Cuarenta y dos dias después.

109 10 0
                                    

Inmersa en su oscuridad se limitaba a sentir.
Sentir cómo cada parte de su organismo le echada de menos.
Sentir cómo cada célula se alimentaba en su nombre.
Cómo cada sístole, cada diástole, eres impulsadas por su recuerdo.
Y allí, perdida en sí misma, su cuerpo le preguntó por él.
Y allí, más oscura que nunca,
No supo qué responder.

InsomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora