Una eternidad después

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Estaba despierta
Pero ausente.
Su mente no se encontraba en la triste y lejana realidad
Su mente se encontraba con él.
Pensaba en su olor,
en cómo le recodaba al sonido de la lluvia antes de caer;
una vez que lo sentías
añorarías cada detalle en los meses de sequía.
Pensaba en su voz
ronca y suave a la vez,
como algo precioso que daba paso a algo inimaginablemente tranquilizador y acogedor.
Pensaba en su mirada,
la cual le recordaba que al final del arco iris no hay nada
excepto lo que tú quieres que haya.
Y ahí estaba él.
Y ahí estaría.
Al final de una realidad triste y desesperanzadora
siempre le quedaría el tacto de su piel
Que hacía de sus poros
destellasen la luz de la cual
la gris realidad carecia.

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