Capítulo 7

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Capítulo 7

La tarde prosiguió igual de tranquila, los niños recorrían el jardín, se disfrazaban y cuidaban de los animales. Yo miraba de vez en cuando a los adultos y notaba que la conversación era cada vez más seria, quería saber que pasaba, necesitaba saber cual era el peligro y como proteger a mis niños esta vez. Luego nos fuimos en el atardecer, admirando la puesta de sol que nos acompañó durante todo el camino, Tomelilla me pidió que después de ir a la Hora del Cuento fuera a su casa con Pervinca y que avisara a Babú. Después de cenar acudí a la Hora del Cuento con Pervinca, luego oímos la puerta, Ví abrió y en el puerta, bajo la lluvia, estaba Vainilla y juntas nos dirigimos a casa de los padres de las gemelas. Tocamos en la puerta varias veces hasta que Tomelilla nos abrió y sin decir palabrar nos dirigimos a la Habitación de los Hechizos de Tomelilla. Donde la chimenea estaba encendida y delante del escritorio había dos robustas y cómodas sillas.

-Sobrinas, sentaos – dijo la bruja de la luz con un halo de preocupación y nerviosismo. Las gemelas ocuparon las sillas y Tomelilla se quedó de pie detrás de la mesa mientras yo me acomodaba en un pan recién hecho que la bruja había colocado en su escritorio – Lo que tengo que deciros no es algo de agrado, es más, puede llegar a ser peligroso e infundir terror.

Las gemelas se miraron preocupadas.

-¿A qué te refieres exactamente, tía? - preguntó inquieta Ví - ¿Tiene algo que ver con la tormenta de ayer?- Al ver la cara de Tomelilla, Pervinca dedujo que sí y prosiguió- Yo noté algo siniestro en la oscuridad, algo que se mueve y es cada vez más fuerte.

- Los truenos de anoche brillaban con demasiada intensidad, no parecían normales – declaró Vainilla mientras se acaricia el brazo derecho con la mano izquierda.

-Tienen razón, hablé con Cícero y me dijo lo que temía, esa tormenta no pudo ser prevenida por ninguno de los métodos meteorológicos. Y hoy Mister Berry no paraba de enseñar su lengua azul, solo falta que Prímula tenga su estruendoso hipo.

De lejos comenzaron de nuevo los truenos y relámpagos y la lluvia comenzó aun más fuerte

-Además, tengo la sospecha de la clave para resolverlo vuelve a estar con nosotros. Debéis contarle vuestra historia, cada noche antes de la Hora del Cuento. Y hacerles comprender sus poderes.

Después de aquella conversación pasaron varios día tormenta, hasta que llegó el 30 de octubre, quedaba apenas un días para el cumpleaños de las gemelas, el 31. La calma había llegado por fin al valle, dando un respiro a los habitantes, que consiguieron limpiar el agua de sus hogares y de sus tiendas. El cielo seguía nublado, pero el viento había cesado, aunque yo seguía intranquila, sobretodo desde que Prímula había tenido su famoso hipo. Las gemelas decidieron hacer una pequeña merienda por su cumpleaños invitando a todos sus viejos amigos de la Banda del Capitán y a la familia más cercana. Ambas le dieron las invitaciones a Cynara, Lavanda y Phillipe para que las repartieran, como había hecho Tomelilla tanto años atrás. En la hora del recreo, los niños las repartieron mientras tachaban nombres de la lista que les había dado Ví. Hasta que se acercó Violet Moltar, la hija de Scarlet Pimpernel y Morus Voltar. La hija del actual alcalde era rubia como su madre e igual de contestona e impertinente, pero peor ya que era una bruja de la Oscuridad como su padre y su tío. Crisálida y Violet se llevaban realmente mal, por ello, cuando la vio acercarse...

-¡¡Violet!! - Crisálida miraba impaciente como la chica caminaba a paso rápido hacia ellos.

-¡¡Crisálida!! - exclamó jocosa Violet, se paró justo enfrente del grupo y sacó una tarjetita de uno de los bolsillos de su abrigo azul celeste – Me he enterado de vuestra fiestecita y yo no tengo ninguna invitación

- Siento decirte, Violet, que no estas invitada – respondió Cynara, Violet iba a contesta, pero Phillipe prosiguió.

-Nuestra casa es pequeña por lo que no nos caben todos a cuantos queremos invitar ¿Y de dónde has sacado esa invitación?

-Oh, Cardos Bugle me la ha dado pues el no iba a poder asistir a la fiesta de las madres de los raritos

Crisálida se colocó delante de Violet, que estaba cruzada de brazos. Crisálida comenzó a replicar muy enfadada.

-No me lo puedo creer, ¿Qué les has hecho a Cardos? Estoy segura de que no te la ha dado sin más – mientras Crisálida hablaba se iba elevando del suelo - ¿Y porqué tanto problema con la fiesta? Tú no eres nuestra amiga, eres una metomentodo, eres, eres...

Violet estaba a punto a replicar pero menos mal que entonces apareció Gabe y pude notar como las mejillas de Lavanda se encendían y se volvían a apagar. El mago agarró a Crisálida por los codos y la apartó de Violet y la volvió a colocar en el suelo. La rubia tiró la invitación al suelo y la aplastó con el zapato, dio la media vuelta y se fue

Al día siguiente todos estábamos en casa preparando la merienda, Angélica y Romero ponían el mantel y colocaban las bandejas, Enebro dibujaba unos carteles que ponían “¡¡Feliz cumpleaños!!” Mientras que el resto hacía dulces, bocadillos y chocolate caliente, a las cinco comenzaron a llegar algunos invitados, pero pronto comenzó a llover. Yo y Tomelilla mirábamos por la ventana preocupadas, mientras el resto se sentaba junto a la chimenea y se calentaba tomando un chocolate caliente. Entonces la puerta retumbó, Tomelilla abrió la puerta y una figura oscura con capucha interrumpió en la sala, se dejó ver la cara era Duff y su cara era de todo menos de alegría y regocijo por el cumpleaños de las gemelas.

-¿Qué ha pasado? - preguntó preocupado Grisam mirando de reojo a Tomelilla, a quién le había quitado las palabras de la boca

- Están desapareciendo. Flox, Hortensia, Lilium y varios más.

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