Incoming call #3

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La noche siguiente Teruki miraba una vieja película de terror de bajo presupuesto, a la que no podía prestar atención. Tenía el teléfono justo al lado, esperando por la próxima llamada. Que seguramente ocurriría. No esperaba la hora de que lo hiciera, para exigir explicaciones a Shimazaki por el actito de la noche anterior.

El teléfono sonó y Teruki atendió de inmediato.

- ¡¿A qué crees que estás jugando?! - exigió.

-... ¿Te...Teru? - dijo una tímida voz femenina.

- Ah, delegada... -la reconoció. - Lo siento, eso no era para tí.

- ¿Está todo bien?

- Sí, sí - sonrió para tranquilizarla, aunque ella no podía verlo. - Es sólo... no importa.

- Lo siento, ¿estoy llamando muy tarde?

- No, estaba terminando de ver una película. No era buena realmente.

La delegada le pasó algunas noticias sobre las clases, y luego se quedaron conversando un rato. Para cuando terminaron de hablar y el teléfono volvió a sonar aún en su mano, casi se había olvidado de Shimazaki. Casi.

- La línea estaba ocupada, ¿hablabas con alguien?

- ¿Qué quieres, Shimazaki? -respondió tan calmadamente como pudo.

- Buenas noches a ti también.

Teru respiró hondo para no perder la paciencia.

- ¿De verdad, qué diablos quieres?

- No sé... ¿la paz mundial?

- No estás colaborando - retrucó, pensando en las ganas que tenía de declararle la guerra.

Apagó el televisor, que ya sólo mostraba los créditos finales de la película, para evitar todas las distracciones.

- Anoche estuviste aquí- Era una afirmación. -Dijiste que estabas en la azotea, fui y no te encontré.

- No dije en cuál azotea...

- ¡Deja de jugar -perdió la paciencia-, sé que estuviste aquí! ¿Para qué me querías fuera del departamento?

- No puedo decirte.

- ¿Por qué no?

- Me da vergüenza.

Teruki frunció el ceño, eso era lo más estúpido que hubiera podido escuchar.

- ¿Eso qué quiere decir?

- Te molestarás conmigo si te lo digo.

- Ya estoy molesto contigo. Sé que estuviste aquí: ¿qué te llevaste? - preguntó dando un nuevo repaso con la vista a su habitación, esperando descubrir aún algún objeto faltante.

Shimazaki rió.

- No me llevé nada -dijo con inocencia.

Si no se había llevado nada, entonces...

- ¿Dejaste algo aquí? - eso era mucho peor, pensó Teruki. - ¿Qué fue? ¿Micrófonos? ¿Explosivos?

Shimazaki se echó a reír con ganas.

- No puse ni un pie en tu departamento -dijo al fin cuando se pudo calmar. - Dijiste que no me querías ahí y lo respeto.

- ¿Entonces para qué me querías fuera del departamento?

- No te quería fuera del departamento: te quería entrando en él.

Teruki quedó helado. Sentía que le había tendido una trampa y había caído directo en ella.

- ¿Creíste que me había robado algo? - Shimazaki volvió a reír. - No esperaba que pensaras eso, pero resultó bien para mí. Regresaste y revisaste todo el departamento. Mmm, una sola habitación, baño y cocina, ¿estoy en lo cierto?

Teruki no contestó. Respiraba pesado.

- Parece un espacio muy pequeño para más personas. ¿Vives solo, Teruki?

A Teruki se le heló la sangre al oír esa pregunta. No podía significar nada bueno.

- Vivo solo y no acepto visitas - dijo tan firme como pudo. No servía de nada mentir si ya lo sabía.

- Entiendo, entiendo...

- De eso se trataba todo. Sí estabas en la azotea. Seguías todos mis movimientos mientras recorría el departamento: ¡estabas espiándome!

- Es que dices tan poco de ti... ¿Por qué mentiste acerca de tus padres?

Teruki guardó silencio.

- ¿Ellos están...?

- Están vivos - lo cortó fríamente. Se contuvo de mencionar que Garra, maldita sea Garra, era la culpable de que tuviera que estar alejado de ellos.

- Me alegra saber eso. Y me alegra saber que vives solo.

- ¿Y eso por qué? -exigió.

- Porque si tú también vives solo, tal vez me entiendas. A veces se termina el día y sólo quieres tener alguien con quién conversar. ¡Aahhh...! -Shimazaki suspiró profundamente-  ¡La gente es tan aburrida estos días! Necesitaba hablar con alguien interesante.

- ¿Interesante? Sólo soy un chico normal.

Shimazaki rió entre dientes.

- Teruki: los dos sabemos que eso no es cierto.

Contra su voluntad, Teruki sintió un ligero sonrojo por ese reconocimiento.

- No dejes que esto se te suba a la cabeza, ¿okay?, pero eres la persona más interesante que he conocido recientemente. Pensé que podía acercarme y tratar de conocerte un poco más. ¿Teruki...?

- ¿Hm?

- Me gustaría volver a llamarte. ¿A qué hora es buen momento?

Teruki no respondió de inmediato. Se frotó un pie con el otro, pensando en todo lo que había dicho. Ya que lo preguntaba amablemente...

- A la hora de la cena. Estoy libre a esa hora -respondió secamente.

- De acuerdo. Hasta mañana, Teruki. Buenas noches.

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