El día comenzó con la monotonía de los quehaceres de costumbre, la mañana transcurrió un poco lenta y desdeñada, con la esperanza, en mi cabeza, de que algo distinto pasara.
Sonó mi teléfono celular y era él, ese que puede estremecer tus sentidos con tan solo escribir unas palabras, y él que te deja sin aliento al escuchar su voz.
Esto inicia unas de semanas antes donde solo el deseo se hacía presente y las oscuras perversidades de una persona pueden aflorar con solo leer una entre líneas, a medida que la conversación fluía, todo tomaba su sentido.
Horas de conversación conllevan al descubrimiento la planificación de cada momento. Luego de hablarlo durante días llega el momento de vernos cara a cara, luego de una espera larga para poder tenerlo en frente para al menos poder verle y hablarle, y quizás poder sentir el aliento de su voz cerca de mí, un sábado de marzo, por la mañana todo se dio casi a la perfección
-quieres venir hoy- en ese momento mi corazón da un vuelco al límite que casa sufro una arritmia cardiaca.
-claro, a qué hora???- sin espera, deseoso de una respuesta.
-en la tarde-
- perfeco rey me avisas-
Asi la conversación transcurre natural como siempre hasta hacerse la tarde
-papi lo dejaremos para mañana temprano. Me pareja anda dando muchas vueltas y no ha saldo aun y ya es tarde- estas palabras me deprimieron un tonto pero no demasiado porque aún había un mañana.
-ok, bebe está bien-
