Prólogo

754 47 13
                                    

¿Cómo habían llegado a esto?

Despertar en una cama que no era suya y hayarse junto con un cuerpo que no era el de su esposo, se había hecho una costumbre que mala mente había sabido como ocultar.

Mas de mil y un veces había querido acabar con aquello,  la culpa que sentía por hacerle tal barbarie a su mejor amiga y a su familia la asaltaba como aquella mañana. Sentirse el malo del cuento era su castigo por tal traición, pero sabia que era merecedora de eso y más...

Sin embargo, ¿cómo podía acabar con todo si aquellos brazos tan ajenos y a la vez familiares la abrazaban para no dejarla ir?

¿Cómo es que podía escabullirse en las noches que ligeramente despertaba si recordaba esa mirada heterocromatica que la observaba con tanto amor y anhelo a que estuvieran un momento solos para disfrutarse aunque solo fuera un momento?

¿De donde salía esa sensación de paz al ver su rostro calmado y sereno mientras dormia?

No hacia falta de pensarlo, todas aquellas preguntas tenían una sola respuesta:

Todoroki Shouto

Ese era el nombre de la persona que le había arrebatado sus besos más fogosos junto su pasión; la persona que había escogido su corazón sin importar recordar mil veces que ella contaba con una familia y él  estaba a escasos pasos de unir su vida con la de su mejor amiga.

Yaoyorozu Momo era sin dudas su mejor amiga como a quien más envidiaba de todo su círculo de amigas, ¿y es que cómo no compararse constantemente con ella? Esa mujer lo tenía todo para ser considerada la mujer perfecta: belleza, empátia,  carisma, inteligencia, dinero, un hermoso cuerpo,  dones increíbles para la actuación  y el modelaje... Sin duda todo lo que podía esperarse de un alpha como ella.

¿Ella que tenía a comparación de Momo?

No tenía ni un ápice de feminismo, a veces sentía que la empatía no la conocía más haya del concepto de la palabra, con suerte y ella podía pasar con 8 la preparatoria, y consideraba que por algo era solo la maquillaste personal de Todoroki Fuyumi; si sumaba el hermoso cuerpo que tenía la azabache, estaba segura de que iba a enojarse en ese mismo lugar... Y sin embargo, nada de eso importaba al final.

-Buenos días.

Su voz callaba todo mal pensamiento. Se miraban y se besaban; una simple mirada era suficiente para hacerla caer una vez más.

En las paredes de aquella habitación, en las sábanas de aquella cama y en los cuerpos de ambos amantes, estaban las marcas de un amor apasionado, pero que por miedo y externos a ellos,  debían de ser ocultas.

•|Amantes|• [TodoJirou] [Proximamente]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora