tanto Leila como George iniciaban nuevamente la discusión despacio tratando de controlar el tono —aunque aún se podía percibir la molestia en sus voces— para que Madame Pince no volviera a regañarnos y, tal vez, echarnos del lugar.