Duo.

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El ambiente estaba impregnado por la incomodidad, lo único que se podía apreciar era el sonido del motor de la camioneta y el de sus respiraciones. Nadie quería hablar, habían pasado por un fuerte momento de tensión donde por primera vez la personalidad brusca de Dostoievski choco con la personalidad inestable de Allan. Esta vez durante el camino no hubo fugaces miradas por parte de Allan al espejo retrovisor ni una palabra que saliera de su boca. Hicieron una parada para comer, Dostoievski compro la comida mientras que Nikolái se encargaba de Ranpo. Cubrió sus ojos, ató sus manos y se dedico a darle un poco de agua, lo miro con lastima cuando el joven bebió de la pequeña botella con ansias. Rápidamente lo amordazo y una punzada de culpabilidad lo ataco. Nunca pensó que esas pequeñas acciones fueran tan crueles, las había hecho antes pero la diferencia es que ahora se trataba de un inocente. Usualmente sus contratistas eran personas que buscaban venganza por cosas realmente "importantes" (O bueno, tal vez su moral lo hacía ver así.)

Volvió a la realidad cuando Dostoievski entro a la camioneta y le entrego a cada quien un pequeño paquete de comida recién preparada, los presentes comieron en silencio y por su parte Nikolái volvió a su tarea de "cuidar" al rehén. Se acerco a el y con voz seria le advirtió que si intentaba cualquier cosa terminaría muy mal. Le quito la mordaza y acerco la pequeña cuchara a su boca y se ocupo en darle de comer. Su mirada lastimera pareció ser tan intensa que Dostoievski y Allan terminaron por darse cuenta, sin embargo no dijeron nada y solo se dedicaron a juzgar en silencio a Nikolái.

...

Nikolái suspiro mientras se acomodaba en el incomodo asiento de la camioneta, se despabilo y miro a su alrededor topándose que solo estaba el con Ranpo. Miro por la ventana y se dio cuenta que estaban estacionados aun lado de la carretera. Un gimoteo lo saco de sus pensamientos, se giró y se topó con el joven azabache acomodado en una posición bastante incomoda, con mucho cuidado desato sus piernas y le ayudo a estirarse, luego siguió con sus manos y entonces la culpabilidad creció, cuando una voz cansada y desesperada le hizo una pregunta.

- ¿Qué quieren de mí? - Ante la repentina pregunta, guardo silencio y continúo ayudándole a estirar las piernas. - ¿¡Que mierda quieren de mí!?- Esta vez grito, soltando patadas y manotazos, a lo que Nikolái apurado cogió una jeringa y se la inyecto, casi de inmediato el azabache dejo de forcejear y de patalear. Nikolái volvió a atarlo y cuando estuvo seguro de que no habría ningún problema, salió de la camioneta y se apoyo en el capó dejando caer todo su peso ahí. Respiro el aroma de la carretera, olía a combustible y cerveza. Por un momento extraño su país natal, pero luego recordó porque había decidido largarse de ahí, los maltratos y la situacion que pasaba no eran las mejores. Por eso agradecía con toda su alma a Dostoievski y por ello, se había prometido a servirle y pagarle el "favor", por el seria capaz de dar su vida.

...

Continuaron con el viaje, repitiendo la rutina por un par de horas más. Pronto llegaron a su destino; Venecia, siendo exactos aparcaron frente a un edificio algo viejo a comparación de los demás edificios. El pensamiento de que las diecisiete horas de viaje llenas de tensión y miedo habrían valido la pena se esfumaron en cuanto su rehén despertó y se puso histérico, golpeando y pataleando en el asiento trasero. Repitieron el procedimiento, le inyectaron un calmante y después del forcejeo se dejaron caer agotados en los asientos. Dostoievski salió de la camioneta y se dirigió a la entrada, donde toco el timbre y enseguida una persona salió y lo saludo calurosamente, luego de que Dostoievski los señalara el extraño se dejo ver y camino hacia ellos. Con elegancia levanto su mano y toco la ventanilla dando a entender que quería hablar con ellos. Allan se apresuro a bajar el cristal que los separaba, topándose con un hombre algo mayor, de cabello oscuro, ojos dorados brillantes que contrastaban con su piel que era un poco oscura. Extendió su mano y Allan repitió su acción, se dieron un apretón y el extraño se presentó.

- Mucho gusto, mi nombre es Bran. - Soltó su mano y se apoyo en el marco de la puerta. - Fedya me ha comentado sobre su asunto. - Ladeo un poco su rostro. - Y también me ha comentado sobre el "pequeño"- Hizo comillas con sus dedos. - Inconveniente. - Finalizo enderezándose. Seguido de eso, les dio indicaciones para entrar con la camioneta al edificio. Para ello tendrían que rodear la calle y entrar por el estacionamiento de un teatro continuo al lugar. Hecho eso, bajaron a su rehén y Bran los guio al desván, donde con mucho trabajo lograron dejar al chico.

Bran los invito a pasar a la sala de estar, donde además les sirvió un poco de té.

Allan miro embobado la decoración de la casa y los objetos que se encontraban allí. Había varios cuadros pintados al oleo recargados en las esquinas, una que otra escultura y varios libros apilados en distintos lugares. La mesa de centro estaba cubierta por varias hojas de papel, que se veía ya habían sido previamente manchadas con lo que parecía ser café. También había varios instrumentos musicales colgados en las paredes. Desde que se presentó, se le hizo una persona pretenciosa y extravagante, pero nunca se imagino que lo seria tanto. Pensó que a lo mucha tenía un extraño gusto por los gatos de raza esfinge.

La conversación fluyo normal y por un momento se olvidaron sus problemas.

...

- Puedes quedarte en este cuarto, es algo pequeño pero creo que si cumple su propósito. - Bran le dijo mientras abría la vieja puerta, la cual dejo salir un agudo rechinido de su bisagra posiblemente ya oxidada que pedía así, ser aceitada. Bran estiro su brazo indicándole que podía pasar y en cuanto Allan vio la habitación se dio cuenta de que ningún cuarto de la casa seria sencillo.

La habitación en si era bastante amplia (en comparación a la pocilga que rentaba) tenia una cama de dos plazas con una cabecera de latón que se extendía al techo en forma de ondas pegada a una de las paredes, también había un pequeño armario de madera pintado de negro con las puertas de cristal que permitían ver el interior. Junto al armario estaba un viejo escritorio y encima del escritorio se encontraba posado e inmóvil lo que parecía ser un gato, se acerco a mirarlo mas de cerca y estiro su mano dispuesto a brindarle unas caricias, pero inmediatamente lo toco una sensación fría lo invadió y alejo su mano. En ese instante se dio cuenta de que era un gato negro disecado.

- Oh, ya conociste a Plutón. - Bran poso una de sus delgadas manos en su hombro y estiro la otra para tocar al cadáver del gato. - Era mi animal favorito, no podía dejarlo ir tan fácil. - Alejo su mano del gato. - Por eso decidí que lo mejor era preservarlo. - Dijo con tono frio y después retiro su mano de su hombro y se despidió alegremente como si no hubiera mencionado al animal. Pronto, un par de sonidos provenientes del techo lo hicieron sobresaltarse, eran varios quejidos y golpes que resonaban en la vieja madera del techo. Alzo su mirada y se topó que en las tablas del techo había varias rendijas que permitían ver un poco del desván. Camino por la habitación buscando con la mirada algo, hasta que su mirada se topo con un fulgor verde esmeralda, lleno de desesperación y confusión. Desvió su mirada al suelo y con la cabeza gacha salió de la habitación.

...

Nikolái subió por la escalera con un plato de comida en mano, en cuanto estuvo arriba del desván encendió un par de velas y camino al cuerpo tirado encima de un par de sabanas, le quito la mordaza sucia y se dedico a alimentarlo. Cuando estaba por sedarlo nuevamente, el sentimiento de culpa creció y ahí entro una idea que para su ética era lo correcto pero podía arriesgar todo lo que ya habían logrado.

...

Aquí entran ustedes de nuevo!

Le inyecta el sedante (Ir a la parte "Mentis")

No le inyecta el sedante (Ir a la parte "Redemptio")

𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 & 𝑻𝒆𝒂𝒓𝒔 ☯︎ 𝑅𝑎𝑛𝑝𝑜𝑒.ᵃᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora