Incoming call #4

435 93 37
                                    

Teruki gruñó bajo las sábanas al contestar el teléfono.

- Son más de las once, te dije a la hora de la cena...

- Una respuesta muy vaga. Yo apenas voy a empezar a cenar. ¿Ya estabas durmiendo?

- Trataba...

- Oh bueno, ya que te desvelaste podemos hablar un rato - resolvió despreocupadamente. Teruki no podía creer que existiera alguien tan cínico.

Se oyó un pequeño maullido.

- ¿Tienes un gato? -preguntó Teru, volviéndose sobre su espalda. Por alguna razón se sentía como un gran descubrimiento: su espía y acechador ahora revelaba involuntariamente algo sobre su vida.

- Bueno, tengo uno ahora...

- ¿Qué quieres decir?

- Es del vecino, pero ahora está conmigo.

- ¿¿Te robaste un gato?? -exclamó el chico sin poder creerlo.

- Claro que no: voy a devolverla cuando terminemos de jugar. El término correcto sería "secuestrar".

- Eres increíble...

- ¡Gracias!

- No lo decía de buena manera. ¿Si tanto quieres un gato, por qué no te consigues uno?

- No quiero otro gato. Me gusta ella; es linda y me hace compañía.

- Aún así...

- Voy a devolverla sana y salva más tarde. Y es feliz aquí, tiene comida, juguetes... Y yo también le agrado, creo que ya nos hicimos buenos amigos.

"Realmente estás muy solo, ¿verdad?" pensó sin compasión Teruki, pero no lo dijo.

- ¿Cómo se llama? - preguntó para seguirle la conversación.

- Ahh, no lo sé. La he llamado de un montón de formas pero nunca responde. Tiene un collar con una medalla y parece que está grabada, pero no sé qué dice.

- Envíame una foto.

- ¿Eh?

- Mándame una foto de su collar y te diré cómo se llama.

Se hizo un breve silencio.

- ¿Harías eso?

- Claro. No es problema.

- ¡Pues gracias! Te la enviaré cuando terminemos de hablar. ¿Y tú, no tienes mascotas, verdad?
- No, no puedo tener animales en el departamento.

- Sí, eso imaginé... ah-¡AY!

- ¿Qué fue eso?

- ¡Tsss! No es nada, no es nada... Le gusta mordisquear suavemente mis pies, pero a veces exagera un poco. Quizá tiene hambre. Aguárdame un momento.

- ¡No, Shimazaki!

- ¿Qué?

- Dedícate a tu gata, yo me dedicaré a dormir. Hablemos mañana.

- Ah, sí, de acuerdo.

- Buenas noches.

- Descansa.

Teruki exhaló un profundo suspiro para terminar el día y rodó para encontrar la mejor posición en la cama y tratar de dormir. Su teléfono vibró nuevamente antes que pudiera hacerlo, con la foto enviada por Shimazaki. Teruki no pudo evitar sonreír con la imagen del mentón de un gato gris y blanco y su collar.

Incoming callDonde viven las historias. Descúbrelo ahora