Parte 184

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-Estamos en el AVE algo aburridos – presentación del vídeo – Y hoy os venimos a mostrar cómo es un día en Barcelona de concierto – dijo Laura animadamente.

Durante las horas de viaje nos grabamos en un par de momentos. Para hacer la gracia pertinente la inmortalicé cuando vino del baño con un 'ahí viene el pivonazo de Laura' y leyendo una revista del corazón. Al verme con el móvil apuntando hacia ella se comenzó a reír por debajo de la nariz.

-¿Qué lees con tanta afición? – le pregunté.

-Cotilleos.

-¿Y qué te parece?

-Bien, todo bien.

-Que seca, mujer – la vacilé.

Me dedicó una mirada furtiva y cubrió el objetivo con la mano con tal de que detuviera el vídeo. Volvimos a mostrar otro momento espontaneo durante la comida. Me autoproclamé cámara de nuevo. Estábamos en un céntrico italiano y a Laura le apetecieron unos espaguetis a la carbonara. Le llenaron el plato hasta el tope. Yo opté por un risotto de setas.

-Laurita, ¿Te lo vas a acabar? – le pregunté enfocándola y de forma burlona. Asintió con inocencia – Y cuéntanos, ¿De dónde viene tu obsesión por los espaguetis? – se rio.

-De toda la vida. Y no es obsesión.

-Lo que tú digas cariño.

Sí, sí, se terminó todo el plato de pasta y aún tuvo un rinconcito en el estómago para partirse una crep con chocolate y nata con un servidor. ¡Y sin engordar! Dimos un agradable paseo por las Ramblas y regresamos al hotel a planear el repertorio para la noche. Teníamos algún as bajo la manga que no iba a defraudar.

-Y la semana que viene con Álvaro, ¿Ya sabrás hacerlo? – negó con la cabeza riendo – Te aparecerá en camiseta.

-Lo sé, ya intentaré arreglarlo como pueda.

-Necesitarás mucha fuerza de voluntad por su parte.

-La conseguiré – se quitó el jersey para ponerse una blusa negra de tirantes con detalle de lencería en la parte del cuello.

-Oye si vas así no vamos a poder cantar, ¿eh? – se carcajeó colocándose un blazer del mismo color encima – Te queda de lujo – se sonrojó – Yo también voy de negro.

-Bueno, no pasa nada. Iremos de conjunto.

Volvimos a grabarnos en el casino, durante el ensayo y la cena. La gente agradecería esa espontaneidad y las risas. Alejaban a Laura de la imagen de fría que se había creado al inicio de su carrera.

-¿Regresarías a vivir aquí? – le pregunté con el móvil en la mano y enfocándola.

-No podría. No porque no me gustara pero tenemos la vida montada en Madrid. No te hagas el periodista, ¿eh?

-No, no.

El concierto fue espectacular. Combinamos canciones del repertorio habitual con algunos covers, uno de los cuales, Hallelujah, con Laura tocando el piano. Los otros fueron Paraules d'amor, Moon river y Volver. Nos divertimos con el público, aceptando propuestas y charlando. Además, desde el atril, grabamos ciertos trozos de la actuación. Una señora le pidió si se podría preparar algo más flamenco para la semana que viene que ella regresaría a verla.

-Uy, pero la semana que viene no estará Javi, ¿eh? – respondió con una sonrisa levantándose del taburete. Un 'oh' general fue la contestación – Tranquilos, estará Álvaro – ya gustó un poco más – Ya se lo diré. Pero no os podéis quejar que hoy me he marcado un tango eh – cuya ovación fue enorme, francamente.

Tu amor a un acorde de guitarra (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora