XX

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Aunque he tratado de evitarlo, no he pasado ni un solo día sin pensar en Dante, desde que se despidió. Sobretodo, antes de dormir. Pienso en lo que voy a decirle si lo encuentro, lo que él va a decirme. Quiero estar preparada para todo. Ahora que solo falta un día, estoy muerta de miedo y a punto de arrepentirme. Jimena y yo pagaremos un servicio de taxi, que nos va a costar carísimo, para llevarnos, esperarnos y traernos. Cuando la operadora preguntó cuánto tiempo debía esperar el conductor Jimena dijo: "aproximadamente media hora! que a mí me parece una eternidad. Luego, debo regresar a casa para alistarme, pues Patricio y sus padres pasarán a recogerme a las ocho en punto. Le dijimos a mi madre y a los padres de Jimena que iríamos al club y mi madre me recomendó usar mucho bloqueador solar para no parecer un camarón en la fiesta. Me da un remordimiento horrible engañarla y sumando los nervios que tengo ya empecé a comerme las uñas.

***

11a.m. El "chofer del papá de Jimena" llegó puntual a recogernos. Teníamos lista la coartada que eran los bolsos con las toallas y los bikinis. Pensé que mi mamá había descubierto todo cuando salió corriendo de la casa haciendo señas de que no nos fuéramos, pero era para alcanzarme el frasco del bloqueador: "¡Burra!, ¡lo primero que te digo!" y se fue gritando que nos cuidemos. Por un momento se nos paró el corazón y los pelos. Nos fuimos.

Si no hubiera sido por que era un taxi seguro, habría pensado que nos estaban secuestrando. No llegábamos nunca. Pasábamos por lugares que nunca había visto. Jimena preguntó como diez veces si ya estábamos cerca. "No, señorita", las diez veces. Hasta el clima había cambiado. En un momento, el taxi empezó a ir más despacio y el conductor, a fijarse en los números de las casas. Me temblaba el estómago.

—Ya sabes qué vas a decirle ¿no?- me preguntó Jimena.

—No. "Hola", supongo...

—¡Ya sé, tonta! ¿Y después?

—No sé, Jimena...

—Bueno, le dices que estás aquí porque también querías estar cerca de él, porque lo necesitas, ¿ok?

—Mejor por qué no se lo dices tú y yo te espero aquí en el auto.

—Ya. Y también le digo que la cobarde que está en apagando el motor.

—La hora cero. Bájate y toca el timbre, Mafi -dijo Jimena.

Si me ponía a pensar en algo y me demoraba un minuto más, nada ni nadie me habría hecho salir de allí, así es que abrí la puerta y caminé rápido sin detenerme ni voltear. Respiré hondo, puse mi dedo sobre el timbre y cerré los ojos. Toqué.

Yo esperaba que alguien preguntara quién era, pero la puerta se abrió inmediatamente. Una señora agitando un biberón dijo:

—¿A quién buscas?

—Buenas noches.. digo... días.. buenos días...

—Buenos días, hija. ¿A quién buscas?

—A... Dante, señora - lerespondí.

—¿Dante? ¿Dante qué?

—Valerde Valancia Velarde... Dante Velarde.

—Dante Velarde...Velarde... - decía la señora agitando el biberón y mirando al vacío- ¡aaaaaaahhhh!

Dante, el hijo de la señora Paula, ¿no?

—No sé, señora... no sé cómo se llama su mamá.

—Sí, sí... ya me acordé, pero él ya no vive aquí.

Enredad@Donde viven las historias. Descúbrelo ahora