OTOÑO

La búsqueda

Como una estrella, esa es la distancian, cantidad de tiempo que anhelo por ella...

Aún que estemos lejos, aún que nos separemos, yo te llevo dentro. Mi fervor y la llama de ardiente fuego nunca se apagara... nunca morirá.

Que en mí, tu mirada se mantenga, tu voz me cante cuando ya no pueda. Cuando ya no me queden fuerzas... deseo que en mi permanezcas, hasta el día que yo muera.

Muchas gracias mi amada, aun no te vayas...

Espérame que voy encamino, eres simplemente mi sueño, mi añoro, mi deseo que tanto quiero... las gotas de lluvia las veo caer, una a una, esperando verte otra vez. Mi alma se desgarra al faltar tan poco tiempo, al estar casi cerca de ti, mis fuerzas se esfuman, mi corazón empieza a latir más rápido y más fuerte, ya casi llego a mi estrella, el camino por este bosque de otoño, por el fin casi de la luz... ¿Escuchas mis pasos mi amada? ¿Escuchas los rápidos latidos de mi corazón? Mi alma corre por ti. La niebla empieza a surgir, mis pies con los suyos ya no están tan lejos, mi amada, la luz ya no está, el sol ya se marchó y las hojas de los árboles de otoño se volvieron gris y sin luz ¡Corro aún más aprisa! doblando por aquel viejo cedro, me encuentro... ya no estas...

Cabizbajo Ódi -Mi amada... ¿Dónde estás? ¿Qué camino tomaste para no poder esperarme? Si aún estas ahí, si aún puedes escucharme... que hice mal, dímelo antes ¡No te marches!

Él la buscaba en aquel lugar que diez años atrás se miraron, desde muy jóvenes, habían quedado con reunirse por última vez ya que pronto ella sería una mujer y si no llegaba debía marcharse.

Ódi regresaba de un largo viaje, había atravesado montaña tras montaña, río tras río, con el anhelo dentro de él de reencontrarse con su amada por última vez. Él ya tenía las agallas de ponerle en su mano derecha aquel precioso anillo que había obtenido a lo de viajes tras viajes por diversos lugares. Solo deseaba guardarlo para dárselo a ella, quien sabía que era digna y capaz de valorar

Por Poemas del Alma.