5. Grace

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Seguimos a Erik por un sombrío y oscuro trecho rumbo a quién sabía dónde. Yo había empezado a tener mis dudas, por lo que el vampiro, ducho en lo que hacía, se había percatado. Se detuvo y se volteó a verme.

- ¿No confías en mí, loba? –negué con la cabeza. Bufó. -¿Es tan difícil hacerlo?

- Bueno, no tengo idea de quién eres, solamente sé que eres un testigo más. Hasta ahora, no me diste ningún otro motivo.

- "No confíes en nadie", ¿eh? –se burló.

- Por supuesto que no –lo reté.

Escuchamos unos susurros por entre los arbustos. Todos nos mantuvimos alerta. Nos convertimos en lobos mientras Jenna alzaba en alto su ballesta. Sorpresivamente, unos hombres encapuchados le arrebataron el arma. Ella, dispuesta a protestar, se dio vuelta. Una muchacha rubia de ojos azules se quitó el pasamontañas y le dijo.

- No te preocupes, aquí no los necesitas. Mi nombre es Grace Smith. Soy... humana –sonrió apenas. Jenna no respondió. -¿Hola? –preguntó, risueña.

- Te escuché la primera vez –dijo, bruscamente. –Mi nombre es Jenna, pero claro a ti no te importa así que me da igual.

Grace la observó y rió un poco. Jenna se puso roja y sonrió un poco, pero enseguida se puso seria. Sam me observó, dubitativo, sonriendo. Yo lo imité.

- Bien, Jenna. Mucho gusto en conocerte. Pasen, por aquí.

La seguimos un par de metros hacia un claro. Allí parecía que se estaban montando una fiesta.

Unos muchachos caminaban en lado opuesto, charlando y riendo animadamente. En el centro, había una gran fogata y había unos chicos cantando canciones al son de una guitarra. Escuché a Sam silbar. Otros pocos estaban construyendo armas. Otros, cocinaban, más alejados, en una fogata más pequeña. Más atrás había una cabaña enorme, posiblemente construida por todos los que allí moraban.

- ¿Qué es todo esto? –pregunté. Otro chico se sacó su pasamontañas.

- Aquí vivimos. Aquí nos escondemos.

- ¿De quién? –preguntó Ashley.

- De todos los que están a favor de Darius –dijo otro muchacho. Cerré los ojos y bufé. Todos me imitaron. Saqué mi teléfono. Sin señal.

- Oye, ¿ustedes tampoco tienen señal? –les dije a mis compañeros. Sam negó, y todos lo imitaron.

- Aquí no hay –dijo Grace.

- ¿Cómo se supone que se comunican? –dijo enojada Jenna.

- Tenemos un método. Si quieres te muestro.

Jenna la observó con ojos abiertos. Tragó saliva, asintió, y dijo.

- Síganme.


Pasamos a la cabaña. Era tan grande como se veía en el exterior. Era de madera enteramente, y tenía varios pisos. En los pisos superiores, suponía yo, estaban los dormitorios, pero ya en la planta baja se podían ver sábanas, almohadas, frazadas y demás desparramadas por todos lados, además de envoltorios de comida chatarra por todos lados, así que o no entraban o eran tan unidos que decidieron montarse una pijamada. Sobre una mesa, a la derecha, había un aparato muy viejo.

- ¿Es una radio? –pregunté. Luke sonrió.

- Esto que ves aquí es una máquina de código morse. Se creó en 1830, por Samuel Morse y Alfred Vail. Sirve para comunicarse en forma de señal emitida de forma intermitente. Mira.

De al lado de la máquina, sacó un papel con las letras del abecedario ordinario con unas marcas y unos puntos anotados cerca de las letras.

- ¿No es peligroso? –pregunté.

- ¿A qué te refieres? –preguntó Grace.

- A que la llamada se podría pinchar y gente que no tiene nada que ver podría saber de lo que se habla –se encogió de hombros.

- Hasta ahora, no pasó nada.

- ¿Por qué no vienen al GELA? –preguntó Jenna. Grace sonrió apenas. –Quiero decir, es seguro. Incluso más seguro que aquí. Allí tienen protección de todo tipo.

- Aquí también.

- Pero no tanto como allí. Aquí están alejados del mundo, allá no.

- No creas, ¿cuánto tiempo caminaste desde esa casa polvorienta hacia aquí? –Jenna se detuvo a pensar. Grace pareció entenderlo. –El GELA también tiene una máquina de estas –Jenna pareció animarse un poco.

- ¿Cómo se llama este lugar? –preguntó en voz alta Luke, haciendo que Grace se enfoque en él en vez de en Jenna. Ashley le dio un puntapié. Luke la observó, medio adolorido, medio confuso.

- Este es El Pantano.

- ¿Pantano? –preguntó Sam.

- Desactivamos las trampas cuando lo vimos a Erik –dijo Grace, observándolo, quien estaba tumbado en una de las sillas, descifrando un cubo Rubik –pero tenemos trampas que se asemejan a las arenas movedizas en los que, si los pisas, te hundes, y se activa una alarma que avisa que hay intrusos. Así pudimos deshacernos de los aliados del otro bando.

- Muy inteligente –acoté. -¿Son todos humanos?

- Hay de todo un poco. Elementistas, humanos, vampiros, hombres lobo, sirenas... incluso brujas, que en realidad son humanos que practican brujería, como yo.

- ¿Es difícil ser bruja hoy en día? –preguntó Luke.

- No en realidad. Hay mucha gente que tiene preguntas acerca de si volamos, veneramos al diablo, le tenemos miedo al agua, lastimamos a la gente y la respuesta es no, exceptuando a cierta gente que sí lanza maldiciones.

- ¿Y qué hacen? –pregunté.

- Pociones, hechizos... limpiamos el ambiente de energías negativas, rompemos maldiciones, curamos a gente, predecimos el futuro, leemos las cartas, y trabajamos con velas e incienso.

- Guau –dijo Jenna. -¿Lees muchos libros al respecto?

Cuando le iba a responder, escuchamos un ruido. Erik se paró de golpe, tirando el cubo y rompiéndolo en mil pedazos. Corrimos hacia la entrada.

Una bomba Molotov había causado un incendio que se propagaba cada vez más por el pastizal. Ayudamos a todos a extinguir el fuego y, cuando lo logramos, leímos un mensaje que había quedado de la llamarada:

ESCUCHAMOS TODO

Todos se miraron, cómplices. Sabían quién era y nosotros también.

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⏰ Last updated: Mar 29, 2019 ⏰

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IV. Moonlight Shadow: The War Begins.Where stories live. Discover now