AFLICCIÓN

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Mamá! ¡Mamá!- gritaba mientras corría hacia ella pero mientras más me acercaba, ella más se alejaba, corría y corría. No me detenía pero cada vez la alcanzaba menos.-

Malcom!- una luz blanca apareció, escuchaba la voz de mi padre a lo lejos- ¡Malcom regresa!- ¡Vamos Malcom!  Vamos de día de pesca. Padre e hijo. solo nosotros.- La voz de mi padre se escuchaba quebrada. Pero yo lo único que podía decir y hacer era gritarle a mi madre y correr tras ella a pesar de que no la alcanzara.- 

***

-¡MAMÁ!-desperté de golpe. Mi corazón estaba agitado. De nuevo la taquicardia comenzaba. Cómo pude me levante y fui a mi mesa de noche junto a la ventana y tome el vaso de agua que ahí se hallaba y un calmante que me recetó el médico desde hace cinco años.- 

-Malcom, ¿estás bien?- La voz de mi padre se escuchó detrás de la puerta de mi habitación, aquella puerta de madera que me separaba de la realidad y entraba a mi mundo.- Hijo por favor contesta o abre la puerta- me acerque lentamente hacia la puerta y la abrí. Ahí se encontraba mi padre con aquella pijama azul que le regaló mi madre la última navidad que estuvo con nosotros aquella navidad que si hubiese sabido que sería la última la hubiera abrazado más de lo que hice pero tan solo era un chico de diez años cuando eso sucedió. 

- Si papá, estoy bien solo que fue la pesadilla de cada diez de febrero- y así como mencioné aquella fecha el se fijo en aquel calendario que cuelga sobre mi escritorio y lo leyó "diez de febrero de 2025". 

- Lo lamento tanto pequeño, a mí también me duele esto más de lo que te imaginas- se recargo en el umbral de la puerta y me sonrió una sonrisa más de tristeza y recuerdos que de tranquilidad- anda duerme que mañana tienes clase- sin más se alejó por el oscuro pasillo hacia su habitación. Cerré la puerta a mis espaldas y lágrimas comenzaron a caer en silencio. Fije mi vista en mi reloj de noche y sonreí. Al menos en unas horas todo estará mucho mejor. 


La luz me lastimaba los ojos mientras la puerta se abría de golpe en eso su voz se escucho mientras terminaba de recorrer las cortinas dejando pasar los rayos del amanecer. Como odiaba aquello de todos los días. 

- Arriba Malcom que se hace tarde y tu padre tiene una reunión importante el día de hoy- la voz de Nancy, su nueva esposa, se escucho antes de jalar las calientes cobijas que me protegían de la fría noche.-

- Cinco minutos más Nan, por favor- tome las cobijas de sus manos y me tape hasta la cara- no dormí nada anoche después de la taquicardia.- 

-Malcom, lo sé y créeme que ya nadie lo hizo por miedo a que te pasará lo mismo que el año pasado pero es hora de arreglarse para la escuela.- Me quitó de nuevo las cobijas y las tiro al piso- Anda ven- le tendí la mano la cual ella tomó y con un gran esfuerzo me logré levantar, me puse mis pantuflas y caminé hacia el baño- Te quiero listo en veinte minutos sino tomarás el autobús- sin decir más salió de la habitación y yo comencé con mi rutina matutina.- 

Después de veinte minutos ya estaba listo tomando mi desayuno mientras mi padre me apresuraba amenazándome de dejarme si no terminaba en cinco minutos e iba a lavarme los dientes. Ante aquella amenaza fui rápido a lo demandado y salí junto con mi padre hacía la escuela. Al llegar me despedí como de costumbre y me encaminé a mi casillero. 

- ¡Malcom!- el grito de mi mejor amigo me hizo dar un salto dándome un golpe en la mano mientras abría mi casillero- 

- Hola Hartwin- giré mi vista para verlo a la cara- Ya se te hizo costumbre saludar de esa manera- 

- Lo siento pero es divertido ver tu cara de terror aunque sabes que soy yo- me abrazo por los hombros- Y sabes que me encanta más los días martes porque tu cara de estúpido esta todo el día después de la clase de biología- dijo mientras caminábamos hacia el aula- 

- No se a que te refieres, mi humor es igual que todos los días. No hay algo que cambié el día de hoy excepto lo de hace siete años- nos paramos frente a la puerta del aula, aún faltaban cinco minutos para que la campana sonase y la mayoría del grupo aún no estaba presente.- 

-Sabes mejor que nadie a que me refiero o quieres que lo deletree- una sonrisa malvada apareció en su rostro. Aquella sonrisa que usaba cuando convencía a mi mamá y a la suya de comprar un helado para cada uno todos los sábados de parque.- 

- ¿No piensa entrar joven Pemberton?- el profesor Cook desde la puerta, yo solo le sonreí y entre al aula y ahí estaba ella tan radiante como siempre a lado de su amiga Karlene, pase a su lado y mi corazón latía despavorido y en mi estómago sentí lo que muchos llaman como mariposas en el estómago para mí son caballos salvajes en libertad. Tal cual Spirit. 

- Buen día jóvenes antes de comenzar la clase esperemos a que el joven Pemberton tome asiento a lado del joven Henderson- rápidamente tome mi lugar a un lado de Hartwin y el profesor volteo hacia el pizarrón ignorando mi acción. Este sería un largo día.- 

-¡Hora del almuerzo!- un chico del aula de química cuatro grito cuando el reloj marco las 12:30hrs 

- ¡Basta Hartwin! No le diré lo que siento por ella, no aún.- Suspiré al verla con su amiga a unas cuantas mesas de distancia. En ese momento mi teléfono sonó interrumpiendo mi mirar.- ¿Diga?- respondí al ser un número desconocido- 

- ¿Hablo con el señor Malcom Pemberton?- la voz de una mujer se escucho detrás de la bocina- 

- Sí, soy yo ¿con quién tengo el gusto?- intervine antes de dar más datos pero un peso muy grande en mi interior se hizo presente- 

- Soy Annia Thompson, llamo desde el notariado de Chelvey. ¿Me podría proporcionar el número de la oficina de su padre?

- Oh si claro- el peso en mi interior se fue esfumando poco a poco- déjeme consultarlo con él y en un momento le regreso la llamada- dije y colgué sin respuesta, no le daría el número pues en la notaria nadie se llamaba Annia Thompson. Esto era un soborno. Guarde mi teléfono y volví a mirar a la chica de mis sueños desde hace tres años.-
























¡Hola mis caramelos! Por fin podemos saber sobre Malcom y su amor por su platónico. Pronto nueva actualización de este chico. 

Lean y VOTEN. 

Un beso y abrazo. 

La Sortija Del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora